Colors | Merlin

CAPITULO 13

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Tras la discusión el único que pego ojo fue Jack, más que nada quejándose de que no dejaría que se volvieran negras las ojeras, que de por si esa zona de la piel en la cara ya era muy sensible como para eliminarla en su totalidad.

Merlín volvió luego de que el sol estuviera completamente afuera, apuntando sus rayos a la casa. Aja a diferencia, permaneció junto a Red Shoes intentando entablarle conversación cuando le costaba bastante mirarla de frente. Su halo de luz era demasiado brillante.

Hidrato a Uma como hacia cada mañana tarde y noche, sin falta siempre que estaba en la casa. Nunca salía por más de un día desde que ella quedo en aquella situación o al menos, no cuando la casa estaba sola, ya que en ocasiones sus amigos solían ayudarle con la pajarita. Sin duda extrañaba tenerla alrededor suya graznando mientras molestaba a los siete chicos.

Toda esa situación la hacía darse cuenta de la facilidad con la que podía perder a alguien y definitivamente, no quería, ya no. No perdió a Merlín, pero él había perdido su confianza y probablemente su respeto, y eso le dolía aún más. Ella lo admiraba.

Sin demasiado drama intentaron disimular frente a sus demás compañeros la tensión, pero su pelea era demasiado reciente como para que alguno lo pudiera procesar. Jack por otro lado, trato quedarse junto a Aja, más que nada porque no quería que se sintiera traicionada, por la trampa que realizo en su contra en la madrugada.

Esperaron a que todos estuvieran completamente despiertos y preparadas para dar marcha a la búsqueda. Búsqueda en la que Arthur dejo a Merlín cuidando el conejo de madera enorme que había atacado a la princesa. Se quejó al igual que en la noche, pero su cabeza ni siquiera se dio cuenta, parecía que lo había hecho por costumbre y se encerró las primeras horas en su biblioteca, a pensar en todo lo que le había dicho Aja, incluido ese detalle de Red Shoes.

Aja por otro lado nuevamente cambio su color de cabello, la ilusión obviamente solo seria para las personas que no conoce de las artes mágicas, deseaba no cruzarse con nadie con potencial de atacarla, porque no tenía planeado volver a la casa hasta despejarse completamente. A pesar de ser la tercera rueda de Arthur.

Cualquier cosa estaba mejor que la casa. Los intentos de Arthur hasta la hacían reír.

– ¿Que está haciendo? –Le pregunto haciéndose la desentendida a Red Shoes.

–Intentar quitar la espada... supongo. –Respondió.

Definitivamente sabía que estaba haciendo eso, dio un discurso de los suyos pretendiendo que lo sacaría al primer intento. Pero solo veía su halo igual de lila que el de Red Shoes y definitivamente lo que estaba viendo se podía malinterpretar demasiado. La fuerza que estaba empleando en su tamaño pequeño daba demasiada risa.

–No quieres saber lo que parece que está haciendo desde mi vista. –Dijo cubriendo su boca al final porque no quería que mi carcajada se escapara.

Red Shoes se quedó confundida por unos segundos, hasta que recordó su pequeña conversación con Aja. Ella solo ve lo vivo, representado con una luz e intento recrear ese escenario eliminando todo lo demás. Justo después corrió junto a Arthur sintiéndose mal.

Aja rodo los ojos riéndose de ella y apartando los ojos de ese ángulo, ya que el halo de la princesa la seguía molestando. Era demasiado buena, se podría decir que hasta la persona más pura. ¿Cómo se metió ella en un lio tan grande?

La respuesta era obvia, claramente, no por cuenta propia.

–Arthur, Arthur, Arthur. –Lo llamo la castaña–. ¿Qué tal si me dejas intentar? –rio nerviosamente.