Ya que Wyndham, el cretino sádico, jadeaba al pensar en su fuga, y ya que había puesto sobre aviso a la casa de que ella era un huésped no dispuesta, Jeannie decidió quedarse un rato, con tal de que su situación no cambiara (léase: Wyndham no había decidido que ella estaba en celo otra vez, o Moira no añadió en su leche cristales rotos). Así que tomó el almuerzo con Wyndham y su personal, que eran obviamente más amigos que empleados, en un comedor que tenía más ventanas que un solarium. La luz del sol salpicada a través de la mesa y brillaba en los suelos de madera dorados. Se sentó en el comedor más fino que hubiese visto alguna vez y había comentado sobre cuan delicioso estaba todo lo probado. Ellos habían estado mirándola con expectación, y parecieron decepcionados cuando no lanzó cosas o saltó a través de la mesa por las puertas francesas que conducían a la playa. -¿Cuándo supo que esperaba al niño de nuestro líder? -preguntó Derik, deslizando la panera hacia ella. Ella se ayudó con otro pedazo de tomate secado por el sol y pan de albahaca y miró su reloj. -Aproximadamente seis horas y catorce minutos. Wyndham alzó la vista de su sopa. -¿Te has hecho una de esas pruebas en casa? ¿No has visto a un doctor? -Tenía una cita para esta tarde. Que perdí. Adivina por qué, Rey Psico. Él permaneció tranquilo, aunque vio que algunos del personal escondían sonrisas. -Bien, entonces, necesitas un doctor. Moira, procúraselo. -Él echó un vistazo a Jeannie con un ceño fruncido, luego añadió-, un médico femenino, por favor. -Sí, señor. -Cómo, ¿hay muchos doctores hombre lobo para elegir? -Jeannie interrumpió sarcásticamente-. Qué, ¿Teneis un listín telefónico? -Cuando los demás se rieron, tuvo un pensamiento repentino-. Ah, ¿tendremos que ir a la ciudad para eso? Derik, sentado a la izquierda de Wyndham (ella estaba a su derecha), se rió disimuladamente. -Buen intento. El doctor vendrá aquí. -Bien, que perfecto para él. -Ella -Michael corrigió bruscamente. Jeannie levantó sus cejas, no dijo nada, y comió su pollo. Wyndham estaba celoso ¿De un doctor masculino? Ridículo. De todos modos, podría ser un botón práctico que empujar. Archivó el pensamiento. -¿Está enfadada porque piensa que estamos todos locos, o porque está aquí contra su voluntad? -Jon preguntó con curiosidad. -No pienso que sea una pregunta justa -dijo Michael con reproche. -Sí, quiero decir, tengo tantos motivos para estar furiosa con todos vosotros, ¿cómo puedo escoger sólo uno? -Quise decir -dijo Jon, aclarando un poco-, dentro de tres días será luna llena. Y podrá mirar como algunos de nosotros cambiamos, o incluso a uno de nosotros cambiando, y luego no pensará más que estamos locos, ¿así podría ser más fácil aceptarnos ya que estaría bien para usted? Ella realmente pudo sentir como el color huía de su cara, podría sentir el temblor en sus manos. Dejó caer la cuchara en su sopa y huyó la mesa, corrió y corrió, hacia sus cuartos. Michael la alcanzó en la escalera. Ella se soltó y siguió corriendo. Nunca captando una indirecta, la siguió a su dormitorio. -¿La luna llena? -ella preguntó, odiando la nota chillona, nerviosa de su voz. Él cerró la puerta para asegurar un poco de intimidad; ella apenas lo notó-. ¿La luna llena otra vez? ¡No puedo pasar por eso nuevamente! ¡No puedo pasar por aquella locura contigo otra vez! ¡No me toques! Él había avanzado hacia ella, no haciendo caso de su chillido y la tiró, luchando, en un abrazo firme. -Está bien -dijo en su pelo-. Yo había planeado dejar las tierras cuando mi cambio viniera. No te habría forzado otra vez. Te prometí que no te forzaría, excepto como castigo. -¿Qué buena es una promesa tuya? -ella se ahogó, descansando su frente contra su hombro. Él olía tan bien. Era tan consolador como irritante. -Te he hecho muchas cosas, Jeannie, pero ¿cuándo he roto una promesa? Ella se encogió de hombros hoscamente. Entonces se reforzó, recordando. Ella se echó hacia atrás para mirarlo. -Pero ¿y los demás? Todos piensan que son hombres lobos, también, todos...
-No tienes nada que temer de las hembras, porque como mi compañera, eres la hembra alfa. No, escucha, Jeannie... si esto es una ilusión, al menos tenemos que seguir las mismas reglas, ¿verdad? Y los machos, no van a poder tocarte sin mi permiso. -Su voz se endureció-. Y no lo daré. Nunca. Así que no tienes nada que temer. Ella se ahogó en una risa. -De verdad que no -dijo él, presionando un beso caliente en su frente-. Ahora vuelve y finaliza tu almuerzo. No quieres privar al bebé de comida, ¿cierto? -No -suspiró. Ella le echó un vistazo otra vez; él había puesto un brazo alrededor de su hombro y la conducía hacia la puerta, de regreso al comedor. Un pensamiento la golpeó un poco tarde, pero su proceso de pensamiento estaba siendo continuamente frustrado por shock sobre shock-. ¿Qué piensas? ¿Sobre que estoy embarazado, quiero decir? No he tenido la oportunidad de preguntártelo. No, es que me preocupe -añadió deprisa. -Estoy conmovido -dijo simplemente, dándole una sonrisa calurosa. Él se inclinó cerca y ella intuyó que él quería muchísimo besarla. ¿Alguna preocupación tardía por sus sentimientos lo contuvo?-. Me encantan los niños. La manada necesita la continuidad de la sucesión. Y consigo tenerte ahora, ¿verdad? Su voz terminó en una nota de broma, pero ella no se sintió divertida. -Por un minuto, casi me gustabas -dijo regularmente, apartando su brazo-. Gracias por devolverme la pelota. En la mesa del comedor, otra persona que creía ser hombre lobo todavía fulminaba con la mirada a Jon, que estaba miserablemente avergonzado. -De verdad lo siento -dijo él inmediatamente al ver Jeannie-. No debería haberle recordado sobre la luna llena. Olvidé que... -Él hizo una pausa, echó un vistazo a Michael, y se sonrojó más-. No tengo ninguna excusa. Soy así lo si... -Por favor contente -dijo ella, poniendo los ojos en blanco y recostándose-. Soy yo quién debería pedir perdón. Puedo asegurarte que esta no es mi forma de ser habitual, dejar caer los cubiertos y huir hacia el dormitorio cuando la palabra «luna» es introducida en la conversación. Los demás se rieron, Michael más embarazoso que cualquiera. Jon se rió de ella con verdadera gratitud. Y Derik le sirvió otra pechuga de pollo en su plato.
Es corto prometo que el otro sera mas largo :)
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Prisionera del amor
De TodoAtrapada en un ascensor, Jeannie Lawrence no estaba dispuesta a experimentar el placer a manos de Michael Wyndham. Nunca esperó que ese hombre diabólicamente apuesto volviera a aparecer en su vida, ¡o que resultara ser un hombre lobo! ¿Aceptará ella...