Capítulo 9.

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Era extraño, luego de cerrar los ojos una sensación muy extraña se apoderó de mi, el sonido comenzó a desaparecer lentamente,  mi cuerpo se sentía más liviano, y todo se calmó por unos segundos, pero la calma no duró mucho. Sentí un fuerte golpe en mi estómago, me moví rápidamente, buscando mi pistola para defenderme.

-Hermano, ¿Qué te sucede?-  Preguntó un niño de al menos unos 12 años, y por razones que desconocía en ese momento era más alto que yo.

-¿Quien diablos sos? Y que haces en mi casa?- Pregunté bastante extrañado, pero después de mirar con atención noté que esa no era mi habitación, en este cuarto había 2 camas, una litera y una cama de dos personas, algo no andaba bien, pero al hablar rápidamente con ese muchacho comprendí lo que estaba pasando, al parecer de tanto pensar en mi antigua familia terminé soñando con ellos, el era Marcos, mi hermano mayor por 4 años, bastante inteligente, y le gusta mucho jugar al futbol al parecer.

Luego de entrar en contexto de lo que estaba sucediendo me miré al espero, era realmente pequeño,  tenía demasiada energía, realmente era un niño de nuevo.

Este sueño parecía ser demasiado real, pero sabía bien que todo estaba en mi cabeza, solamente debía despertar, pero la curiosidad me mataba, ¿Qué tanto de mi familia había en mi subconsciente? Decidí seguir adelante.

Era una casa bastante humilde, algo apretada, en ella vivíamos mi madre, mi hermano, mi hermana y mi abuelo. Yo era el menor, Marcos era el mayor, y luego estaba mi hermana de en medio, Brianna. Por alguna razón ella no estaba en la casa en ese momento, pero seguía soñando, asique en algún momento iba a encontrarla.

Mi madre era una mujer amorosa, muy amable, a pesar de haber tenido 3 hijos tenía la figura de una modelo, y mi abuelo, su padre era un hombre que infundía respeto, alto, corpulento, era el hombre que manejaba con una simple mirada.

-Oye abuelo mira!- Gritó Marcos señalando hacia una ventana, el abuelo miró y Marcos trató de quitarle su billetera y salir corriendo.

-Muy lento.- Dijo con voz tranquila, poniendo su pierna delante de el y dándole un manotazo en el cuerpo a su nieto mayor. Sin mentir Marcos voló de un extremo de la mesa hacia la puerta de salida, que estaba a unos 5 metros de distancia, solo pude ver asombrado el hecho tan increíble que acababa de suceder.

-Ya está la comida cariño, ayuda a tu hermano a levantarse y vayan a buscar a su hermana para desayunar, por favor.- Dijo mi madre con una sonrisa en su cara.

Al salir con mi hermano mayor de casa noté por qué quería otro estilo de vida, porque escapé de casa. Salimos a dar una vuelta por el vecindario para buscar a mi hermana mayor, al llegar al final del barrio en una calle cerrada vimos a un grupo de chicos en un circulo.

Marcos se acercó a uno de ellos, y este le dio un golpe en el estomago, un golpeador duro, fue tan fuerte el golpe que Marcos quedó de rodillas en un instante. Corrí hacia el, no era tan alto, y yo no era tan pequeño, corrí lo más rápido que pude y le di un cabezazo en los genitales, como es natural, se puso de rodillas el también, aprovechando ese momento le di un golpe con todas mis fuerzas en su nariz, que naturalmente, no era tanta, la piel de mis nudillos se levantó pero el impacto no fue tanto. Marcos se levantó y me dio un cachetazo, me gritó y me obligó a volver a casa solo. 

No entendía que estaba pasando, y de verdad ese golpe me había dolido, quería llorar, que curioso, un hombre adulto atrapado en el cuerpo de un niño quería llorar porque su hermano mayor lo golpeo en un sueño, ¿Qué tan loco suena eso?

Al llegar me senté en la mesa frente a mi abuelo, el no me miraba, simplemente leía el periódico

-¿Donde está tu hermana?- Preguntó bajando el periódico para mirarme, me sentía como en una reunión con el jefe, este hombre, Arthur, era demasiado amenazante.

-No lo sé, Marcos me golpeó y me envió hasta acá de nuevo.- Respondí con la cara en la mesa apoyando mi cachete en la parte fría de esta.

-Vaya, y porque te pego? Me preguntó dejando el periódico en la mesa y apoyándose en esta.

-Yo no hice nada malo, solamente quise defenderlo.- Dije cruzándome de brazos.

-Vaya, quien lo diría, se supone que el debería defenderte a ti.- Dijo el también cruzándose de brazos.

Mientras nos reíamos se escuchaban gritos fuera de casa, la expresión de mi abuelo cambió en segundos, se levantó y abrió la puerta,  al asomarme vi como un hombre de unos 36 años traía a mi hermano y a otra chica, por eliminación, debía ser Brianna. Ella clavó sus uñas en el brazo del señor, este la soltó y le dio un revés a mi hermana, en ese momento comencé a temblar, sentía un temor demasiado fuerte, al girar mi cabeza pude ver la cara de enojo de mi abuelo, no decía nada, solamente caminó hacia este hombre de manera lenta y calmada, unos 8 metros que parecían kilómetros en los pasos que este hombre daba, cuando estaba a un metro de distancia se miraron por unos segundos, Marcos, que estaba al lado de el se acercó a Brianna con intención de ayudarla, mientras Marcos extendía su mano pude ver como mi abuelo, un hombre de unos 60 años, noqueaba a este señor de 30 años menos que el, de un zurdazo.

Y todos entraron adentro, sin tomarle importancia a ese hombre que estaba tirado en nuestro patio, después de esa situación, al parecer bastante común, nos sentamos a comer como si nada hubiera pasado, mi madre y mi abuelo regañaron a Brianna por haberse ido toda la noche y a Marcos por golpearme por tratar de defenderlo.

Después de la comida mi abuelo me llevo a un bosque que había cerca de casa, quien diría que en una zona tan peligrosa como en la que vivíamos también había un lugar perfecto para secuestrar  niños, caminamos unos 10 minutos y llegamos a un árbol pequeño, mi abuelo me dio un hacha de una mano y me dijo

-Tenés dos horas para cortarlo, o sino vas a tener  quedarte hasta que lo logres.- dijo quitándose la camisa, podrá tener 6o años, pero su cuerpo era el de un físico culturista de 20 años. Y mientras el se perdía en el fondo del bosque, yo le hice caso y comencé a talar ese pequeño árbol.

Entendí porque me pidió que empezara lo más rápido posible, a pesar de tener un cuerpo joven y de estar soñando, el cansancio se sentía real, el como mis músculos se tensaban cada vez que los forzaba a seguir talando.

Luego de las dos horas dadas lo logré, estaba sorprendido, y cansado, pero más que nada sorprendido. Mi abuelo llegó, y mostró un poco de orgullo, me dio una botella con agua y poniendo su mano en mi cabeza me dijo..

-Bien, ahora sigue lo más difícil, llevalo a casa.- 

-¿Perdón?-

Padre De Un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora