[capítulo 14]

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Al día siguiente todos los countries había ido a las oficinas de la ONU en la Ciudad de México.
Ahí hablaron de los mismos temas de siempre, pero hubo algo nuevo que interesó a todos.

—Como decía, el aparato reproductor del omega es muy similar al de las mujeres, pero con ciertas deferencias. Aún así OMS y su personal han estado estudiándolo y ahora sabemos cómo realizar una salpingoclasia en omegas.

Los countries empezaron a susurrar entre ellos.

—En una semana deberán ir todos los omegas a Seattle para realizarles el procedimiento. Ya no podrán tener hijos pero supongo que no tienen ningún problema con eso cierto?

Todos los omegas asintieron, a decir verdad eso era un alivio, ninguno quería tener hijos, que horror!
Aunque también es cierto que no muchos mantenían ese tipo de relaciones, salvo por ciertos omegas que habían tenido encuentros con el único alfa.

—Para concluir deberán ir al hospital el miércoles siguiente. Creo que eso es todo, doy por finalizada esta reunión.

Al salir cada quien se fue por su lado para regresar al hotel.
El mexicano salió sólo del edificio, sabía que no podía huir por mucho más tiempo, pero aún no estaba preparado para enfrentarse a la furia de los omegas que, por su magnífica inteligencia había decido marcar.

Ya en el auto se dirigió al hotel, por lo general se quedaba en la casa de su hijo pero esa vez decidió hospedarse en el hotel. Nunca se había quedado ahí pero había escuchado que era muy bonito, también escuchó que la comida era deliciosa y que el ambiente en los bares era bastante bueno. Así que pensó, por qué no?

Cuando llegó al hotel fue a su habitación, una de las más baratas por cierto, la verdad no era como que le importara quedar bien consigo mismo.
Aún era temprano, la junta había terminado a las tres de la tarde. Decidió llamar a Japón para que comieran algo juntos en el restaurante del hotel. Este aceptó, Japón y México eran buenos amigos, aunque casi nadie lo supiera, se volvieron cercanos cuando la vez que fue a Tokio el asiático le invitó un café, platicaron y se dio cuenta de que el japonés era bastante agradable.

En la comida ambos pidieron lo mismo, salmón asado con salsa de aguacate acompañado con ensalada de espinacas y vino tinto.
Platicaron de cosas triviales, el japonés le contó que era beta así que realmente no había tenido ningún cambio.
También hablaron un poco de negocios sin entrar tanto en el tema, no quería arruinar esa charla amistosa.

Al terminar la comida ambos se despidieron y cada quien se fue por su lado. Cuando México llegó a su habitación notó una cadenita de oro en la mesa, era algo que USA había dejado en su casa la última vez que lo visitó. Cada vez que planeaba devolvérsela lo olvida por completo así que la dejó ahí para recordarlo.
La tomó y salió a la habitación del gringo, no quería olvidarlo una vez más.

Tomó el ascensor y subió al piso donde de hospedaba su vecino. Cuando las puertas se abrieron vio lo que no quería ver desde que llegaron sus invitados.
En el pasillo de enfrente estaban los cuatro omegas que había marcado, el ambiente era tan tenso que nisiquiera habían notado la presencia del alfa.
México pensó en huir, pero la señora chismosa en su interior se lo impidió.

—Pensé que era el único en este piso— se escuchó decir al chileno.

—I thought the same... (pensé lo mismo)

—Countries like you are supposed to stay down (Los países como tu deberían quedarse abajo)— soltó con asco el de cincuenta estrellas.

—Cierra la boca cerda capitalista— habló el chileno cruzándose de brazos.

—Who are you calling pig, you damn third world! (a quien llamas cerda, tú maldito tercer mundo)— gritó acercándose al latino siendo detenido por su hermano.

México x todosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora