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Shoto no se había atrevido a levantar la vista de la superficie de la blanca mesa. Prefería con mucho inspeccionar cada minúscula imperfección del mueble a mirar a Fumikage Tokoyami a los ojos. Así, encontraba las aleatorias líneas – provocadas sin duda por el constante roce de las bandejas – sumamente interesantes, mientras que desdeñaba la compañía de su colega.

La verdadera razón detrás de este comportamiento no era otra que la creencia de que, si permitía que se diese el contacto visual, Tokoyami podría adivinar lo ocurrido en la noche; más concretamente, cómo había sucumbido sin recato a sus deseos y cómo había derramado lastimosas lágrimas por su mentor habiéndole apenas conocido. El día le había devuelto la razón que la noche había obnubilado y ahora todo en él era bochorno. Incluso su pálida tez parecía encenderse por momentos – o esa era la impresión que tenía.

Lo cierto es que Tokoyami no podía evitar pensar aún más duramente en él al ser ignorado de forma tan evidente. Shoto no había respondido a su saludo – un nada entusiasta "Buenos días, Todoroki" – ni a ninguna de las preguntas que se había molestado en hacerle acerca del día anterior.

- ¡Vosotros, los aprendices! Hawks quiere veros en su despacho cuanto antes.

En respuesta a la voz que les llamaba, Shoto y Tokoyami tuvieron idéntica reacción; abandonaron con prisa sus sitios para responder a la llamada de su maestro.




Hawks había conseguido controlar las ansias de ternura en su interior y, ante un descontrol tan obsceno de sus emociones, había resuelto – esta vez de manera definitiva, sin excepciones ni licencias posibles – alejar a Shoto Todoroki de sí. Debía construir entre ambos un muro infranqueable, que aniquilase totalmente cualquier alocada esperanza de poner en práctica sus fantasías con el muchacho, de sentir su toque frío y cálido cubiertos ambos por un cielo de plumas carmesí, de atraparlo en su búsqueda animal de dulzura y calor.

Su resolución había sido guiada realmente no por la profesionalidad, sino por el terror insoportable de forjar un afecto hacia él; un afecto del que sabría que se volvería completamente dependiente. Una sola muestra de cariño haría que una marioneta despojada de calor humano se volviera adicta, que no pudiera volver a existir separada de su interno. Sabía que la repugnancia sería el escudo que habría de proteger a Shoto de mezclar su vida con la existencia rota de Hawks y que les salvaría a ambos del escándalo público.

Regresaba con esta decisión el sentimiento de aborrecimiento hacia sí mismo y hacia los límites que le habían impuesto; sin embargo, sabía cómo lidiar con estos pesares mucho más efectivamente que con el deseo y el cariño.

La puerta de su despacho se abrió y pudo ver los rostros de sus dos internos. Uno de ellos, casi irrelevante; el otro, inspirador de la fatalidad y el tormento de su ánimo.

Exhibió una sonrisa despreocupada, como era habitual en él. Tenía aquella expresión tan perfectamente ensayada que tuvo la absoluta certeza de que ninguno de los dos estudiantes podría nunca adivinar lo que subyacía tras ella.

- ¡Buenos días a ambos! Espero que no sigáis deprimidos después de lo de ayer.

Y acompañó sus palabras con una carcajada irónica. No obtuvo reacción por ninguna de las dos partes.

- Veo que los ánimos siguen bajos.

- Hawks, ¿por qué me eligió? – preguntó Tokoyami.

Fue la penosa materialización del sentimiento de inferioridad que empezaba a crecer en su interior. Se dio cuenta de que aquella interrogación estaba cubierta de inmadurez y dejaba al descubierto el complejo que nunca habría querido mostrar. Sin embargo, ya había sido formulada y había escapado de su pico con alas propias.

Hawks no tuvo necesidad de meditar la respuesta.

- Porque eres también un pájaro.

- ¿Esa es la única razón?

- Parcialmente. También necesitaba de alguien que me diera información de primera mano acerca del ataque que la UA sufrió.

La ágil mente de Hawks pronto se dio cuenta de que aquella era el momento propicio para que la criatura que había invadido sus pensamientos le declarase su odio y rompiese por voluntad propia el trato con su mentor. Acelerado el oculto corazón, Keigo apuntó con su mirada a Shoto.

- Shoto, imagino que también tienes interés en saber qué me llevó a elegirte, además de tu puesto en el Festival.

- Claro...

Tokoyami se había quedado en un estado pensativo tras escuchar de su mentor que el único interés que podía suscitar era la información sobre la clase y su forma zoomorfa. Shoto aguardaba temeroso el comentario que Hawks habría de dedicarle.

- Tú, Shoto, eres una estrategia de marketing - confesó -; a la agencia le viene muy bien contar con el hijo de Endeavor, es una forma de obtener prestigio. Así que te agradezco que te dejes ver entrar y salir por esa puerta. Tu valía para mí está en tu sangre.

Sirviéndose de la deducción que previamente había hecho acerca de la relación de Shoto con su padre y convencido de que esta era, como poco, fría, Hawks hizo pasar por verdad una mentira descorazonadora.

- ¿Y mi trabajo...? - la pregunta sonó espantosamente inocente al decirla en voz alta.

- Como el de otros muchos, aceptable.

Shoto no dijo más y en sus ojos – más infantiles que nunca en ese momento - se reflejó la súbita necesidad de romper la fachada de seriedad y gritar entre lágrimas a su mentor. Hawks, llevada a cabo la tarea que se había propuesto, percibió el cambio en él con una horrible angustia que no podía manifestar; supo de inmediato que había destrozado de nuevo a un muchacho que acababa de comenzar a reconstruirse. Aquella sensación de culpabilidad amenazaba con enloquecerlo. Incluso si había sido su intención, ver el resultado era igualmente doloroso. Su único consuelo era la seguridad de que sería capaz de ignorar la ira que sentía hacia su propia persona por haber plantado la semilla del odio en aquella dulce criatura.

La chispa mortífera en él duró apenas unos segundos. Shoto dejó de parecer furioso y de fruncir el ceño. Su labio inferior se relajó hasta tornarse temblante, no de ira, sino de simple congoja. El héroe no esperaba una reacción como aquella. Había pretendido hacer que su rabia y frustración bullesen, igual que había ocurrido con Tokoyami.

- Habladme sobre el ataque a la USJ ahora.

Shoto y Tokoyami se miraron, reacios ambos a hablar. Hawks esperó a que se decidieran. 

Tokoyami – tal y como había predicho – tomó la palabra y comenzó a darle abundantes detalles sobre la situación que había sufrido. Muchos de ellos fueron captados por el héroe, pero muchos otros se perdieron al trasladarse su atención a los ojos húmedos de Shoto, que había pasado de la furia a la más destructora tristeza.

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⏰ Última actualización: Mar 01, 2022 ⏰

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