EᑎTᖇE ᑕOᑎᖴEᔕIOᑎEᔕ Y EᔕTIéᖇᑕOᒪ.

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Desconoce el segundo exacto en que los labios de July se posaron sobre los suyos

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Desconoce el segundo exacto en que los labios de July se posaron sobre los suyos. En un reflejo involuntario el chico se aleja. Copiando su propio truco, consigue que no se separe de ella. Rendido, pero gustoso, continúa ese beso.

-Creo qué me gustas -confiesa-. No sé que sientas tú pero necesito saberlo.

Con el deseo de poder expresarse como es debido busca su móvil en los bolsillos; pero recuerda que lo ha dejado en el coche.

-Escribe aquí. -Percibiendo la frustración del chico, estira la mano brindándole su móvil.

-July... Yo te quiero mucho. -Lee la muchacha.
-Yo también te quiero. Tú sabes eso. -hace una pausa-. ¿Ahora qué sigue?
-Sinceramente, no te recomiendo una relación conmigo. Sabes qué soy un lío en dos pies.
-¿En algún momento pedí esa recomendación? -sonríe optimista. Él no es capaz de rebatir algo ante aquella dulce sonrisa-. No pensemos qué puede pasar más adelante; vivamos el momento.
-Me parece perfecto... Tú me pareces perfecta.

Para él, las pálidas mejillas -ahora enrojecidas por el cumplido- son una maravilla. Podría pasar una infinidad viéndole, que no se agotaría por ello.

Como cachorrito a su dueño, July se acerca. De puntitas apoya su mandíbula en el hombro del muchacho que, después rodea su cintura con las manos.

-¡Es un espacio público! ¿Qué hacen ahí desvergonzados?

Mateo se acerca no sin antes tropezar par de veces debido a los desniveles que posee el terreno arenoso.

-Vaya, vaya. Qué bien trabajan su relación. -pestañea de forma graciosa.
-En efecto, Mateo. Nos va de maravilla. -dice acercándose al muchacho cómo gatuna ronroneante.

Cuándo ocurrió este cambio de roles. Se pregunta Lachlan.

-No lo estarás acosando... ¿Verdad? Los observaba de lejos y vi que lo presionabas.
-No te preocupes, Mateo. Lachlan está totalmente de acuerdo con lo que acabas de ver. ¿Cierto? -Propina un empujoncito en el brazo del mencionado.

Él niega. Lo que provoca la indignación de July y el asombro de Mateo.

-¡Tenía razón! ¿A qué te ha obligado, primo?
-Deja de bromear. -La chica reprende a Lachlan-. ¿Te das cuenta de lo que tu primo anda pensando?
-No dejes que te obligue a nada. ¿Entendido?

El trigueño suelta una carcajada ronca ante el estúpido debate. Después de tanto, logra sentir su propia risa. Eso le parece increíble.

-¿Y esa guitarra, Mateo? ¿Sabes tocar?

Sabiendo lo que está por comenzar, Lachlan palmea su frente.

-¿Están preparados? -averigua un efusivo Mateo-. Les cantaré mi tema más reciente.

Ay no...

-No pongas esa cara, Lach. Te impresionará saber que mi nuevo tema tiene una versión en ruso.
-Wow. Sabes ruso. -expresa July con asombro.
-Primero calentaré la voz. -explica sacando de su mochila una botella de vino-. No me miren así. -da un sorbo-. Son trucos de profesionales. No lo entenderían.

Pasaron diez eternos minutos colmados de desafinación, palabras que ni los propios rusos conocían, y una que otra lágrima que Mateo intentaba ocultar.
Cuando pensaban que la canción había llegado a su fin, entonaba otra nota alta.

Sangrado auditivo. Producía aquel canto.

July aguantaba cómo una guerrera. Su cara pedía a gritos el cese de la cantería.

-Esta canción me pone sentimental. Lo siento.
-habla limpiando sus cachetes empapados en el líquido salado. Tal vez por el sentimiento de la canción, o más bien por el efecto secundario del vino.
-Hubiese llorado también, pero no entendí ninguna palabra. -confiesa July con un poco de pena.
-¿Preparados para el próximo tema? -vocifera completamente repuesto.
-Creo que por hoy ha sido suficiente. Lachlan, deberíamos volver. -el aludido asiente al instante-. En la próxima ocasión, escucharemos más de tus temas.
-Recuerden. Lo prometieron. Entonces... ¿Me pueden dar un aventón?

Notando su estado avanzado de ebriedad le ayudan a salir hasta la carretera.

-¿Todavía tío Richard tiene esa carcacha? -Se burla con crueldad mientras impacta su mano con el capó del auto.

Ignorando sus sinceros comentarios logran meterlo dentro del vehículo para llevarlo a su lugar.

(...)

-¿Por qué tan temprano? ¿Cinco de la mañana? -dice July después de leer lo escrito en el monitor del ordenador.
-Hay que estar listos desde temprano. Mañana comienza la feria.
-¿Y qué tenemos que hacer?
-Seguro contar los animales. O revisar la calidad de los cultivos.
-Un poco aburrida la tarea...-Imita la cara de hastío del joven-. En otros temas... ¿Por qué no has hecho los ejercicios qué recomendó tu médico?
-¿Se te hace difícil tratar conmigo?
-Si fuese difícil -que no es el caso-, no crees que valdría la pena intentarlo.
-Tienes tiempo para darte cuenta de eso. Espero no sea muy tarde para ese entonces.
-Me seguirá importando tu recuperación apartando lo que seamos en un futuro. Estás siendo un poco injusto. ¿No piensas?
-No quería ser odioso. Siento que tengas que pasar incomodidades por mi culpa.
-Si los papeles estuviesen invertidos... ¿Harías lo mismo por mí?
-No estoy seguro.
-Me ha quedado claro. No hay más que hablar.

Con inmediatez recoge su manta y sale de la habitación. Sabiendo la enorme estupidez que acaba de hacer, Lachlan corre tras la chica. Llevándole ventaja, la peli crespa se adentra en uno de los graneros. El más arruinado de todos.
La oscuridad allí es agobiante.

-Tengo miedo. -Se escucha la voz de la muchacha notablemente atemorizada-. Estoy cerca de unos caballos.

Conociendo de punta a cabo el granero se desplaza con seguridad. El único sonido que llega a sus oídos es la descontrolada respiración de la chica. Un mechero rústico ilumina a duras penas parte del sitio.

-Ayúdame a bajar. -ruega sin dejar de mirar hacia el caballo que está justo a su lado.

Él brinda sus manos en apoyo. Pero un movimiento brusco por parte de ella hace que el viejo barril se mueva de posición; provocando que ambos terminen dentro del un establo próximo.

-¡Es estiércol! -dice mientras huele la parte superior de su pijama-. Lo que me faltaba. ¡Qué asco!

Lachlan trata de ayudarle a cruzar la especie de cerca que los encierra. Sin embargo, ella desprecia su buena voluntad.

-Todo esto es tu culpa. Mira cómo acabé. Destrozada y apestosa... -Respira profundo-. Mañana mismo me largo de aquí. Lo juro.

Sin tener armas para defenderse o rebatir cosa alguna acude a aquella que más resultados le ha dado.

En un movimiento fugaz aproxima su cuerpo al de July. Sus labios tocan el lóbulo de su oreja lo que inicia un tintineo gracioso en ella.

-Perdón. -Ambos escuchan. No es su imaginación. Después de mucho, esta vez, de forma entendible, el chico logra decir.

ᔕOᗷᖇᗩᑎ ᑭᗩᒪᗩᗷᖇᗩᔕ [ᖴIᑎᗩᒪIᘔᗩᗪᗩ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora