CAPITULO 4

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Los siete una vez estuvieron todos reunidos otra vez, ese día, decidieron darle explicaciones a Aja, antes de que empezara a hacer algún berrinche de la rareza de día, porque la chica no es ninguna tonta.

La sentaron en el sillón y frente a ella todos quedaron observándola, buscando las palabras adecuadas para comenzar la conversación. La única persona sentada junto a ella era Jack y se podría decir que su postura era incluso mejor que el de la chica. Aja solo permaneció expectante a los movimientos nerviosos de todos los chicos, quienes como niños que tenían que confesar una travesura se empujaban tratando de decidir en silencio quien le contaba.

Aja se abstuvo a recordarles que no era completamente ciega y podía ver el teatrito que se estaban armando frente suya. Se cruzó de brazo y encorvo los labios demostrando su impaciencia, poniéndolos aún más nerviosos. Ciertamente en ese momento no eran los Siete Valientes.

Uma empezó a sobrevolarles para ponerlos más nerviosos. Definitivamente le encantaba molestar a esos siete y esos siete odiaban que se acercara a ellos. Hans y Arthur la espantaron y ella solo voló a posicionarse sobre las piernas de Aja, al lado de Jack, quien se alejó un poco.

Y las primeras palabras que le dedicaron a la chica, no fue una explicación, fue una pregunta hecha por Merlín.

– ¿Alguna vez viste el color de tus ojos? –Aja arrugo completamente el entrecejo.

Era la primera vez que le preguntaban tal cosa y ella no sabía que responder, porque tras pensarlo unos segundos seriamente, ella nunca se había visto reflejada en un espejo y nunca nadie antes le había mencionado el color de ellos y por la expresión de su rostro, a sus compañeros no les fue difícil adivinar la respuesta.

– ¿Te refieres a el color de ahora...? –Pregunto balbuceante.

–No, no... me refiero al color que tenían... antes.

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Tiempo después...

Este día se completaban ocho meses de la estadía de Aja con los siete y lo que actualmente se encontraba haciendo era jugando una partida de captura la bandera como parte de su entrenamiento de magia. Un mago por equipo, Merlín tenia de equipo a Pino, Kio y Arthur mientras que Aja tenia de equipo a Hans, Jack y Noki.

– ¡Jack es solo barro, se hombre! –Grito Hans con frustración–. ¡Tú lo usas de mascarilla!

– ¡El mío es barro terapéutico! ¡Esto tiene eses! –Respondió haciendo un teatrito.

Aja decidió tomar cartas en el asunto y callarlos al instante para que no los escuchasen. La bandera azul estaba frente a ellos en una pequeña islita de tierra, rodeada de un profundo barro que muy probablemente por cortesía de Pino y Kio esté llena de trampas. Lo que más le extrañaba en ese momento era no distinguir a ninguno de sus compañeros de guardián junto a la bandera.

Era pan comido.

–Jack, regresa a ayudar a Noki a resguardar la bandera. –Expreso rápidamente Aja mientras tomaba una pequeña rama que se encontraba a centímetros de su pie y anteriormente había pisado–. Vigila que no te siguán.

Recogió su cabello en una coleta y cerró los ojos, al mismo tiempo que una luz morada rodeo su mano izquierda tal como lo recreo en su mente transformo esa pequeña rama en un palo bastante largo y ancho. Jack no desobedeció porque realmente no esperaba que Noki pudiera vencer a Arthur en un duelo de espadas.

–Sostén tu espada Hans. –Expreso Aja retrocediendo unos pasos–. No estamos solos. –Susurro solo para él.

Se mantuvo en completo silencio mientras retrocedida sobre sus pasos escuchando atentamente el viento. Aún no había visto a nadie, pero le resultaba imposible de creer que la bandera este sola. El barro no era agua por lo que no podría escucharla, punto para el equipo de Merlín.

Colors | MerlinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora