3 de Abril de 2020
Anoche soñé que era una niña (4 o 5 años), y que me había perdido en el supermercado.
Fue muy real, no recordaba lo que se sentía tener ese tamaño, que los adultos a tu alrededor parezcan gigantes, y que caminar entre sus piernas en el pasillo angosto de las pastas y legumbres, se sienta como caminar por un bosque de árboles tan enormes como indiferentes, que jamás se van a inclinar a mirarte
En mis sueños me quedaba inmóvil, al principio había intentado buscar ayuda, pero cuando nadie me quiso escuchar, opté por quedarme sentada allí, en el lugar en donde me percaté por primera vez que me había extraviado, simplemente porque es lo que te enseñan que debes hacer cuando eres pequeño: quédate quieto y espera a que alguien te encuentre
Y me quede quieta, esperé, pero nadie vino.
Me desperté angustiada, con una fuerte sensación de abandono y desconsuelo. El hecho de que Ezequiel estaba mi lado roncando como un oso me tranquilizó.
Pero sentí una fuerte necesidad de conectar con mi familia, con todos mis seres queridos, contigo incluida, como si, de no hacerlo, se fuesen a olvidar de mi.
No se que va a suceder cuando Ezequiel se vaya. Ambos sabemos que es algo que eventualmente va a pasar pero me aterra. Esto de la cuarentena, la amenaza mortal que significa la pandemia, la distancia de mi familia y las prohibiciones de circulación, me hacen sentir más sola que nunca.
No te sucede?
Los sentidos de pertenencia con el trabajo, y con lo grupos sociales, se desdibujan. Y todos están tan hermetizados en su aislamiento, que me siento como esa niña perdida, sin poder moverse, esperando a que él telefono sueñe y que alguien recuerde que existo.
No se lo conté a nadie, pero tengo un mal presentimiento.
Me cuesta dormir y también me cuesta concentrarme. No sé si tiene que ver con el virus, con Ezequiel o con el trabajo, es una sensación de esperar en medio del océano a qué la ola que tienes en frente rompa encima de tu cuerpo.
Siento que estos días son una especie de calma anterior a la tormenta, lo cual es ilógico porque todo indicaría que la tormenta está aquí, así que no entiendo porque me siento así.
Se que cosas malas están sucediendo, y no quiero ser pesimista con mis "presentimientos" porque nadie quiere escuchar que las cosas pueden empeorar, quizás sea solo paranoia, ojalá sea así.
Cambiando de tema, te cuento que con un grupo de amigos estamos recaudando fondos para entregar platos de comida, prendas y tapabocas a las personas que están en la calle y a aquellos que se quedaron sin poder trabajar y están pasando necesidades.
Realmente a veces es como si estuviésemos en medio de una guerra y en cierta forma es así, creo qué hay que hacer lo que sea que se pueda para colaborar.
Yo estoy organizando la colecta y vamos a ir a entregar las cosas la semana que viene a las personas que viven en las plazas y debajo de los puentes.
Q veces me imagino a mi padre así: borracho y solo, debajo de un puente muriendo de hambre y frío lentamente. Antes quizás pensaba en él así, y a veces hasta sentí culpa por odiarlo tanto. Ahora se que está bien y con el dinero que me sacan de mi sueldo, más su jubilación, no creo que le haga falta nada. Al final, la relación con él fue siempre así: pasar constantemente de la culpa a la rabia y viceversa.
Ahora cuando voy por la calle y veo a los marginados, dejados de lado por la vida y sin techo, en lugar de sentir culpa por la probabilidad de que mi padre se encuentre así, temo admitir que siento bronca. A veces veo a un hombre en la calle así, borracho triste, sólo, y sin querer pienso "algo habrá hecho para terminar así, seguro es otro hijo de puta que le jodió la vida a su familia".
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Ojalá
RomanceEzequiel siempre creyó en la teoría del hilo rojo que une la vida de las personas que están predestinadas a conocerse, por eso cuando la vé en instagram y la reconoce, le es muy fácil creer en su propia suerte. La agrega a sus contactos porque sabe...