Capítulo 22: "Un segundo de tranquilidad"

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Por unos segundos me quedé a su lado, con mi nariz sobre su cabello que olía a caramelo, no me apartó, pero solo por ese par de segundos.

- ¿Qué estás haciendo? –dijo empujándome-

Me quedé en silencio, realmente ni yo sabía lo que hacía.

- ¿Y a que te refieres con "Estas bien"? –volvió a decir, logré notar un leve sonrojo en sus mejillas-

- Yo... -suspiré- Sam, mira... No me importa que pienses de mi ahora, pero necesito hablar contigo, hay algo muy importante que debo contarte.

Ella frunció el ceño, extrañada y asustada.

Apreté mis manos y mi mandíbula, ella no estaba confiando en mí. La miré a los ojos y esperé por su respuesta.

Sam volvió a colocar la llave en la reja y abrió, dejando la puerta de metal abierta.

- Puedes pasar. –dijo sin mirarme a la cara- Mis padres llegan más tarde hoy, y mi hermana y mi sobrina están en la casa de una tía, así que podemos hablar un poco.

En el fondo de mi corazón sentí un respingo y unas increíbles ganas de sonreír, pero a pesar de todo no podía hacerlo, habían más cosas por las que aún no podía sentirme feliz.

Cuando entré a la casa me di cuenta de lo acogedora y pequeña que era. Sam dejó su bolso y su chaqueta en una silla y se dirigió a lo que parecía la cocina para volver con un par de latas de cerveza. La tomé entre mis manos y con un ligero movimiento de barbilla, Sam me indicó que me sentara. Obedecí inmediatamente, y abrí la cerveza para servirme un trago.

Sentí como todas las palabras se me atragantaban con el alcohol.

La miré a los ojos y comencé a hablar. Decidí contarle todo a Sam, ella me escuchó atentamente, resguardando cada palabra. Logró entenderlo claramente, pero logré notar lo asustada que estaba por el temblor de sus manos.

Me acerqué a ella para intentar calmarla, pasando una mano sobre su hombro.

- Todo estará bien, te lo prometo. Cuidaré de ustedes. –dije mientras me agachaba al frente de ella y le sobaba las manos-

- ¿Qué hay de Lyann? –dijo con un leve temblor en su voz- ¿Ella sigue involucrada en esto? ¿Corre peligro?

- Me temo que si...

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Mmmm... Dulce... Cálido...

Me acomodé, cuando una luz anaranjada pasó sobre mis párpados, lo que me obligó a abrir lentamente los ojos.

Era de día, y los pequeños rayos de sol estaban entrando por entre las cortinas.

Pestañeé un par de veces para aclararme la vista. Miré a mi lado y vi como un dulce e infantil Andrew dormía plácidamente sin emitir casi ningún ruido. Sus labios estaban entreabiertos y sus pestañas se veían secas por las lágrimas de la noche anterior.

Pasé mi mano libre por su rostro y retiré un mechón de cabello que le cubría uno de sus ojos. Andrew se acomodó y se colocó de costado dándome la cara.

No pude hacer más que sonreír.

Me quedé unos minutos observando cada pequeño detalle de su rostro dormido, y que en cualquier momento iba a ver sus hermosos iris mostrándose ante mí.

Pensar que no hace mucho tiempo, ya había amanecido con él, pero era como si cada vez que despertara me encontrara con un Andrew diferente, aunque la primera vez no fue de los mejores recuerdos que tengo, esta vez era especial... Era un Andrew indefenso, al cual de un momento para otro habían derribado todas sus puertas y murallas.

Un Maldito SeductorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora