Ojalá

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--En algunas religiones cuando las personas terminan de rezar dicen Amén...."que así sea". Es parte del rito de los que creen.
Yo nunca creí en nada pero creo en nosotros y cuando dejo de pensar en ti, como en un rito, el Ojalá es mi "Amén"

Ojalá estés bien, ojalá algún día nos volvamos a encontrar.--

Mariana termina de leer y cuando cierra el libro delante de ella, los aplausos no tardan en hacerse llegar. A pesar de que aplauden a Eloísa Duncan (su alter ego y el seudónimo que eligió para publicar su ópera prima: Ojalá), sabe que las palabras siguen siendo suyas.

Un simple nombre no cambia nada, pero aún así cada vez que observa la portada de su libro o ve los carteles que lo promocionan como Eloísa, siente esa punzada en el estomago por no poder utilizar el nombre que era de su abuela, el nombre que eligió su madre para ella. A pesar de que la editorial solo lo sugirió y en última instancia fue su decisión, aún no hacía la pases del todo con su seudónimo.

—Señorita Duncan, vamos a responder algunas preguntas seleccionadas y luego a pasar al salón para las firmas de ejemplares— el asistente que envió la editorial, se acercó a su oído y pudo oler el café que llevaba en la mano. También deseaba uno, aunque si pudiese elegir tendría un mate debajo del escritorio, como buena sudamericana, acompañándola durante todo el evento.

—ok, estoy lista—

El asistente le alcanzó el micrófono a una joven en la primera fila. Se la veía un poco nerviosa pero feliz de estar allí y cuando tomó el micrófono habló con seguridad.

—buenas tardes a todos, Eloísa me encantó tu libro y sé que es autoconclusivo pero me preguntaba si estás trabajando en un una segunda parte, no vuelven a encontrarse?— siempre es la misma pregunta y Mariana piensa que la gente está demasiado acostumbrada al final feliz. A ella siempre le gustaron más los finales abiertos, dejar un océano de posibilidades a la imaginación.

—no estoy planeando una segunda parte por ahora pero creo que los libros son una colaboración, entre mis palabras y la imaginación del lector. Así que esa posibilidad de que vuelvan a encontrarse se las dejó a uds, imaginen!—Mariana gesticuló con las manos como alentando al público que la escuchaba atentamente y hubo una pequeña risa general que se oyó como un murmullo.

Le entregaron el micrófono a un chico moreno unas filas más atrás

—buenas tardes. Quería saber si estás trabajando en otra novela y si puedes contarnos de que se trata—

—pues si, de hecho acabamos de terminar una novela mi hermano y yo, la escribimos juntos porque está basada en la historia de amor de él y su actual marido. Se titula Al Final del Arcoíris. Esta en edición y pronto van a tenerla en librerías— un aplauso entusiasta inunda la sala, ella tenía muchas ganas de hacer ese anuncio y no veía las horas de estar presentando el nuevo libro junto a su familia.

Estaba contenta con el éxito de Ojalá pero quería dejar esa historia atrás. Cada vez que le preguntaban si los protagonistas se volverían a ver era como una puñalada, era como si le estuviesen preguntando por Ezequiel.

El ataque de su padre marcó un antes y un después en su vida. Cuando se recuperó nunca pudo volver a conectar con la persona que era antes así que dejó todo atrás: casa, trabajo, país, varios amigos y hasta su propio nombre. Intentó dejar a Ezequiel atrás también, pero escribir un libro sobre él la obligaba a volver a visitar su historia una y otra vez.

No era como si pensara que su historia no había sido hermosa. Solo que en ese momento era imposible.

Ahora ella podía vivir en cualquier lugar, no tenía una oficina a la que asistir todos los días como antes, la distancia ya no era el problema, ahora los dividían kilómetros de tiempo. Millas y millas de momentos que no compartieron, en los que los detalles se fueron disolviendo.

OjaláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora