-Esta -dijo el Alto, Oscuro, y Repugnante a las quince o más personas allí reunidas-, es mi futura esposa, Jeannette Lawrence. -Señora -dijo la pequeña muchedumbre con una respetuosa armonía. Jeannie abrió su boca para decirles exactamente lo que pensaba -lo de ser su futura-, pero el muy bastardo le dio un golpecito para llamarle la atención. -Ella está aquí completamente contra su voluntad -continuó él-, y por eso no esta muy feliz. También está embarazada de mí... La muchedumbre emitió un ahogado grito de felicidad. -... y tampoco esta feliz por eso. Ocurrió, como algunos de vosotros probablemente habéis adivinado, durante la última luna llena. Cabezadas de asentimiento. Miradas comprensivas. Ella mordió su lengua, con fuerza, para evitar chillar por la vergonzosa rabia que sentía. -Por tanto, será algo grosera, tirara cosas, y hará todo lo posible por escaparse -él continuó tranquilamente, como si ella no estuviera de pie, pegada a su codo, escuchando cada palabra-. No entiende su vulnerabilidad y no puede apreciar su delicado estado. Y tampoco os agradecerá a ninguno que se lo indiquéis. -hizo una pausa-. Tened paciencia con ella. Jeannie puso sus ojos en blanco. En el borde del gentío, una menuda y rubia mujer le guiño el ojo traviesamente. -Moira, ¿podrías mostrarle a Jeannie sus habitaciones? La pequeña rubia asintió y avanzando inmediatamente. El Psicópata se dio la vuelta y le preguntó con ridícula cortesía. -¿Tienes alguna pregunta, Jeannie? -Sólo una. -Ella hizo una pausa. Él esperó, el gentío esperó, con expectación.-. ¿Cómo diablos te llamas? ¡Gol! Él enrojeció un poco, y hubo algunas risitas disimuladas entre el gentío. Moira se rió tontamente, y rápidamente ahogo el sonido cuando él le echó una mirada con un ceño fruncido. -Ah... es cierto, nunca tuvimos tiempo para eso, ¿verdad? Es Michael. Michael Wyndham. -Genial -dijo ella, sin sorprenderse. Después del mes que había tenido, nada podría sorprenderla. Los Wyndhams controlaban un vasto Imperio de navegación y eran presuntamente más ricos que Dios. El padre de su hijo poseía el alto edificio donde ella había tomado el aciago ascensor, probablemente también poseía la revista para la que trabajaba. Eso se figuraba. -Psicópata y rico. -Tengo tanto miedo -dijo él con una sonrisa insufriblemente sexy. Ella aparto la mirada, disgustada. Moira la condujo fuera del patio, de la asombrosa mansión que había vislumbrado desde el RV. Después de su última confrontación con el Alto, Oscuro, y Wyndham, había llorado hasta dormirse. Y cuando se despertó, se habían detenido en la casa solariega más hermosa que hubiera visto alguna vez. Había estado tan pasmada por el tamaño y la majestuosidad de la casa, que no había dicho palabra cuando Michael la llevó suavemente fuera del RV y la presento al personal de la casa, el pelirrojo (cuyo nombre era Jon); el rubio (que se había presentado a sí mimo como Derik) le habían asegurado, que todos compartían con Michael su «alucinación». Ella estaba tan impresionada por la mansión que estaba pegada al océano, apenas podía preocuparse de ser mantenida presa por quince personas tan locas como el mismo Wyndham. La auténtica ansiedad vendría, no-tenia ninguna duda, con el tiempo. Tan pronto como su conmoción y sorpresa se esfumaran. Entonces movería hasta el infierno hasta que pagara. Luego haría... -Espero que llegue a querer este lugar -decía Moira, mientras la conducía por la casa donde se rodó Lo que el viento se llevo, es decir, la copia exacta de los Doce Robles-. Hemos estado esperándola durante mucho tiempo. -¿Esperándome? -Para que nuestro líder tomará a su compañera -explicó Moira. Una rubia encantadora y delicada con ojos azul cielo, y una piel tan pálida que era casi translúcida. Ella era diminuta; casi una cabeza más pequeña que Jeannie, y la misma Jeannie media metro cincuenta y cinco-. Él necesita un heredero. Solo es algo desafortunado que... -Su voz fue disminuyendo, aparentemente avergonzada. -No sabes como de desafortunado -dijo Jeannie con sequedad-. Mira, Moira, supongo que no hay ninguna posibilidad de que me ayudes... -Ni me lo pregunte, señora -dijo ella firmemente-. Moriría por Michael. Cualquiera de nosotros. -En otras palabras, que no gaste saliva, preguntando a alguien más para intentar salir de esta cárcel -terminó. -Su «cárcel», señora -dijo Moira con una sonrisa, abriendo un juego de puertas de caoba. Jeannie camino por la habitación más hermosa que ella hubiera visto alguna vez... con suelos de reluciente madera, con exuberantes alfombras, con una chimenea lo suficiente grande como para asar dos cerdos, y varias puertas. ¡Y la cama! Una monstruosidad extra-grande, lo suficiente grande para que durmieran cómodamente una familia de seis miembros. -El cuarto de baño, armario, otro armario, balcón -decía Moira, abriendo todas las puertas. -¡Espera! -dijo Jeannie, mirándola fijamente, con los ojos abiertos de par en par. Moira se rió tontamente otra vez-. Bien, vale, el lugar ocupa una posición alta en mi Lista de los Diez Sitios Para Ser Mantenida Presa. Pero esto inspira poco confianza, sabes. -¿Hmmmm? -dijo Moira, abriendo la cama. -Ser mantenida aquí contra mi voluntad -le recordó Jeannie con impaciencia. Esperando que Moira sé sonrojarse, reconociera su culpa, que hiciera algo... algo además de encogerse de hombros y mirarla indiferente, diablos. Entonces un pensamiento la golpeó, y preguntó bruscamente- ¿Dónde duerme Wyndham? -En la habitación contigua -dijo ella simplemente. -¡Sobre mi cadáver! -Eso tendrá que hablarlo con él, señora. -¡Y para de llamarme señora! ¡No tengo noventa años! -Como desee, mi señora. -¡Fuera! -siseo ella, y para su alivio y sorpresa, Moira obedeció inmediatamente. Jeannie se lanzó sobre la cama, envolviéndose inmediatamente con el edredón. Se sentía demasiado enojada para llorar otra vez, lo cual era un alivio... ya que había llorado en exceso últimamente. ¡Ahora era el momento de la acción! -¿Deseas algo de comer antes de tratar de escapar? Era Wyndham, había introducido su cabeza por la puerta que conectaba indudablemente su habitación con la suya. Como le gustaría golpearle al cerrar la puerta, observar como se le salían los ojos de sus orbitas cuando le rompía el cuello. Ella le fulminó con la mirada desde su cama. -Quiero irme a casa. -Sí, lo sé. -¡Ahora! -Lo siento. Ella se puso a cuatro patas sobre la cama, tambaleándose hasta quedar sobre sus rodillas sobre los dibujos del edredón. Su boca tembló mientras luchaba por obtener el control de sí misma. -Wyndham, lo digo por última vez: No me quedaré aquí contigo. No tendré nada que ver contigo. Eres un criminal y un burro, resumiendo un miserable. -No tienes miedo -dijo él con un suspiro satisfecho-. Sabía que no lo tendrías. -Que no se te suba a la cabeza. Estoy demasiado enojada para tener miedo. Escucha, cabeza de chorlito: va a haber monstruosas repercusiones si tratas de mantenerme aquí. Estamos hablando de huesos rotos e incursiones del FBI. Estaré fuera de aquí en un segundo si se presenta la oportunidad. Él realmente pareció alarmado... ¿Seria ante la posibilidad de perder su juguete sexual? ¿O por una razón más profunda? Entonces su expresión se aclaró. -Habrá consecuencias si tratas de escaparte -dijo él simplemente, avanzando uno pasos por la habitación y suavemente cerrando la puerta contigua. Había cambiado su traje por unos pantalones cortos caqui y una camiseta blanca, y si era posible, estaba más de rechupete con la ropa informal, mostrando sutilmente los músculos de sus piernas y su tórax. Él estaba tan ridículamente bronceado, ridículamente hermoso-. ¿Vas a tratar de escaparte pronto? -preguntó él, como si preguntara sobre la temperatura de la habitación. -Tú...Tú...-farfulló ella ante su absurda pregunta-. Se supone que tú no quieres que me escape. -No escaparas. Te atraparemos. No quiero que te marches... es peligroso. Además, como antes te lo advertí, habrá consecuencias si lo intentas y te escapas. -¿Qué consecuencias? -preguntó ella, pero tenía el presentimiento de que ya lo sabia. Su mirada estaba nivelada. -Consecuencias como las del ascensor. Su boca se quedo seca, justo cuando su corazón se desbocaba. -Pide ayuda, Wyndham. Tan rápidamente como sea posible. -¿Crees que estoy contento con este panorama? -¡Sí! Creo que estas muy contento -dijo ella amargamente. El holgazán realmente pareció herido. No podía creer que fuera tan sencillo. -Es la única manera en la que puedo pensar para impedirte que trates de marcharte -él suspiró- ,ya que no me crees cuando te digo sobre el peligro. Él caminó hacia la cama, haciéndola bajar sus ojos. Tendría que haber sido ciega para no ver el hambre que había en su mirada. -No te mentiré... una parte de mí quiere que lo intentes y que escapes - aclaró él-. No me entiendas mal... Lamentos las circunstancias que te trajeron aquí. Y lamento que no te guste mi casa. -Nunca dije que no me gustaba tu casa -le interrumpió ella bruscamente. -Pero sí tratas de escaparte, como si tratas de hacerme daño otra vez, entonces te tomaré sin sentir nada de culpa. -Tú... -Apenas puedo estar de pie tan cerca de ti sin tocarte -dijo él, y por un momento pudo ver el dolor y el ansia que había en su mirada, por lo que aparto la mirada-. Tenerte durmiendo a sólo unos metros de mí me va a llevar a la locura. Pero no te tomaré otra vez por la fuerza, Jeannie... excepto claro si hay un factor disuasivo. Porque -añadió él tristemente-, por mucho que anhele tu tacto, sé que no puedes soportar estar cerca de mí, que me desprecias. Así que tener relaciones sexuales aliviaría mi hambre mientras te castigara. -Se dio la vuelta-. Deseo que pudiera ser diferente entre nosotros -dijo sin darse la vuelta-. Daría cualquier cosa por que todo fuera diferente. -¿Sabes por lo que yo daría cualquier cosa? -preguntó ella dulcemente, buscando a tientas detrás de ella para lanzarle algo, y descubriendo nada más mortal que una almohada. Él se rió en ese momento, dejando la habitación. La almohada solo golpeo la puerta, cayendo sobre el suelo con un golpe seco.
Hola espero les guste este capitulo. Voten y comenten porfiss :))
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Prisionera del amor
RandomAtrapada en un ascensor, Jeannie Lawrence no estaba dispuesta a experimentar el placer a manos de Michael Wyndham. Nunca esperó que ese hombre diabólicamente apuesto volviera a aparecer en su vida, ¡o que resultara ser un hombre lobo! ¿Aceptará ella...