Capítulo 28: "Nieve, sorpresas y un niño arrogante"

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Sus iris gris celeste vagaban de un lado a otro, desde mí... Josh... e Irene.

¿Estaba asustado?

Ni que fuera su amante... ¿O si lo era?

¡¿Qué diablos estaba ocurriendo?!

Josh y yo habíamos acabado de comprar lo necesario dentro de nuestra lista para la fiesta de Shonne. Y –como si fuera una cámara oculta- me encuentro a Andrew junto a Irene, mientras esta sollozaba a su lado.

Lo único que logré escuchar fue un "¿Puedes entender? Te Amo, te amo..."

Fue como un vaso de agua fría sobre mi cabeza.

- Lyann... -abrió la boca una incrédula Irene, extrañada con los ojos llenos de lágrimas, percatándose de mí presencia, -

Estoy segura que esto era culpa suya. Ya habían pasado demasiadas cosas por su culpa.

Tome aire y volví a dirigirme a Andrew.

- ¿Vas a decir algo? –me crucé de brazos sin dejar de sostener nuestras compras- Te escucharé antes de abrir la boca.

- Solo... No es lo que parece. –dijo soltando las manos de Irene que estaban apoyadas en su regazo-

- Ok... -respiré profundo, intentando no explotar en el intento- Entonces ¿Qué es?

- Andrew estaba ayudándome a encontrar al padre de mi hijo. –soltó Irene-

Yo abrí y volví a cerrar la boca, muda.

¿Qué estaban haciendo qué?

¿Desde cuándo seguían así? ¿Andrew seguía ayudándola? Entiendo el porqué, pero no me agradaba mucho la idea.

- Él ya me ayudo lo suficiente. –siguió Irene- Solo le causo más problemas... –se levantó con intención de alejarse-

- Irene quería hablar con Ronald para averiguarlo, pero... Ya sabemos quién es. –habló Andrew colocándose de pie junto a Irene- Solo buscaba ayudar... Está bien si te molestas...

- ¿O sea... Esto está resuelto? –pregunté incrédula dejando que mis brazos cayeran a mis costados-

- Sí, eso creo... -respondió Irene, secándose las lágrimas con el borde de su blusa- Esto es un desastre... -dijo mirándola, mientras esta se manchaba de rímel negro-

Diablos. No podía ser tan cruel.

Tomé una de las servilletas que habíamos comprado con Josh y se la ofrecí. Ella me miró apenada y la recibió agradecida.

Estaba embarazada, acababa de descubrir quién era el padre del pequeño en su vientre, estaba destrozada y un desconocido Josh la estaba observando.

No, no podía ser tan cruel. Después de todo lo que había sucedido.

- ¡Andrew! –sentí un llamado a la distancia-

Me giré para observar una silueta conocida dirigiéndose a nosotros.

Ronald vestía una camisa negra bajo una chaqueta color gris y unos jeans oscuros. Llevaba el mismo peinado con el que lo conocí.

Se detuvo, agitado frente a nosotros y con las manos sobre sus rodillas; pareciese haber corrido una buena distancia antes de encontrarnos... Se veía preocupado.

Pasó de Josh y de mí como si nos hubiésemos desvanecido en el aire, su mirada estaba dirigida directamente a Irene, quien, apenas Ronald se acercó a ella, desvió la mirada.

Un Maldito SeductorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora