Faltan solo dos días para navidad. Mariana comenzó a salir a correr hace unas semanas y tuvo que cambiar al horario de día a pesar del calor, porque la noche anterior tuvo una extraña sensación como de que alguien la seguía.
Uno de los pocos tipos de Tinder con los que había interactuando unos meses atrás, se puso algo pesado y tuvo que bloquearlo pero le asustó particularmente la última conversación que tuvieron en la que él le envió una foto de google street view en la que se veía la puerta de su edificio.
Mariana casi pega un grito cuando la vio, nunca le había dado su dirección. El idiota le respondió que identificó su edificio triangulando la ubicación en base a fotos que ella había publicado en Instagram sacadas desde su balcón. O sea que el tipo había estudiado los edificios a su alrededor hasta dar con el ángulo exacto en el que estaría su casa.
Fue escalofriante, aterrador que alguien pudiese sacar información como esa de algo a lo que ella jamás habla prestado atención. Borro todas las fotos de su balcón inmediatamente.
Simultáneamente comenzaron a llegar unos mails muy extraños sobre intentos fallidos de adivinar su contraseña en facebook.
Así que Mariana andaba en esos días, con ojos en la espalda. Como si 2020 no hubiese sido suficientemente extraño, ahora debía lidiar con locos.
Todo en su vida se estaba poniendo un poco de cabezas.
Además de la paranoia que últimamente sentía como un mal presentimiento, llevaba a cuestas un pequeño secreto. Algo que sabía que no iba a ser fácil de aceptar ni de contar.
Después de todo, aunque Romina sea su mejor amiga, en algunas cuestiones sus políticas y principios eran fundamentalmente opuestos y no podía sopesar la idea de un potencial aborto, con su amiga picándole la cabeza con sus ideales sobre las dos vidas.
Aún no se había hecho el test, por lo pronto era solo un atraso y una sospecha.
Por supuesto que no podría ser de Ezequiel, era de uno de los chongos de Tinder que estuvo viendo antes de cancelar la cuenta.
No sabía que iba a hacer si las cosas eran como creía que eran. Podía sentirlo en su cuerpo, pero quizás era solo más paranoia, después de todo con el estrés qué pasó en las últimas audiencias, un atraso sería de lo más normal del mundo.
Pero en el fondo sabía que no, definitivamente algo había cambiado dentro de ella.
Se compró el test, lo tuvo en la mesa de luz durante días pero no podía hacerlo sola. Era demasiado.
Tenía que contárselo a alguien o iba a explotar y como tuvo que ir a la oficina esa semana, se lo terminó contando a Vanesa, su compañera.
Por suerte recibió todo el apoyo y el amor que una amiga puede dar. Le dijo que iba a estar a su lado pase lo que pase y era justo lo que Mariana necesitaba escuchar, así que al día siguiente en que debían coincidir en la oficina, se llevó el test en la cartera para hacérselo en el baño.
No sabía por qué pero sentía que el resultado del test no era algo que quería recordar en su departamento. Sentía que sus paredes ya habían visto demasiado este año, que esta vez necesitaba depositar un poco de su vida en otra parte, aunque sea en el trabajo.
Habían pocos empleados en el piso, la modalidad de asistencia por burbujas para evitar contagios hacía que la oficina siempre esté un poco desierta.
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Ojalá
RomanceEzequiel siempre creyó en la teoría del hilo rojo que une la vida de las personas que están predestinadas a conocerse, por eso cuando la vé en instagram y la reconoce, le es muy fácil creer en su propia suerte. La agrega a sus contactos porque sabe...