[capítulo 4]

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—Ya te dije que no— sentenció.

Y ahí se encontraban nuevamente el chileno y el mexicano en la habitación del último. Éste desde que había escuchado lo que dijo ONU decidió que no era buena idea que el sudamericano siguiera durmiendo con él, después de todo aún no sabían lo suficiente acerca del famoso celo, pero estaba seguro de que no quería que su hermano entrará en celo estando en su habitación.
Lamentablemente el de estrella era demasiado insistente, estaba empezando a cansar al mayor con su lloriqueo y súplicas.

—Por favor Mex, ya te dije que no va a pasar nada malo. Además, aún no sabemos si soy omega, tal vez soy un beta.— dijo el chileno mientras se arrodillaba. Se humillaba? Quizás, pero no quería dormir sólo, además, era muy cómodo dormir con su hermano mayor, este siempre lo abrazaba.

—Chile no insistas, ya te dije no quiero quiero correr el riesgo de que entres en celo aquí. Y parate que te vas a ensuciar— dijo mientras lo ayudaba a levantarse.

México no era tonto, había notado como su hermano había cambiado, no tanto como Venezuela, pero ahora se veía más delgado y no sabía si era su imaginación pero también lo notaba más pequeño de estatura.

—Por favor México. Una noche más! Una noche más y ya no volveré aquí!— utilizando el arma secreta puso la cara más tierna que pudo y México cayó de nuevo.

—Bien— suspiró —Sólo hoy! Las demás noches dormirás en tu habitación como el país independiente que eres. Ya no somos colonias Chile, debes madurar— concluyó mirándolo con un deje de molestia fingida.

—Si si weon, como sea— respondió saltando para abrazar al más alto.

Cayó la noche y los hermanos se acostaron a dormir. El menor quedó inconsciente apenas tocó la cama, en cambio el más grande no lograba conciliar el sueño, no dejaba de pensar que pasaría si Chile entraba en celo o peor aún, si el entraba en celo, después de todo ONU dijo que podía reaccionar de manera distinta, pero eso que significaba?
Al final pensó en lo que dijo Chile, quizás tenía razón y en realidad era un beta. Dejó de darle vueltas al asunto, sólo era una noche, una noche más y podría alejarse de Chile.

.

Eran alrededor de las dos de la madrugada, el ambiente era cálido pero no sofocante pues se encontraban en plena primavera.
El mexicano soñaba libremente con cosas que serían un misterio para cualquiera, que estaría soñando?

Sea lo que fuere no duró mucho pues empezó a despertar al sentir una presión en su zona baja.

Cuando abrió los ojos vio la silueta desnuda de Chile frotándose frenéticamente sobre su pelvis.

En ese momento todo se congeló para el norteamericano. Sólo podía concentrarse en la imagen de su amigo subiendo y bajando sobre él rozando sus intimidades. El menor sólo gemía en voz baja el nombre del contrario y se sonrojaba a más no poder.

El mexicano notó un aroma del cual no se había percatado. Era un olor tan dulce, como algodón de azúcar. Chile siempre había oído así? No lo sabía pero le encantaba.
Poco a poco estaba cayendo en un espiral de lujuria, sentía como su miembro iba despertando, pero aún se negaba a hacer lo que su cuerpo pedía, era su mejor amigo.

—Ah~ Mex, por favor~

Ese gemido fue lo que a cabo con la poca cordura del norteamericano.

En un rápido movimiento sujetó las caderas del otro haciendo que no pudiera moverse más.
Cambió de posición quedando encima del menor sujetando sus muñecas por encima de su cabeza con una mano mientras que con la otra levantaba la playera del omega.

México x todosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora