Capítulo 17

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17.10.2022

Jessica Fernández

Todos en la casa se han quedado impregnados de Fénix, y no era para menos, es una bebé risueña que no llora salvo si tiene hambre. Mientras mi hija se lleva toda la atención de la familia, yo permanezco en mi cama, con un ligero dolor en mi entrepierna y mis pechos, por no hablar del constante sangrado que fluye por la primera.

Tengo el portátil encima de mi aún hinchada barriga, intentando resolver unos asuntos de la MF que tienen bastante urgencia, entre estos encontrar al señor Simon y a su querido hijo, el cual es mi medio hermano, por mucho que quiera negarlo.

Alex aparece con nuestra hija en brazos, yo le miro sorprendida.

—¿La has podido sacar de las garras de nuestra familia?—le pregunto con burla y él ríe.

—No les culpes, no hay nadie que se pueda resistir a esta carita.

Aparto el ordenador hacia la mesa de noche y cojo a mi hija. Acaricio su pelo pelirrojo y ella cierra sus ojitos quedándose adormecida.

—El pelo pelirrojo viene por tu familia, ¿verdad?—Alex cambia su expresión de plena alegría por una de melancolía.

—Mi madre era pelirroja, al igual que su madre, su abuela y su tatarabuela—me explica y yo asiento.

—Ella tiene un poquito de tu madre, al igual que de la mía—beso la pequeña marca de nacimiento que tiene en la muñeca.

Alex suspira.

—Sé que...ahora mismo tienes que trabajar por la mudanza y la MF para mantenernos a salvo, pero también tienes que tener en cuenta que no todo es el trabajo Jess, ahora la familia ha crecido; tienes una hija que te necesita. Prométeme que ella irá por encima de todo.

Sus palabras me dejan un poco sorprendida. Pero no me había dado cuenta que apenas he estado con mi hija desde que nació. Alex ha sido quien le ha cambiado el pañal, quien la ha sostenido cuando se la presentó a nuestra familia y yo solo le he dado el pecho en un par de ocasiones, cuando lo necesitaba, en la comodidad de mi cama.

—Lo sé. Te lo prometo, tendré tiempo para los dos—le doy una sonrisa un poco triste.

Se acerca a mí y planta un beso en mi frente.

—Te amo billones Jess—susurra.

—Te amo billones Alex—aseguro—. ¿Podrías decirle a Cruella que venga?—él asiente y sale de la habitación.

A los minutos aparece Cruella con una sonrisa de oreja a oreja.

—Hola mamá—me saluda y en mi cara se dibuja una ligera sonrisa— ¿Qué necesitas?

—Necesito que desangres a Karime y la revises con un escáner por si tiene algún localizador. Uno de mis guardaespaldas, Victor, te proporcionará el escáner—le informo.

—¿Y quieres que la desangre con dolor?—sonríe con malicia.

—Sí, y sácale toda la información que puedas sobre Nathan y Belmont Simon. Pero no la mates aún, le quedan unos meses muy largos a tu lado.

—Como ordenes—sonríe y se dirige a la puerta pero para y gira su cabeza para mirarme por encima del hombro—¿No volverás a matar?

Respiro profundamente antes de contestar.

—Juré que, si no era necesario para proteger a mi familia, no volvería a matar—recuerdo así la promesa que hice ya hace más de tres años atrás.

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