Prólogo

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(Contiene violencia, lo leerás bajo tu responsabilidad)

*Seis meses después de la muerte de Catriel*

[29-04-2020]

Marco el número de Filipo, el cual es el médico de familia que tenemos desde que llegamos a New York, mientas no despego la vista de lo que hay encima del mármol del baño.

Al habla el Doctor Filipo—dice por el otro lado de la linea.

—Doctor Filipo, soy Jessica—le informo.

Señorita Fernández, ¿en que la puedo ayudar?—me pregunta.

—Quiero que venga a hacerme una analítica—le informo.

¿Por algo en concreto?

—Una de tres pruebas de embarazo positiva.

Vaya. Está bien, esta misma tarde iré.

Cuelgo la llamada y aparto a un lado las tres pruebas que hay en mármol de al rededor de los dos lavamanos del baño.

Salgo del baño y de mi habitación. Me dirijo a la planta baja para después comenzar a bajar por las escaleras que hay debajo de las que acabo de bajar llegando así al sótano, donde está la Zona de juegos y, tras una puerta, mi Cuarto de armas.

Desbloqueo la puerta del Cuarto de armas con la huella de mi pulgar derecho y abro la puerta dejándome ver la gran sala repleta de las distintas armas que poseo expuestas en las paredes, esperando ser usadas.

Al final de la habitación, hay unas estanterías donde están los distintos maletines para trasportar armas.

Camino observando a mis pequeñas máquinas de matar y haciendo una pequeña lista mental de cuál me llevaré a mi pequeño viaje.

—Señorita Fernández—escucho que dicen a mi espalda.

Me giro y puedo ver a uno de mis muchos guardaespaldas en la puerta.

—¿Qué?—le pregunto para que continúe ablando.

—El grupo de asalto está aquí, ¿desea que les haga entrar?—pregunta ocultando un poco del nerviosismo que le crea el estar aquí, en esta sala en donde, con tan solo estirar la mano, puedo coger un arma y dispararle.

—Hazles pasar—digo seca.

En el fondo de la habitación también hay una mesa con ruedas, tiro de ésta para dejarla en la mitad de la habitación. Saco de uno de los cajones que tiene por debajo un mapa, el cual contiene las imágenes políticas de Estados Unidos y México. Extiendo el mapa en la mesa y pongo dos pistolas básicas que hay en la pared en las esquinas opuestas para mantener el mapa y no se enrolle.

Por la puerta aparecen cinco hombres muy musculados y vestidos de camuflaje marrón, con sus chalecos anti balas y sus cascos en sus manos. Se acercan a mi a paso un poco apresurado pero firme.

—Señorita Fernández—dice uno rapado al cero. Por su mejilla pasa una cicatriz que llega hasta la parte baja de su nariz, encima de su labio superior—. Soy el ex comandante de las fuerzas especiales Cameron Davis—se presenta—. Ellos son parte de mi equipo, son los hombres en los que más confío—asegura.

—Jessica Fernández—me presento mirando a los cuatro muchachos—. ¿Ellos están al tanto del plan?—le pregunto al Señor Davis.

—Si Señora—dicen los cuatro en unísono.

—De momento Señorita—les informo ya que, aún, no estoy casada con mi castaño.

Los cuatro muchachos asienten en señal de que lo comprenden.

La reina del Infierno ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora