Colors | Merlin

CAPITULO 10

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A pesar de no haber tomado bien aquellos comentarios de parte de sus compañeros hacia la inesperada visita –Ladrona– Aja tuvo que con su magia levantar a la princesa del suelo y llevarla hasta una de las habitaciones, porque no querían que entre cuatro intentaran levantarla y la tiraran. Tan mala no era.

La posiciono de una manera muy despreocupada sobre una de las camas, ganándose malas miradas de parte de sus amigos, quienes le reprocharían hasta que sus vidas acabaran de que tenía una manera muy fea de reaccionar a aquellas situaciones. Aja lo aceptaba, pero al mismo tiempo no se disponía cambiar ¿Por qué lo haría? Al fin y al cabo, al mismo tiempo se divertía.

Los chicos comenzaron a rodear la cama de la chica admirando la belleza que desprendía cada célula de aquella muchacha de cabello castaño. La azabache se recostó por una de las paredes al costado de la cama donde dormía plácidamente la mujer. Con el ceño entrecerrado y los ojos apenas pudiendo mirarla fijamente intentaba descubrir porque su aura titilaba tanto, era muy confuso entender la vibra de aquella chica y no sabía a qué se debía. La única vez que llego a presenciar algo así era en su madre, pero sabía que esa no era su madre, porque era imposible que su madre tuviera un aura violeta. Nunca la había visto con esos ojos, pero no era difícil saber que sería negra, porque estaba manchada de maneras inimaginables.

–¿Aja, la puedes despertar? –Pregunto Hans sin apartar la mirada de la muchacha.

–Depende. –Respondió ladeando la cabeza.

–Como que ¿Depende? –Merlín se giró cruzado de brazos hacia la chica–. ¿No será no quieres...?

–Claro que no..., ¿pero no quieren que descanse? Se ve cansada, miren sus ojeras. –Dijo señalándola con la cabeza.

Entonces todos los enanos se giraron incrédulos hacia Aja y la chica ni se inmuto, puesto que solo comenzó a jugar con sus uñas fingiendo arreglarlas.

–Aja...

–Tu eres ciega. –Termino de decir Noki, interrumpiendo a Kio.

–Y no tiene ojeras. –La contradijo Pino.

Gruño sonoramente y con mover un dedo la chica comenzó a respirar más fuerte. La inesperada visita se removió en la cama, tallo sus ojos con sus manos y luego se levantó para quedar sentada en la cama.

Para ese entonces los siete ya estaban rodeándola nuevamente con las bocas y ojos bien abiertos, expectantes a cada mínimo movimiento que la chica empleaba. Ahogo un grito cuando sus ojos se acostumbraron a la luz y vio a todos reunidos prácticamente sobre ella. Llevo la mirada hacia su costado izquierdo y allí había una chica con el ceño fruncido sin prestarle la más mínima atención.

–Hola, bella dama. –Halo Arthur con elegancia, tratando de la chica se tranquilizará, porque claramente no era normal que te dejaran inconsciente y despertaras en medio de siete enanos–. Bienvenida a mi reducido puesto de mando. Tengo seis habitaciones para mis amigos, pero mi nombre está en el contrato.

–Yo pago el alquiler. –Lo interrumpió Jack guiñándole un ojo coqueto a la castaña.

– ¿Su hogar? Oh, Dios mío. –Respondió rápidamente con una voz muy dulce llevando amas manos sobre los labios–. Lo... lo siento mucho. Estaba hambrienta y...

El halo violeta que emanaba de la chica comenzó a brillar aún más intensamente y aunque Aja no estuviera dirigiendo sus blanquecinos ojos hacia ella, el brillo se volvió más potente que antes. Esa chica estaba bastante nerviosa y asustada.

–No tienes que disculparte. –Interrumpió Merlín la desesperada explicación de la joven–. No queríamos interrumpir tu comida robada...

–Sí, no te preocupes, robar es de lo más normal. –Ironizo sarcástica Aja el comentario del castaño enano, sin levantar en ningún momento la mirada de sus uñas.