|[014] ·Theo Raeken·|

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Abrí los ojos, sentándome instintivamente en la cama. Agudizo el oído y escucho uno ruidos en la planta baja.

Al instante mi cara se contrae en un ceño fruncido y cansado. Ya recordé que son esos sonidos, esos malditos sonidos que irrumpen mi sueño casi todas las noches.

Esos malditos rasguños, en la maldita puerta trasera. Hechos por ese maldito animal, que siempre termina por satisfacerme sobre cualquier superficie de la casa.

Muevo las mantas a un lado, liberando mi cuerpo del calor abrazador que me brindaban. Me levanto del calentito colchón y salgo de mi habitación, comenzando a caminar rápidamente por los pasillos de mi casa.

Bajo las escaleras a tropiezos hasta que llego a los últimos escalones. Mis pies de alguna forma terminan por enredarse, logrando que pierda el equilibrio por unos cuantos segundos. Me agarro de las paredes para no caer del todo, mientras inconscientemente empiezo a lanzar insultos al aire y maldecir todo lo que veo.

Refunfuñando, camino rápidamente por la cocina para coger la llave, la cual se encuentra colgada en un broche amurado a la pared, inserto ésta en la cerradura de la puerta y la abro, dejando pasar dentro a un lobo completamente negro.

Cierro la puerta y procedo a volver a insertar la llave, esta vez girando en dirección contraria para trabar la puerta. Volteo y me encuentro con el famoso lobo, sentado cual perro y observándome fijamente.

Estiro la mano hasta la tecla en la pared, haciendo que inmediatamente se prendan las luces de la cocina, alumbrando el lugar.

— Te odio. Engendro del mal. — Susurro, mirando fijamente al lobo negro. Quien gira su cabeza a un lado, en un gesto aparentemente inocente.

Segundos después me volteo, dirigiendome a una puerta junto a la cocina. Abro la puerta del armario y revuelvo todo lo que se encuentra dentro, buscando un pantalón.

— Ambos sabemos que no es así, Cosita. Además te recuerdo que no pensabas lo mismo la otra noche. — Afirma, volviendo a su forma humana y utilizando el característico apodo en español que tiene conmigo.

Ruedo lo ojos ante su comentario, aunque él no pueda verme. Saco uno de los pares de pantalones que el se encargó de dejar en casa, por este tipo de situaciones. Aunque en parte, sospecho quue también lo hizo con la intención de que su olor esté presente en el lugar.

Cosas suyas.

Me volteo y se los paso, sin mirar más allá de sus ojos, apesar de que ya lo haya visto desnudo muchísimas veces.

Me dirijo a la ventana de la cocina, cerrando los ojos por el cansancio al ver que afuera aún sigue en completa obscuridad, de noche. Observó el reloj en la pared y gruño al ver la hora.

04:47 a.m.

¿Qué mierda haces a esta hora despierto, Theo? — Acuso en español, mirando en su dirección y notando que ya tiene puesto el pantalón, aunque aún con su torso expuesto.

— No podía dormir y hacía mucho calor, necesitaba salir, asi que fui a correr por el bosque. Me cansé y vine aquí. — Explica acercándose a mi cuerpo — Con la cosita más tierna del mundo. — Ahora hablando en español y pellizcando un poco mis mejillas.

Hablar variando entre el inglés y el español era algo muy común entre nosotros. Su idioma natal era el inglés, el mío el español y ya que ambos sabíamos los dos idiomas, no nos hablábamos con uno solo en particular.

— Como se nota que no tienes nada que hacer. — Susurro, más para mí que para él. Su cara cambia a una que detona superioridad.

— Fíjate que si tengo muchas cosas que hacer. Por el día tengo que ir a la escuela, atender asuntos sobrenaturales y parecer un adolescente común. Luego por la noche, debo atender regularmente a una niña caprichosa y malhumorada. Claro, solo si se porta bien y hace su tarea. — Bromea, mirándome con sus profundos ojos azules, hablando como si la situación lo divirtiera de sobremanera.

Pasan unos segundos, en donde me pierdo en mis pensamientos, analizando cuidadosamente las palabras de Theo. Por instinto, mis ojos de abren hasta el tope, recordando que precisamente hoy tengo un examen de Literatura y debía estudiar. Cosa que olvidé.

— ¿Qué sucede, cielo? — Su voz es de falsa preocupación y en su mirada se puede ver cómo la situación le divierte.

Corro por la cocina hasta llegar al gran calendario que se encuentra colgado en una de las paredes. Allí tengo anotados todas las fechas de los exámenes y compromisos. Apresuradamente busco la fecha de hoy y mi mano se estrella contra mi frente en cuanto me confirmó que hoy tengo tal examen.

— ¿Con que un examen, eh? — Pego un pequeño salto en cuanto lo escucho murmurar detrás de mi.

Mi espalda choca contra su pecho y puedo sentir su respiración entre mis cabellos.

— ¿Quieres que te ayude a estudiar, cosita? —

— Mhjm — Suelto un pequeño sonido de afirmación, mientras tallo levemente mi ojo con mi puño, señar de evidente cansancio.

Para cuando me doy cuenta, lo tengo frente a mi, a solo centímetros de mi rostro. Sonríe travieso y al instante siento sus grandes manos apretar mi trasero y cargarme.

— ¿De qué es el examen — Pregunta, caminando directo a mi habitación.

— Literatura — Contesto, dejando salir un bostezo, mientras enrollo mis brazos alrededor del cuello de Theo y apoyo mi cabeza en su hombro.

— No es tan complicado. Yo te ayudaré y verás que lo aprobaras sin problema. — Sentencio, sonando bastante despierto.

— Eso espero — Mi voz suena atontada, debido al sueño — Gracias Theo — Le agradezco, dejando un pequeño besito en su cachete.

|Teen Wolf | Oɴᴇ Sʜᴏᴛs| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora