Capítulo 5

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2 días pasaron desde que mis compañeros de trabajo improvisaron una fiesta en mi casa, gracias a sus agradables mujeres conseguí lo que necesitaba para que Dante iniciara el secundario sin problemas, ser padre no era tan difícil con personas así rodeandome. Pero no podía ser una carga siempre para ellos.

6.30 A.M. Me levante para hacerle el desayuno a Dante. En mi trabajo no tenía un horario fijo, pero jamás me había levantado temprano. Para mi sorpresa al entrar al comedor vi a Dante haciendo lagartijas. Era la primera vez que veía a mi hijo sin camisa. Su cuerpo era todo lo contrario a su cara y su corte de cabello, un abdomen plano, con cicatrices, una espalda ancha con algunos puntos de sutura y para finalizar, unos brazos tan gruesos como un tronco de abedul. ¿Era realmente un menor de edad en crecimiento? Mejor dicho el estudiante que las pubertas de 15 años desean que entren en sus aulas y se enamorasen de ellas. Vaya suerte tenían sus compañeras.
Decidí no interrumpirlo y me escabulli a la cocina. Al entrar estaba calentándose la pava. Y había un aroma a huevos y tostadas. Al parecer no conocía tan bien a mi hijo como pensaba, aunque suena algo hipócrita decirlo así teniendo en cuenta que lo conozco hace tan solo 2 semanas. Si, dos semanas y apenas hablamos, se siente raro, pero por alguna razón me apena hablar con el.
Me había perdido tanto en mis pensamientos que no había notado su presencia detrás de mi.
Puso sus dos manos en mis hombros y dijo -El desayuno esta casi listo, pon la mesa y desayunamos juntos antes de irme a la escuela.-
Por la manera en la que había puesto sus manos en mis hombros mi corazón había empezado a latir rápido. No.. Esa posición de manos no era normal. Era la de alguien que podría estrangularme en cualquier momento y no me daría cuenta.
-Esta bien hijo, vos termina de hacer el desayuno y yo me ocupo de la mesa-.
Al soltarme mi ritmo cardíaco bajo considerablemente. ¿Quien era mi hijo realmente?.

Después de eso todo estuvo normal. Nos sentamos a comer en silencio, al terminar lavó lo que habíamos utilizado. Desde que el llego a mi vida mi casa está bien ordenada, pero a la vez desordenaba más mi vida. El hecho de no saber que decir frente a él era algo que me hacía trasnochar.
Cuando hizo la lista de pendientes que el mismo se había armado se baño, entraba a la secu a las 7.30, y apenas eran las 7. Tenia tiempo de sobra.
Cuando salió del baño le dije que agarré sus cosas, que yo iba a llevarlo en su primer día, mi auto estaba en el taller así que caminamos hacia el colegio, tenía tiempo de sobra, y así podría conversar con el. Aunque sea un poco.
Al ir avanzando por las calles comenzamos a saltarnos un poco.
Me contó cosas sobre el que no habría imaginado, entrenaba tan duro porque en la primaria había sufrido bullyng y en vez de ahogar todo eso y deprimirse, decidió utilizarlo como un motor para mejorar su imagen y ser más fuerte, lo cual a mi parecer lo había logrado, le pregunté sobre sus cicatrices y el ambiente se puso algo tenso, me dijo que cuando este listo iba a contarme la historia de cada una de ellas. Perdimos la noción del tiempo y llegamos a la puerta del instituto, al llegar estaban Dimitri com su hija, y Carlos también con sus dos pequeños. ¿Que irónico no?. No eran como los habían descripto, cuando uno describe a su hijo. Lo describe como un pequeño retoño, pero no eran lo que ellos me habían contado. La hija de Dimitri era una señorita, tenía la misma edad que mi hijo, pero, tranquilamente podría ser modelo de revista, una chica con piernas largas, ojos azules profundos, como un mar al cual si entrases, no conocerías calma alguna, una chica muy hermosa, pero tenía los mismos ojos de matón de su padre.
¿Y los hijos de Carlos?. Mmmmm, a su hijo debió llamarlo Carlos Júnior, pero solo por su cara, del cuello para abajo era tres Carlos en uno, uno de esos adolescentes obesos que si resbalan causan un sismo.
Y su hija? Era su carácter antes de ser padre, una mujer llena de confianza que podría llegar a ser intimidante. Nos despedimos todos de nuestros respectivos hijos y me subi al auto de Dimitri.
Al ir en camino el dijo -Oye, si dices algo de mi hija te juro que estás muerto.-
Solo me reí, y miré por la ventana todo el viaje pensando en cómo le iría a Dante, en si se adaptaría bien, en si le harían bullyng como en su primaria.
Y lo único que me salió decir fue -Mierda, que difícil es ser padre.-

Padre De Un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora