Capítulo VI - Reina de Reyes

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REINA DE REYES


Mi corazón se saltó un latido escuchando todos los disparos.

Como si estuviera fuera de mí, en cuestión de segundos alcé mis brazos y murallas de hielo se levantaron antes de que las balas nos alcanzarán.

La furia me recorrió, ellos seguían disparando. La ira estaba empezando a consumirme.

Es mi jodida fiesta de boda.

Era mi jodido momento.

Los niños lloraban y yo estaba a punto de ponerme a llorar con ellos, porque maldición, ¿Por qué no podemos estar tranquilos por fin?

—¡Tienen que salir de aquí!—Le grité a Gracie que estaba cerca de mí

—¡No te dejaremos sola!

—¡Maldita sea, Gracie!—Miré al frente manteniendo las murallas porque las balas la estaban traspasando—. ¡Tienen que irse!—A ella se le cristalizaron los ojos.

»¡Estaré bien! ¡Deben poner a salvo a los niños!—Ella asintió a regañadientes. Mientras yo trataba de evitar que las balas nos alcanzarán. Me di cuenta que André se estaba encargando de poner a salvo a los invitados, y los soberanos llegaron hasta donde yo estaba.

—¿Qué mierda está sucediendo?—Inquirió Malaik

—No tenemos idea—Le respondió Steve.

—El gobierno—Dije—. El gobierno ya sabe de nosotros.

Ellos se pusieron pálidos.

—E-Eso es imposible—Murmuró Marco.

—Ya vimos que no—Dijo North mirando al hombre en traje a través del hielo.

—No creo que pueda soportar más, asegúrense de que las chicas y los niños estén a salvo—Dije, fue Sivor el que decidió ir a asegurarse.

—¿Te sientes bien?—Preguntó Gunter.

—Por ahora sí—Murmuré

No fue hasta que vi que ellos habían logrado salir y ponerse a salvo que miré a las personas que se habían quedado junto a mí.

—Tienes que irte...—Le susurré a Gunter.

—¿Estás demente? No te dejaré sola

—Gunter…

—Ni siquiera lo intentes, no me iré, ni hoy, ni nunca—Gunter acunó mi mejilla y casi quise empezar a llorar ahí mismo.

—Son balas, esto…

—Calla, no me iré, ahora soy tu esposo ¿Recuerdas?—Eso me hizo sonreír un poco—. Siempre pelearé junto a ti.

Él se acercó y unió sus labios con los míos en un breve beso, cuando se alejó me miró a los ojos y asintió.

Entonces mire al frente, todos se pusieron en posición de ataque y derrumbé las murallas.

Solté una corriente de aire que impulsó a los soldados contra la pared. El hombre de traje cayó de culo, algunos soldados cayeron inconscientes.

La cuestión es, que estaban desarmados.

—¿En serio pensaban que con unas cuantas armas iban a poder detenernos?—Miré al hombre de traje levantarse.

Su rostro ya no es frívolo como antes, está tratando de mantener sus emociones bajo control.

—No hagas esto más grande—Dijo el hombre

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