[capítulo 7]

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Horas más tarde México estaba preparando la cena sólo para los dos países, el americano había estado durmiendo por mucho tiempo, ya iban a ser las ocho.
Les había dicho a sus hijos que no quería que vinieran a casa, que se quedarán en sus estados, que se fueran de peda o lo que sea, no quería que vieran a USA ahí y empezarán a hacer preguntas incómodas. Les dijo que tenía una junta de negocios con el gringo y que no quería que lo molestaran. Ellos no se sorprendieron pues siempre que había una reunión en su casa su padre nunca los dejaba estar ahí asi que le restaron importancia.

Estas bien pendejo México, cómo se te ocurre acostarte con la gringa? Ahora que le vas a decir? Si se enoja nos va a ir mal, pero no le puedes mentir, sólo dile que fue un error y que hagan como si nada hubiera pasado...

Sus pensamientos se interrumpieron cuando unos delgados brazos lo rodearon desde la espalda en un cálido abrazo.

México se tensó, podía sentir la respiración del pequeño en su espalda. Dios! Por qué se sentía tan culpable, no quería ni imaginar la carita del estadounidense llorando cuando le dijera que todo fue un error.
Había disfrutado lo de la mañana? Claro que si! Ellos siempre habían tenido una relación bastante extraña, se gustaban y se odiaban a la vez, era como querer tocar el más precioso diamante pero quemarte con cada intento. Eran tóxicos? Quizás, pero aún así eran amigos, se apoyaban pero también peleaban. Agh! Por qué todo es tan complicado?!

—Mhh what are you doing?~ (Qué haces?)— la dulce y soñolienta voz del mayor calaba en su interior.

—I'm cooking the dinner (Cocino la cena)

En un día normal hubiera cocinado unos pambazos o unas enchiladas para cenar, algo rudo, pero sabía que el estómago del estadounidense era sensible así que optó por una deliciosa ensalada Cesar.

Aquel abrazo lo estaba empezando a hacer sentir incómodo así que se giró, aún sin romper el abrazo, y acarició la cabeza del más pequeño.

—Ve a sentarte, en un rato voy.

El rubio sin despegar su barbilla del pecho del mexicano lo miró y sonrió, asintió con un sonido y se paró de puntillas para besar los labios del menor. Después salió de la cocina.

El mexicano estaba en shock por el comportamiento de su amigo, él no era así, él no era tan dulce. Por qué estaba actuando así? Un recuerdo vino a su mente:

Oh honey, but Chile— suspiró —he's so sweet and you are always rude with me— susurró triste y ronco mientras paseaba sus traviesas manos por debajo de la camisa de USA.

—B-but I can be the best omega, j-just let me try it...— frenó sus movimientos para ver a su alfa con lágrimas en los ojos.

—I'll do, no me decepciones bebé...— habló bajo mientras con una mano acercaba el rostro del contrario para besarlo, el otro sólo sonrió.

Agachó la cabeza. Yo se lo pedí. Mierda, como si no me sintiera lo suficientemente mal ya.

Sirvió los dos platos, uno más pequeño que otro, y salió de la cocina hacia el comedor, no había nadie ahí. Escuchó la televisión de la sala principal y cuando llegó lo vio, USA riendo con la película de la era de hielo versión latino, sus ojos brillaban, era como un niño.
Tal vez ese error no fue tan malo, pensó nuestro protagonista. Decidió no arruinar su relación y simplemente disfrutar del ahora.

Así pasaron la noche juntos, viendo películas, series, caricaturas hasta que cayeron dormidos abrazados en el sofá.

.

El primero en despertar fue USA quien sonrió al ver al alfa dormido debajo de él. Se acercó a su rostro y besó lentamente los labios del menor que le sonrió al abrir los ojos.

México x todosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora