Capítulo 11: "Cenicienta y el lobo"

1.2K 39 6
                                    

Que día tan terrible…

Solo había dormido cuatro horas por culpa de mi “querida amiga” Samantha Lodge.

Ahora estaba trabajando en recepción, con un terrible dolor de cabeza y dándole una sonrisa a cualquiera de los tipos extraños y nerds que se me acercaban mas de la cuenta.

Asco.

Y uno acababa de escupirme en la cara al pedir “El ssssseñor de los anillosssss”

Doble asco.

No tenía nada en contra del libro. Era su estúpida forma de hablar estilo “llama escupe caras”.

Que bueno que hoy trabajaba solo de mañana y salía a las doce del mediodía para irme a almorzar con Sam.

Era casi hora de salida y estaba sorbiendo mi café mañanero preparado por Katty cuando una mano se posó fuertemente sobre el mostrador haciéndome atragantarme con un poco de café.

Tosí un par de veces.

Levanté mi vista y me fije en la cara burlona de Andrew…

Lo había hecho a propósito.

-          Gracias… -refunfuñé- ¿Qué quieres?

-          ¿Así tratas a los clientes? –me dirigió una mirada engreída-

-          Así trato a los “clientes especiales” –sonreí- Ahora… ¿Qué quieres?

-          Vine por dos cosas: Primero necesito pagar la cuota para usar la impresora… -dijo extendiéndome un par de billetes-

-          ¿Y la otra? –recibí el dinero he ingrese la cantidad, para notificar a la impresora cuanto era lo que iba a ocupar-

-          Vine a decirte que te pasaré a buscar un poco más temprano… Cerca de las diez estaré en tu departamento…

-          Aún no he dicho que saldré contigo. -alcé una ceja-

-          No espero que me respondas, sé que lo harás. –sonrió de forma coqueta- Sé que no te resistes a mis encantos. –me guiñó un ojo-

-          El problema es que aún no te encuentro encanto. –le respondí la broma- Ahora… ¿Puedes hacer lo tuyo? Hay personas esperando detrás de ti…

Andrew se giró y vio a un par de chicos que lo miraban amenazantes. Obviamente estaban allí desde hace un rato.

-          Ok… Yo haré lo mío, tu has lo tuyo… Y cuando quieras podemos hacer lo nuestro… -me guiñó un ojo- Tu me entiendes.

-          El siguiente por favor… -le hice caso omiso a su broma-

El solo sonrió y se retiró.

Lo vi de reojo mientras se dirigía a la impresora.

Usaba jeans sueltos, una polera gris con gorro y unas zapatillas de lona. Además de su mochila en la que suponía que traía su portátil y alguna que otra cosa.

Un Maldito SeductorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora