Mayo-Tiempo De Descuento-

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1 se Mayo 2020

Feliz día del trabajador amiga! Te lo mereces más que nadie!

Cómo estás? No te pasa que desde que empezó todo esto del virus, cuando preguntas a alguien "cómo estás" lo haces con más sinceridad o más sentimiento. Como si realmente esperaras un reporte y no un simple "todo bien" como la gente hacía antes. No es que antes no nos pasaran cosas, pero creo que nunca tuvimos la salud mental tan en jaque junto a todo lo demás.

Por aquí las cosas mejoraron. Se acerca mi cumpleaños y no puedo creer que voy a pasármelo encerrada, creo que por lo menos no debería contar como válido (aunque regalos acepto igual)

Ya recibí un pequeño presente de hecho: hace unos días tenía que ir a trabajar de forma presencial a la oficina. Estuve toda la mañana, volví como a las cinco de la tarde. Cuando llegué, Ezequiel me esperaba con una merienda en el balcón.

Me pareció súper romántico, aunque lo romántico no fue la merienda sino que, al salir al balcón, me di con la sorpresa de que estaba recién pintado, el techo cubierto de pequeñas luches que al atardecer parecían luciérnagas encendiéndose sobre nuestras cabezas, una tira de banderines de colores en una de las paredes y flores y más flores todo a mi alrededor.

Convirtió el soso balcón blanco, percudido y manchado con el ollín de la avenida, en un jardín secreto donde refugiarnos solos los dos.

Pusimos el tocadiscos y preparamos unos tragos.

El tiempo pasa, los virus nos enferman, el dinero se nos acaba casi tan rápido como llega, pero hay pequeños milagros que hacen que aguantarnos todo esto valga la pena.

Solo la magia de importarle a alguien, que una persona se tome el trabajo de tratar de hacerte sonreír...si eso no es amor, si eso no es un milagro entre la gente, no se que es.

Él no es la clase de persona que tenga las palabras justas, nunca dice lo que quiero oír, pero cuando hace cosas cómo está siento que no importa lo que me diga, siempre y cuando me escuche.

Creo que sabía lo mucho que necesitaba ese espacio, la sorpresa de que lo haya preparado para mí justo antes de mi cumpleaños, y de repente dejo de importarme que no haya sido tan contenedor como yo esperaba cuando fue los de mi tía, porque no es perfecto, pero a veces se siente como si lo fuera y esos momentos hacen que lo valga.

Con esto de la cuarentena, tengo sueños raros y pienso cosas que jamás que me habían cruzado por la cabeza. Estar con Ezequiel también me hace replantearme cosas porque constantemente me habla de Barcelona y de lo diferente que es vivir en Europa. No sé si podría irme de aquí la verdad.

Pero será que el hogar está en la gente, o en las habitaciones en las que tenemos nuestras cosas?.

Desde hace años siento que mi hogar es mi trabajo, porque se supone que un hogar te da seguridad y estabilidad. Mi trabajo es lo único seguro y estable que tengo, el dinero que me pagan me hace sentir a salvo, el hecho de saber que con eso puedo comprar comida y atender mi salud.

Pero ahora que estoy encerrada aquí con él y que el mundo allá afuera se está cayendo a pedazos, no se cual es realmente mi bote salvavidas: el dinero es realmente lo que me mantiene a salvo? O la gente que me rodea, los que me dan el amor y la energía para levantarme cada día y seguir luchando?.

Mi tía (que en paz descanse), tenía éxito profesional pero perdió la batalla contra el cancer desde un principio porque no tenía ganas de vivir. Nunca fue a las consultas del médico a hacerse los controles antes y cuando se lo diagnosticaron ya era tarde.

Estaba tan hundida en la depresión que descuidó su cuerpo al extremo, solo vivía para trabajar. Y al final, las ganas de vivir son más imperantes que el seguro médico ya sea que lo puedas pagar o no.

OjaláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora