Capítulo 13

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Después de espiar a mi padre mientras dormía decidí acostarme un rato, al recostar mi cabeza en la almohada en un parpadeo sonó la alarma, ya eran las 6, por toda la conmoción de la noche mi cerebro se apagó automáticamente al tocar la cama.  A duras penas me levanté, mi cuerpo no respondía como yo quería, y para colmo pesaba mucho más. Puse una bolsa en mi yeso, me quité el vendaje del brazo y entré a darme una ducha con agua fría para que el sueño no me venciese. Mi padre seguía dormido, asique decidí no molestarlo, desayuné y me fui a la escuela por la misma ruta por la que fui con el el día anterior, al llegar estaban los tres hijos de los compañeros de trabajo de mi padre ahí, pero sus padres no, pensé en ignorarlos y entrar a clase directamente, pero cuando quise entrar por la puerta principal Michael se puso frente a mi para que no pasase

-¿Se te ofrece algo?- Le pregunté extrañado, pero el no dijo nada, solamente me miraba, con su cara de póker, esperando alguna orden de su hermana o de su hermana o Clare.

-Bien Mich, dale lo que se merece por hacernos esperar.- Dijo Clare dándole una calada al cigarrillo que tenía en su mano, entonces Michael me agarró del cuello de mi remera y me dio un golpe al estomago, tenía una fuerza descomunal, pero era obeso, asique no era tan rápido para desplazarse. 

-Ugh, ¿Qué es lo que hice?- Pregunté de rodillas en el suelo.

-Escucha, ¿Dante verdad?- Preguntó Bethany arrodillándose a mi altura -Escucha, no se porqué nuestros padres nos pidieron que te cuidemos, pero aquí hay reglas, y esas reglas las pusimos nosotros, y si no puedes seguirlas al pie de la letra, haremos de tu vida una pesadilla los próximos 3 años. ¿Está claro?- Dijo agarrándome del pelo y golpeando mi cabeza contra el piso, era una hija digna de un mafioso, una líder nata que no dudaría a la hora de disparar un arma.

-Aunque me digas eso, apenas comencé ayer, y no conozco las reglas de las que hablas.- Dijo poniéndome de pie y limpiando la sangre de mi nariz, me había manchado mi remera favorita. Y las manchas de sangre no son fáciles de sacar.

-Tiene razón Beth, no pensamos en eso, bueno, cuéntale cuales son así no vuelve a cometer un error como el de ayer.- Dijo Clare acercándose a mi y dándome un pañuelo -Ten, no me lo devuelvas, de todas formas iba a tirarlo.- Dijo mirando hacia otro lado, al parecer era tan grande la diferencia entre nosotros, que ni siquiera quería mirarme.

Mientras Mich y Clare se iban, Bethany comenzó a relatarme las reglas una a una, eran siete, y la verdad eran sencillas, 

La primera, "Nadie que no sea del cirulo social de Clare puede hablarle". (Mich, aunque no habla, Beth y su novio.)

La segunda, "Si Michael olvida su almuerzo y te mira tienes que darle el tuyo, o comprarle algo para que coma, de no tener. te molerá a golpes, y también lo hará si no le gusta lo que le des."

La tercera, "No les hablarás a los tres grandes a menos que ellos te den su permiso"

La cuarta,  "No faltarás a ninguna clase, de lo contrario serás castigado severamente por cada alumno de tu salón" Al parecer si alguien se atrasa el profesor no castiga a esa sola persona, sino que castiga a todo el grupo en general.

La quinta, "Si tienes algún problema con algún compañero de tu salón se arreglará en una pelea mano a mano vigilada por los tres grandes y un profesor."

La sexta, "Si tocas a alguna chica sin su permiso serás juzgado por tu mismo grupo de compañeros y decidirán si te suspenden y por cuanto tiempo, o si fue un accidente, en caso de tocar a una de las 2 grandes, será castigado con la pena máxima, y la expulsión casi inmediata."

La séptima, "Una vez al mes iras con tu grupo a enseñar a los niños del sector primario de la escuela". 

Reglas sencillas, pero mientras más sabía, más misterioso se volvía todo, ¿Por qué estos 3 amigos eran tan importantes para la escuela? ¿Por qué los llaman los 3 grandes? ¿Por qué debía darle  mi almuerzo a Michael si no trae el suyo? No entendía nada, pero cuando quise preguntarle a Bethany sonó la campana, y se marchó a su salón, yo decidí ir al curso antes de ir con el director, no quería perder más clases.

Las clases eran bastante normales, algo avanzadas para mi, al terminar la primera clase me dirigí a la oficina del director, la secretaría me paró unos metros antes y me preguntó que necesitaba, al verla quedé estupefacto, una mujer hermosa, cabello recogido, ojos cafés, labios grandes, blanca como porcelana, una figura bastante fitness, después de mirarla por unos segundos le dije quien era y me hizo pasar directamente, cerró la puerta detrás de mi y al mirar hacia adelante había dos sillas, una gigante detrás del escritorio, estaba mirando hacia una ventana que daba hacía el baño de hombres donde me habían golpeado, desde esa distancia pude notarlo. Me acerqué con miles de dudas, ¿Quién manejaba una escuela tan grande? La presión que sentía en ese momento me hacía temblar. Me quedé parado mirando la silla, tenía miedo de la persona que estaba detrás de ella.

-Siéntate muchacho, no echarás raíces estando ahí parado.- Dijo la voz detrás de esa gran silla giratoria.

-S-si señor!- contesté lo más nervioso que pude.

-¿Señor..?- Dijo la voz algo enfadadx.

-Disculpe?- Dije algo extrañado, por los nervios mi cerebro había distorsionado la voz.

-Bueno muchacho, por haberte saltado el día de ayer debería sancionarte de manera severa, pero para tu suerte, vi todo lo que pasó por esta ventana, asique no haré tal cosa, pero dime, ¿Vas a pedirme que reprenda a los jóvenes que te hicieron eso?- Me preguntó mientras giraba, al darse vuelta pude verla con claridad, no era un director, sino una directora, una mujer bajita, esa silla le quitaba más de la mitad de su cuerpo, asiática, pálida, de cabello marrón oscuro, y ojos verdes, con un cuerpo escultural, o bueno, por el traje que utilizaba así se veía.

-No se preocupe, no voy a pedirle que haga tal cosa, yo me sobrepasé, y debería ir a disculparme con cada uno de ellos por separado.- Dije mientras sonreía.

-Qué buen chico eres Dante, solamente te voy a pedir un favor, estos chicos representan a nuestra escuela en los concursos intercolegiales, por lo tanto debo pedirte que tu "disculpa" no sea tan sebera, te lo pido de favor.- Dijo esa mujer que se había dado cuenta de mis intensiones.

-Esta bien señora directora, por usted lo haré, pero antes me gustaría que responda algunas preguntas, ya que soy nuevo y no conozco a nadie.- Le dije de manera seria.

-Bien jovencito, responderé algunas de tus dudas, pero a cambio tu tendrás que hacer algunas cosas por mi.- Me dijo ella mientras sonreía de manera extraña, algo se traía entre manos, y debía descubrirlo.

Padre De Un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora