Capítulo 8: "El 20 de cada mes"

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Estaba tan angustiada que cuando llegue al departamento, fui directo a mi cuarto y me encerré en él.

Me recosté sobre la cama y abracé a mi almohada en posición fetal. No quería llorar, pero si quería cerrar los ojos y olvidarme de todo lo que había pasado hoy.

Olvidarme de Andrew y de lo que posiblemente estaba comenzando a sentir por él, y antes de que comenzara, decidí por que no lo hiciera nunca.

-          ¡Lyann! –escuché la voz de Sam tras la puerta de mi habitación- ¡Lyann! ¡Hermosa sal de ahí! ¿Quieres?

-          ¡No te preocupes por mí, estoy bien! –abracé mas a mi almohada-

-          ¿Estas llorando? –dijo ella-

-          No, tampoco lo voy a hacer.

-          Por favor… Abre la puerta. –suplicó-

Finalmente me compadecí de Sam y la dejé entrar a mi habitación.

-          Lo siento tanto… -comenzó a decir ella- Es mi culpa que estés así. Después de todo yo fui la que te obligó a ir.

-          No es tu culpa. Además, gracias a ti abrí los ojos y me di cuenta de que Andrew solo jugaba conmigo.

-          Entonces ¿La viste? ¿A esa tal Verónica? –se sentó en mi cama-

-          Si –asentí con la almohada- Y estaban juntos… Ella estaba en su departamento, era tan obvio de que eran novios. ¡Soy tan tonta Sam! ¡Casi lo dejo que me bese, en frente de su novia!

-          ¿Iba a besarte?

Me senté en la orilla de la cama a su lado. A Sam no le gustaba que le hablaran si no la veían a la cara.

-          Si, o eso creo yo… -suspiré- Tal vez solo intentaba jugar conmigo.

-          ¡Bien! ¡De ahora en adelante, antes de que te propongas a salir con un chico tendrá que pasar primero por mi aprobación! –se colocó una mano en el pecho- Ahora no quiero que pienses más en eso y quiero que mañana te levantes con una hermosa sonrisa ¿De acuerdo?

-          Ok –sonreí- Sam… ¿Qué día es mañana? –dije recordando algo realmente importante-

-          Miércoles 20 –dijo ella- ¡Oh, mañana es 20!  ¿Quieres que cubra tu turno?

-          Por favor.

-          No te preocupes, déjamelo a mí y tú ve tranquila. Ahora descansa.

-          Gracias Sam –sonreí-

-          No hay de que preciosa –me guiño el ojo derecho y salió de la habitación-

Un Maldito SeductorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora