Strange estaba muy nervioso. Su mente no paraba de trabajar y eso comenzaba a provocarle un fuerte dolor de cabeza, y muy probablemente, también era el responsable de su dolor abdominal. Stephen esta más que inquieto. No dejaba de caminar por todo el largo pasillo del complejo, recibiendo malas miradas por el ruido que causaba con su caminar, y por su actitud que podía ser considerada exagerada e inclusive paranoica.
Pero, ¿Qué quería que Strange hiciera en esos momentos? ¿Qué bailara e hiciera una fiesta mientras Tony era atendido por su mejor amiga, después de salir mal herido para salvarlo a él? Era lógico que Strange no iba a realizar semejante acción, y menos cuando la persona a la que más quería estaba en un estado tan crítico y todo por su culpa.
¿Por qué se había metido? Mejor hubiera dejado que el maldito proyectil le hubiera dado a él.
—¡Stephen!—gritó una voz femenina que de inmediato captó la atención de todos los presentes, sobre todo la del hechicero que supo que se había metido en problemas.
Strange suspiró agotado y algo incómodo.
No le caía mal Pepper ni la aborrecía, en lo absoluto lo hacía. Ella era una gran mujer y a pesar de que él intentaba no sentirse incómodo al verla y convivir con ella, no podía evitar que no fuera así y todo por culpa de lo que sentía por Tony.
No lo culpen, no podía evitarlo, ni siquiera cuando sabía que Tony y ella habían terminado su relación desde años y de que la misma Potts ya estaba casada con otro hombre desde hace un año y medio. Simplemente Stephen nunca se terminaría de acostumbrar al cambio tan radical de la ex prometida de su mejor amigo y la relación tan fraterna que ambos llevaban ahora.
—¿Qué le pasó a Tony?—preguntó la mujer desesperada, mirándolo fijamente mientras se sostenía del brazo de su esposo.
—Estábamos en una misión y un proyectil iba para mí y...
La mujer torció la boca en un gesto de dolor y compasión total, mirando con horror el relato del hombre, posando suavemente su brazo sobre su hombro para intentar ayudar a disminuir ese cargo de conciencia.
—Le dije que no se metiera-murmuró Strange frustrado, cerrando los puños mientras esquivaba la mirada de la presente—. Que sólo se encargará de cuidarse a él y al chico.
—Stephen—le llamó con dulzura la CEO—. No tienes la culpa, cariño, no te sientas mal—agregó mirándolo con compasión—. Tony es necio, y él tomó esa decisión por voluntad propia, así que esto no es tu culpa y por favor, no pienses que lo es.
Él doctor gruñó por lo bajo mientras afirmaba y continuaba con su propio condena interna, hasta que escuchó el suave sonido de la puerta abrirse y cerrarse discretamente, seguido de un suspiró agotador que alarmó al ex neurocirujano.
—Christine—le llamó él hechicero caminando a zancadas—. ¿Cómo está?
La mujer suspiró y le sonrió con tranquilidad.
—Bien-respondió—. Demasiado bien para la herida que tenía.
—¿Esta fuera de peligro?
—Stephen ya te dije que esta bien—declaró sonriente—. No te sobresaltes demás.
Él hombre afirmó débilmente antes de comenzar a caminar hacía la habitación, siendo frenado por la alargada mano de la doctora.
—¿a dónde vas?—le reprochó.
—A ver con mis propios ojos que Tony esta bien—replicó ofendido.
—Tony esta algo adormilado y dijo que quería ver primero a Pepper—anunció segura, soltando a su colega—. Después a Peter, posteriormente a ti y por último, al resto.
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Destinados por una piedra
FanfictionDespués de una peligrosa misión donde Tony y Stephen recuperaron lo que parece ser una mística piedra con propiedades mágicas, ambos sujetos comienzan a sentirse extraños, atribuyéndole este hecho a la piedra, la cual después de investigarla más a f...