3.

241 36 2
                                    

Shoto salió a la calle cuando todavía flotaban en el aire los resquicios del frío de la madrugada. La luz clara que bañaba las calles hacía la escena más heladora incluso. La temperatura no le molestaba debido a su don; estaba perfectamente acostumbrado a los grados bajo cero, su cuerpo estaba diseñado para resistir estas condiciones. Anduvo bajo el manto gélido de la mañana hasta llegar a la agencia de Hawks. Comprobó su reloj; había sido tan puntual como le exigían, incluso había llegado antes de lo previsto. Observó brevemente el gran edificio. Era una agencia más modesta que la de Endeavor, de aspecto menos imponente, reflejo quizá de la juventud de su dueño. Shoto caminó hacia las grandes puertas de cristal, que se abrieron automáticamente ante su presencia.

Tokoyami ya estaba allí. Había llegado apenas cinco minutos antes que él, también antes de la hora. Shoto le saludó y recibió de su parte otro "buenos días" sereno. Después, se mantuvieron en silencio, aguardando a que les dieran la orden de dirigirse al despacho del jefe. El héroe que estaba en secretaría parecía no haberse inmutado ante su presencia; siguió escribiendo apresuradamente en unos papeles para después consultar un largo listado de datos, referentes a algo que Shoto no alcanzó a ver, en el ordenador. Pequeños grupos de héroes comenzaban a ponerse en marcha. Mientras tanto, él y Tokoyami se limitaban a permanecer pegados a una pared, asegurándose de no molestar en el curso de la vida del negocio. Pasó un cuarto de hora completo hasta que un empleado se dirigió hacia ellos y les indicó que le siguieran. Subieron al ascensor. Shoto sintió que su incomodidad era tan palpable que anegaba el reducido espacio, cubriendo también a su compañero y a aquel otro desconocido que, tan pronto como alcanzaron el piso deseado, les condujo a paso apresurado por un corredor cubierto de ventanas en uno de sus lados. Alcanzaron finalmente una puerta al fondo del pasillo, frente a la que se detuvieron.

- Adelante, el jefe os espera.

Shoto observó a Tokoyami, preguntándose si él estaría igualmente nervioso. Por pequeños gestos, le dio la impresión de que así era. Decidió tomar la iniciativa y dar uno, dos, tres golpes en una de las hojas de madera de la doble puerta. A continuación, tomó el pomo y abrió.

La luz entraba en cascadas a la habitación por el ventanal detrás del escritorio de Hawks. No era una habitación especialmente decorada, sino que tenía un aire minimalista que hacía que pareciera aún más espaciosa. Había dos sofás colocados en el centro, para atender a las visitas más informales y conversar de forma que la consulta con el héroe fuera menos intimidante. Entre ellos, una mesa baja de madera clara. Pegada a la pared izquierda, sosteniendo en sus baldas libros y carpetas, repletas estas de documentos dispuestos verticalmente, había una estantería blanca, del mismo tono que la pintura de la pared. El resto del muro estaba completamente desnudo.

- ¡Hola! Bienvenidos.

Hawks se levantó para recibirlos. Había estado sentado en uno de los sofás, con un vaso de cartón en la mano. Una sonrisa se expandió por su rostro en forma de una fina línea. Posó el café sobre la mesa y se acercó a ellos. Shoto se hizo a un lado para que Tokoyami pudiese ingresar a la estancia también. La puerta se cerró detrás de él. Hawks le dio un apretón de manos.

- Tokoyami Fumikage, es un placer poder trabajar con usted. – se presentó.

- Igualmente.

A continuación, dirigió su mano hacia Shoto.

- Shoto Todoroki. – dijo él, estrechándola.

Recibió el contacto como algo que había estado esperando ansiosamente. Toda su atención se centró en memorizar el tacto del guante y el agarre firme de aquellos dedos. Shoto pensó que debían de ser – no podía estar seguro debido al grosor de la tela que los cubría – finos e igual de sutiles que el resto de su fisonomía.

- Lo sé, lo sé. ¿Cómo no saberlo? Shoto, el hijo de...

- No – le cortó él -. Solo Shoto.

No pudo evitar fruncir levemente el ceño, deshaciéndose sus ensueños; su imagen estaba completamente contaminada por la fama de su padre. Aborrecía que solo le conocieran por ser hijo del héroe número dos y se sentía brutalmente estúpido por haber estado pensando en la sensación de sus manos desnudas. Hawks pareció captar su disgusto. Sonrió concesivamente, como si reconociera su error.

- Está bien, Shoto. Encantado de conocerte.

- Lo mismo digo, Hawks.

Tokoyami parecía horrorizado ante la falta de educación de Shoto. Había, sin embargo, despertado el interés del mentor de ambos, que analizó durante un instante la emoción en el rostro de su nuevo interno. Él se tensó, consciente de que estaba siendo sometido a un examen más exhaustivo que el de su compañero. Le asaltó un miedo tan irracional como irrefrenable de que aquellos ojos pudieran penetrar en su mente y leer con facilidad su pensamiento.

A pesar de todo, no se arrepintió de haberle corregido; si había algo que no deseaba era que sus prácticas, después de haber escogido intencionadamente un lugar alejado de Endeavor, estuvieran condicionadas por su ascendencia. Shoto sostuvo la mirada inquisidora de Hawks, sujetando todavía su mano, disimulando el bochorno que él mismo se había provocado.

El héroe debió de recordar entonces que no estaban solos. Se soltó del prolongado apretón de manos con un gesto rápido, alejándose de sus dos internos y yendo hacia el escritorio.

- Es un placer poder contar con vosotros, o al menos espero que lo sea. – dijo.

Pareció consultar brevemente unos papeles, como quien no tiene necesidad real de hacerlo pero busca ocupar sus manos con alguna tarea.

- Saldremos inmediatamente de patrulla, luego os dirán dónde podéis instalaros.

Las agencias prestigiosas contaban con dormitorios para sus internos. Shoto conocía los de la agencia de Endeavor y se imaginó que serían similares a los que acogían a los aprendices de Hawks.

- Espero que estéis preparados. ¿Puedo saber vuestros nombres de héroe?

- Tsukuyomi. – respondió Tokoyami.

- Shoto.

La incredulidad en el rostro de su mentor produjo más vergüenza en Shoto, quien miró hacia el suelo esperando que no se burlara de él. Hawks vio, sin embargo, la comicidad de la situación.

- Debe de gustarte mucho tu nombre. – comentó irónicamente.

- No particularmente... - respondió él con sinceridad -,pero no necesito ningún apodo especial. Llámeme Shoto.

Intacto | ShotoHawks |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora