¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
༻⟥·────·𖥸·᪥·𖥸·────·⟤༺
Un azabache hizo resonar el fuerte golpe que dio al cerrar la puerta por aquella casa. Yeonjun frunció su ceño frustrado, ¿qué culpa tenía él de que su acompañante la tuviera chica? Exacto, ninguno. Sólo se lo echó en cara, y el muy desagradecido se marchó furioso.
Ahora padecía un problema, y tenía que solucionarlo él solito. Se tumbó boca arriba y colocó uno de sus brazos por encima de sus ojos. Con su diestra envolvió su falo, haciéndole gemir por lo extremadamente sensible que se encontraba.
Su mano se movió en pausados sube y baja, constantes suspiros robados por su propio auto placer. Su cuerpo se retorcía, sus piernas sufrían espasmos y los dedos de sus pies se encogían.
Cuando estaba a punto de llegar al orgasmo, la puerta de su habitación se abrió. No se dio cuenta de ese importante dato, así acabó corriéndose sobre su abdomen. Suspiró con alivio, sintiendo su corazón retumbar en su cabeza.
Cuando hubo racionalizado la situación, apartó su brazo con brusquedad y se incorporó, con su abdomen pegajoso por la corrida. Sus ojos se conectaron con los de un castaño de alta estatura. Este llevaba una bolsa de grandes dimensiones en su mano.
Las mejillas del intruso se pusieron tan rojas, que se podría confundir con la fruta tomate. Yeonjun no sabía qué hacer, su cuerpo aún desnudo sobre las sábanas estaba completamente paralizado.
¿Qué?
Cuando logró analizar al situación en la que se encontraba, pudo percibir como aquel sujeto tragaba saliva con algo de dificultad.
ㅡY-yo... ㅡtartamudeó y salió de la habitación con un portazo tras su espalda.
Yeonjun quería que la Tierra se lo tragase y lo escupidera en la Patagonia. ¿En serio no había escuchado la puerta? ¡Ahora aquel chico le había visto con su Manuela! ¿Y si se lo contaba a alguien?
¡No podía permitirse eso! ¡Y mucho menos que él tuviera esa primera impresión sobre él! Así que acabó por limpiarse con unas toallitas húmedas que luego desechó a la papelera. Se vistió una camiseta holgada, unos pantalones negros rasgados y en sus pies unas cómodas zapatillas de casa.
Arregló minimalistamente su aspecto y se mentalizó. Esperaba que el chico hubiera huido espantado por la imagen de él masturbándose, mas para su sorpresa, estaba sentado a la mesa de la cocina con su rostro escondido entre sus manos.
Yeonjun carraspeó y el castaño asustado volteó su rostro, volviéndose inmediatamente rojo de nuevo. Sus ojos brillaron indescriptiblemente y Yeonjun sintió los nervios aflorar en la boca de su estómago.
ㅡY-yo n-n-no. ㅡvolvió a hablar aquel alto chico. Sus palabras eran muy entrecortadas, no lograba completar una frase correctamenteㅡ. F-fue sin q-que-querer...
ㅡNo pasa nada, sólo... No se lo digas a nadie... Por favor ㅡy aquel castaño asintió.
¿Cómo un hombre con ese aspecto tan masculino, podía ser tan tímido y sumiso? Yeonjun no lo entendía. Se hizo a un lado y con un ademán, le dijo al castaño que podía entrar en la habitación.
Antes de que pudiera ingresar en aquella zona de la pequeña casa, Yeonjun agarró su brazo, y como consecuencia el castaño se giró en su dirección, con las mejillas aún muy rojas.
ㅡ¿Cuál es tu nombre? ㅡpreguntó el peli-rosa.
ㅡCh-Choi S-Soobin.
ㅡ¿Choi Soobin? ㅡreafirmó, recibiendo un asentimiento tímido por parte de Choi. Yeonjun soltó su brazo y le dio una adorable sonrisa, dejando que aquel chico se instalase.
༻⟥·────·𖥸·᪥·𖥸·────·⟤༺
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
