ᔕOᗷᖇᗩᑎ ᑭᗩᒪᗩᗷᖇᗩᔕ [ᖴIᑎᗩᒪIᘔᗩᗪᗩ]

EᑎᑕᗩᖇGO ᑭOᖇᑕIᑎO.

Obligados al trato laboral, acabaron conociéndose un poco más.

July, da por incorregible la personalidad desbordante y pegajosa de Lachlan. Él, descubrió algunos modismos -no muy de señorita- perteneciente a su vocabulario.

-¿Cuánto tiempo pasarás? -pregunta la fémina con interés.
-Aún no lo sé. Todo depende de la recuperación de mi padre. Tiene una granja y necesita mi ayuda por un tiempo. -Explica la voz en esta ocasión modificada a masculina.
-Tal vez siga trabajando aquí para cuando vuelvas. Veremos qué pasa. -Se asegura de sonar desinteresada.
-Claro que seguirás aquí. Tienes que cubrirme hasta que vuelva.
-En cuanto consiga otro lugar me largo de aquí. -asegura la muchacha.
-No serías capaz. Sientes demasiado aprecio por mí.

Ignorándole completamente, la chica gira, dándole la espalda mientras sigue ocupada organizando algunos libros del estante frente a ellos.
-Puedes acompañarme. Solo piénsalo. -Reproduce la herramienta tecnológica a manos del chico, ahora posicionado justo en medio del camino de July.

En un intento fallido por hacer un guiño insinuante, aprieta sus dos ojos al mismo tiempo.
Al parejo, ella explota de risa al presenciar semejante tontedad. Todos los de las mesas cercanas voltean, incluyendo a su jefe.

-Por tu culpa me regañaron. No te comuniques conmigo por ningún medio. -recalca con enojo.

Aburridos, pasan el día. Son demasiado orgullosos para ceder e iniciar diálogo. A la hora de salida, Lachlan, abandona el lugar sin despedirse. Al verlo, ella se apura para alcanzarlo. Camina unos metros detrás, sin que note su presencia. Pasa por su lado proyectando su cuerpo contra el de él. Antes de que su bolso caiga al suelo lo levanta y coloca en su hombro.

-¿Te irás sin despedirte? -No recibe respuesta-.¿Así me pagas por ayudarte en la biblioteca?-Él asiente-. No seas dramático. Estaba bromeando antes.

A duras penas logra detener el paso del chico, a continuación le dedica una de sus mejores y más sinceras sonrisas.

Él aprovecha la proximidad. Después de analizar en detalle el sencillo, pero admirable rostro de July, decide tocar su hoyuelo derecho.

Acto seguido, ella da un fuerte palmetazo en la mano del atrevido para que la retire cuanto antes. El pelinegro captura el antebrazo de la joven, obligándola a caminar a su ritmo.

-Me sorprende tu delicadeza. -expone la chica. Automático de su comentario, él posa uno de sus brazos sobre los hombros de la habladora que, por todos los medios intenta despojarse. Entre forcejeos y uno que otro tropezón llegan a un complejo de departamentos.

-Antes de irme necesito un favor. -Reproduce la voz espasmódica.
-¿Qué favor? -cuestiona dudosa.
Lachlan abre una puerta frente a ellos. Se agacha y comienza a chasquear sus dedos. Por el pasillo un cerdito se dirige a él con euforia.
Desconfiada se acerca al tierno animalito. Sin todavía tocarlo, chilla despavorido.

-Si piensas que cuidaré de este animal salvaje estás demente. -Tras la tajante afirmación, él junta sus manos en forma de súplica-. Tengo un departamento pequeño. ¿Cómo crees que pueda vivir con un animal de granja en tan pocos metros cuadrados? ¡Llévalo a un albergue de animales!

El dueño del animalito abre sus ojos como si hubiese escuchado la locura más grande del mundo.
Toma su teléfono, escribe y reproduce: ¿Cómo supones que haría algo así? Eres una mujer despiadada.
-Estoy perdiendo mi tiempo. Ten buen viaje. Y que cerdito encuentre una linda familia.
-Será por poco tiempo. Te lo imploro.
-¿Qué gano si lo cuido?

Con los brazos abiertos se dirige a ella. Sabiendo el objetivo del chico logra escabullirse. Abre la puerta con velocidad, para finalmente marcharse.

Aunque quisiera echarle una mano, no puede tomar tal responsabilidad. Sus malas experiencias con animales no ayudan en absoluto.

Además...
¡Se trata de un cerdo! ¡Un cerdo!

(...)
Su sueño mañanero es interrumpido por el insistente timbre de la puerta. Una caja de cartón con un lazo rojo se encuentran frente a sus ojos.
Sin leer la nota adjunta a la caja, grita al compás del ser que se encuentra dentro. Asustada rueda por las escaleras.
Ella corre detrás para alcanzarle. Se asusta al ver el rumbo que toma.
Las ruedas de un auto pasan cerca de su pequeña colita enroscada. Respira aliviada, pues no llegan a atropellarlo. A toda máquina sigue corriendo. Poco a poco se acerca. Las miradas de las personas que se encuentran cerca no hacen que disminuya su ritmo. En un intento por atraparlo, se lanza sobre él -capturando en la acción- una de sus patas.

El fugitivo sigue chillando como si estuviesen asesinándole.
En pijamas, despeinada, incluso sin un aseo previo regresa al departamento. Temiendo ganarse la mordida del año, lo encierra en el baño.

La nota sobre la caja dice: No tenía más opción. Te pido perdón desde ya por las molestias que pueda ocasionar Jeremy. Si le das amor te corresponderá. Te lo aseguro. Estaré en contacto contigo para saber de ambos.
PD: ¡¡No le pongas en adopción!!

Al terminar de leer, teclea el número del muchacho en la pantalla de su celular. Lanza molesta el artefacto al recordar que el susodicho debe estar al abordar el avión. Sin embargo, la incomodidad es mayor y termina llamándole.

Tras la lluvia de injurias, él procede a colgar la llamada. De vuelta envía un texto de disculpas: No tenía otra opción. Solo puedo confiarte algo tan importante.

Deseo que seas abducido por el triángulo de las Bermudas. Contesta la chica.

Tu conocimiento geográfico está un poco flojo. Te comento que para llegar a Australia no es necesario pasar por ese lugar. Responde.

¡Ya lo sabía! Me pagarás muuy caro por dejarme a Jeremahia. Acompaña el mensaje con un emoji de disgusto y otro de furia.

¡Se llama Jeremy! Envía él otro texto.

Es lo mismo. Para cuando llegues... puede que lo encuentres convertido en un estofado o bistec.

Es mi mascota, July. ¡Mi amigo! ¡No le hagas daño!
La conversación llega a su fin tras ese último pedido.

Acomoda unos cobertores viejos en la caja formando una especie de cama. Con desconfianza, coloca en ella el pequeño ejemplar. Googlea referente a la alimentación, salud, y crianza de cerdos bebes. Anota algunas sugerencias que le servirán de ayuda.
Antes de salir a la tienda para hacer las compras, saca de circulación todo aquello que la inusual mascota pueda destruir.
En la lista de compra, la mayoría de los productos son para su nuevo inquilino.

Grita de horror cuando regresa y ve a cerdito masticando el cable del cargador de su laptop.
Lo reprende. Pero el supuesto regañado sigue en su pacífica siesta.

(...)
Dormir plácidamente no es una opción para ella. Su sueño se ve alterado por una insistente llamada.
Descuelga media dormida. Sin darse cuenta, activa la opción de videollamada. Pasa unos segundos sin escuchar nada. En la pantalla, se encuentra Lachlan observándola. Las condiciones de su rostro son devastadoras. Por ello se oculta tras las sábanas, mostrando solo sus ojos.

Él acerca una hoja de papel al lente de la cámara.

¡Muéstrame a Jeremy! Expone la hoja.

-No ves que no te quiere. Ya te olvidó. -dice cansada. Después de la casi media hora, el dueño continúa haciendo chasquidos para llamar la atención del animalito-. ¡Hey! Tengo que trabajar. No puedo estar todo el día en esto. -Cuelga la videollamada.

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•Jeremy en multimedia ^_^
¿No es hermoso?
🐽🐷

Pasen lindo día, tarde, noche o madrugada.😁

Lydia❤️