|Teen Wolf | Oɴᴇ Sʜᴏᴛs|

|[001] ·Derek Hale|Joven·|

         

             — Paseo nocturno —

El Hale adolescente se encontraba vagando por el bosque. Todo se encontraba oscuro, en calma, en silenció. Completamente deshabitado. El único sonido que se escuchaba era el de las hojas secas crujiendo a medida que el caminaba. Pues el joven Hale no podía hacer más que dar vueltas en la cama. Por lo que se decidió a salir a tratar de despejarse un poco al bosque. Después de todo, era el lugar más tranquilo que se le ocurrió. O eso creía.

De pronto se detuvo completamente. Giró su cabeza como un resorte en torno a donde creyó escuchar un sonido, para intentar encontrar algo más que confirmara su sospecha.

Y lo encontró, pues de repente un olor conocido se filtró por sus fosas nasales.

— Coyote —

Fue lo único que pensó el Hale, antes de que sus ojos se tornaron de un azul eléctrico y inmediatamente comenzara a correr, esquivando todos y cada uno de los árboles audazmente, persiguiendo ese exquisito aroma.

Momentos después pudo localizar una figura femenina, en medio de los árboles. La cual ya había sentido su presencia. Sus ojos también estaban tenidos de un azul electrónico, tenía sus garras fuera y ya estaba en posición de ataque.

El Hale ni bien la vio se detuvo, para observarla sin ningún pudor de pies a cabeza, poniendo nerviosa a la coyote. La cual por su parte, al ver que el joven Lobo no demostraba querer atacarla, guardó sus garras para pararse normalmente.

Sin embargo ninguno apagó sus ojos, pues por algún motivo estos no cedían. Sin embargo, ni con ese echo despegaban su atención del otro.

El lobo inconscientemente se fue acercando a la coyote, la cual estaba tan perdida justamente en el azules ojos brillantes del lobo, que no se dió cuenta hasta que ya podía sentir su aliento chocando contra sus labios.

Bajo su mirada a la boca del Hale, que estaba a unos centímetros de la suya. Un cosquilleo en los mismo que la hizo retroceder unos torpes pasos.

Volvió su mirada a los iluminados ojos del chico para seguidamente dar un paso a trás más seguro que los anteriores. Pero su intento de obtener espacio personal se vio interrumpido por los ágiles movimientos del lobo.

Para cuando reaccionó, ya estaba sentada en el suelo, con su espalda apoyada contra el tronco de un gran árbol. Con el joven lobo tumbado sobre ella. Con su cuerpo metido entre sus piernas, abrazando sus caderas mientras apoyaba su cabeza un poco más abajo del pecho de la Coyote.

Ésta por su parte sintió un olor particularmente dulce y atrayente.

Olfateo el aire tratando de buscar el causante de ese exquisito aroma y se sorprendió cantidades al percibir que el dulce aroma era desprendido del lobo tumbado entre sus piernas.

Al bajar la mirada se topo con los ojos del Hale, que la miraban con tanto amor que se sintió pequeñita.

El lobo sacó su cabeza del pecho de la chica, para terminar con la nariz enterrada en el cuello de la misma. Olfateando sin una sola pizca de vergüenza, se quedó allí.

La Coyote llevó su mano a la cabeza del lobo, que como ya dije, se encontraba escondida en su cuello, para comenzar a acariciar su cabello con la yema de sus dedos, calmandolo completamente.