Capítulo 5

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La mañana llegó, y con ella el sol también lo hizo. Inundando por completo la habitación del millonario, quién dormía plácidamente sin estrés o remordimiento alguno. Por primera vez en años, había descansado adecuadamente, y eso le traía una inmensa alegría 

Sus ojos se abrieron con gracia y sutileza, cuidando no aturdir a su apenas despertado cerebro que intentaba procesar todo la información que comenzaba a golpearlo.

Tony bostezó y suspiró mientras veía todo a su alrededor, topándose rápidamente con una camisa azul marino que se encontraba frente a él y que se movía a la par de su respiración, repitiendo el mismo suave movimiento de subir y bajar una y otra vez sin descanso alguno.

Stark levantó su cabeza, y miró como a nada de él, estaba el rostro de su "amigo", quién dormía plácidamente sin preocuparse por la su cercanía y lo peligrosa y contraproducente que podría ser para el contrario, quién sin poder evitarlo se sonrojó al recordar la caricia tan íntima que compartieron en la noche.

Su mente era un caos, pero su cuerpo deseaba actuar antes. Deseaba hacerse pasar por dormido para poder acurrucarse en el cálido y amplio pecho que con aquellas vibraciones que emitía su corazón le invitaba a dormir a su lado, como su igual. Anthony suspiró y se maldijo por hacer lo que estaba apunto de hacer. Sabía que no era bueno mentir ni hacer algo sin el consentimiento del otro, pero... Strange no le reclamaría nada sino sabía que lo había hecho con la intención, así que, ¿por qué no aprovechar eso?

Tony se recostó suavemente sobre el pecho de su amigo, sonriendo triúnfate y dejándose seducir por aquel ambiente que parecía de ensueño o al menos eso parecía hasta que alguien azotó la puerta de su habitación a la par que se oía como si un ejército incapaz de quedarse callado por dos segundos, hacía presencia en su habitación destruyendo toda la armonía que hubo antes.

—¿Qué mierda?—murmuró Stark alejándose de Stephen y sentándose rápidamente en su cama mientras observaba cómo casi todo el equipo está ahí, juzgándolo y suponiendo cosas de él con sus miradas—. ¿Qué mierda hacen aquí?

—¿Qué hace él aquí contigo?—reclamó alterado él capitán mientras él hombre de hierro fruncía el entrecejo.

—Quieres callarte—le ordenó molesto—. Esta dormido y si se despierta con su humor de viejo, Wong se va a ir contra mí.

—¿A qué horas llegaron ayer?—preguntó la espía de forma pícara—. ¿Y qué hicieron después de que llegaron?

—Dormimos—respondió mientras rodaba los ojos—. Teníamos sueño y dado a lo que cuernitos dijo sobre la piedra y la energía es verdad, se quedó a dormir conmigo.

—Ya dinos la verdad, Stark—declaró Barton—. ¿Tú fuiste el de abajo?

—¿Disculpa?—espetó ofendido—. Yo no fui el de abajo porque ni siquiera hicimos nada.

—Eso no suena para nada creíble—murmuró Natasha insistiendo con su juego.

—¿Hicieron algo ayer?—preguntó a Steve entre confundido y colérico.

—Claro que no—aseguró firme, sin embargo, la mirada del resto del equipo no ayudaba en nada para hacer creíble su respuesta, haciendo que él héroe optara por despertar al doctor, quién por más que movía y sacudía no quería despertar. Él genio, suspiró enfadado y utilizando su ultimo recurso, logró hacer que Stephen abriera los ojos.

—¡¿Cómo que ya son las dos de la tarde?!—gritó incrédulo, mientras se quitaba la sábana que tenía encima—. ¿Por qué no me despertaste antes?—le reclamó parándose de golpe, haciendo unos movimientos rápidos con sus manos para aparecer ya con su ropa de hechicero supremo—. Wong me va a matar, y todo por tu culpa.

Destinados por una piedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora