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Yeonjun se despidió de su amigo, aludiendo que quería buscar a Choi para preguntarle si estaba bien. En cierto modo sabía lo que era tener que soportar las burlas pesadas de Hyunjin. Seguro se sentiría horrible.
Sus pies lo movían por todos los pasillos, haciéndole inspeccionar con la mirada cada recóndito rincón de aquella Universidad. Finalmente y después de una ardua búsqueda, logró toparse con el castaño, quién estaba sentado con los ojos cerrados en el pasto a la sombra de el gran roble.
Yeonjun con cautela se acercó, siendo su intención preguntarle al chico si se encontraba correctamente y si Hyunjin se había pasado de listo con él.
Se sentó a su lado. Sus pequeños ojos percibieron como los luceros de Choi comenzaban a relucir, señal de que los había abierto.
ㅡ¿Estás bien? ㅡel castaño pasó saliva con dificultadㅡ. ¿Te hiciste daño? Debió de ser una fuerte caída.
ㅡE-estoy bi-bien, no t-te preoc-cupes ㅡse excusó sonrojado hasta las orejas. ¿En serio? Dios, deseaba con todas sus fuerzas que se olvidara de esa imagen de él masturbándose.
ㅡSoobin, no... Por favor, olvida lo que pasó ayer... Me da no sé qué que estés tímido por ello, ¿sí? A mí me avergüenza mucho que tengas esa imagen de mí...
ㅡ¿Q-qué? ㅡdijo sorprendidoㅡ. Y-yo... N-no es eso, es que... So-soy tímido ㅡy sus mejillas se volvieron a teñir de rojo.
¡¿CÓMO ALGUIEN PODÍA SER TAN JODIDAMENTE ADORABLE?!
ㅡOh... Es por eso, está bien, no te preocupes. De todas formas, ¿te encuentras bien por lo de Hyunjin?
ㅡPor supuesto, n-no hay problema ㅡy una sonrisa se asomó en sus labios, siendo una muy linda para el peli-rosa, quién también sonrió desmesuradamente.
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