Capítulo 4

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Después de que la reunión con Pepper, Stephen regresó al santuario, ayudando a Wong en todo lo que necesitará, hasta que en la tarde, como a eso de las seis y media, un mensaje de Anthony, seguido a la llegada de un amigo suyo con una misteriosa caja, alarmó al doctor, quién revisó de nuevo la información del mensaje que sólo contenía la indicación: hoy, a las nueve de la noche, te espero, doc.

Strange tomó la caja con cuidado, y al abrirla encontró un traje de tela ligera, pero sumamente fina. Lo tomó entre sus manos, revisándolo antes de fijarse en la hora que era. Suspiró con una sonrisa en labios y se llevó consigo el traje a su habitación, donde se lo pondría después de bañarse para posteriormente ir a ver que quería su "prometido".

A la media hora Stephen salió del baño, buscando su ropa para cambiarse y posteriormente peinarse. Mientras se cambiaba se percató de que el traje era justamente de sus medidas, lo cual lo hubiera inquietado sino hubiera sido que recordó que cuando lo "invitó" a ir al boda de Pepper como su acompañante, lo llevó a comprarse un traje "decente", diciéndole que quizás así podría pasar como un digno acompañante del gran Tony Stark.

En cuanto terminó de cambiarse y peinarse, se miró en su espejo, analizando el buen gusto que Edward tenía para la ropa. Vicent sonrió y fue a buscar un corbata que fuera acordé con su vestimenta oscura y elegante. Sin embargo, por más que revolvió y buscó por todas partes, no encontró ninguna corbata, maldiciendo en voz baja y pensando en que podía hacer para solucionar el problema.

A los pocos minutos una solución llegó a su mente, buscando su anillo para ir a la nueva vivienda de su amiga, donde ahora residía junto a Taylor, un reconocido traumatólogo, que a consideración suya, no eran ni la mitad de bueno de lo que fue él en su pasado. De hecho Stephen, dudaba que tuviera una buena corbata, Taylor no vestía demasiado bien y jamás tuvo buen gusto para la ropa, en su muy humilde opinión.

Suspiró rendido y después de avisarle a Wong que saldría con Stark, se retiró para llegar a su primera parada.

A los pocos minutos estuvo parado frente a una puerta marrón a la que golpeó elegantemente antes de que una desarreglada Christine lo recibiera.

—¡Woow!—exclamó la mujer sorprendida, sin poder evitar mirar de arriba abajo a su amigo, observando lo bien que le quedaba el traje—. ¿A dónde vas?

—Necesito tu ayuda—anunció ignorando olímpicamente la pregunta de su amiga—. Necesito una corbata que conviene con esto.

La mujer le sonrió y amablemente lo invitó a entrar a su casa. Strange entró con desconfianza, pero agradeciendo el gesto.

—¿Y a dónde vas tan guapo?

—No tengo ni idea—respondió sincero—. Tony me mandó esto y me dijo que me quería en su torre a las 9.

—Vaya que Tony te consciente—comentó la mujer divertida, deteniéndose en la sala—. Quédate aquí, iré a tomar algunas corbatas de Tay para ver cual te queda mejor.

—¿Tay?—se burló levantando una ceja.

—Si me molestas, te prometo que no te ayudo—le amenazó mientras Palmer se retiraba dejando a su amigo solo e incómodo, haciendo que mirara el piso hasta que la voz de Taylor lo hizo reaccionar.

—¿Stephen?—preguntó confundido—. ¿Eres tú?

—¿Quién mas podría ser?

Él hombre rubio abrió los ojos de par en par, mirando asombrado lo bien que parecía estar su ex colega.

—Te ves muy bien—halago—. ¿Qué sucedió con tus...

—Están bien—interrumpió serio—. Encontré una forma de sanarlas parcialmente.

Destinados por una piedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora