Recogía los mechones dorados de su frente, estos lucían espesos por el sudor y sus párpados cansados palidecían. En aquel auto que viajaban y con él en sus piernas, inconsciente, se preguntaba si era el mismo hombre del cual ella se enamoró un día, antes que llegara Valeria.
—¿Hanna, como sigue? —preguntó Jonathan, mientras conducía.
Hanna lo vio a través del retrovisor. La mirada de su primo frenético y desesperado ante una respuesta la asustó. ¿Qué debía decir?. Bajo su mirada y tocó la frente de Daniel. La sintió caliente, su temperatura corporal definió el adormecimiento. Estaba enfermo.
—Tiene fiebre.
—No es bueno. —dijo él. Hanna seguía absorta a Daniel, que no respondía y el pánico seguía apoderándose de ella, pensando lo peor por parte de él. Morir. Jonathan golpeó el volante del auto, despertando el amargo sentimiento de su prima. —No te asustes. Es un incrédulo.
Y a decir verdad...si, lo es.
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Hola, dime mi amor
RomanceSe encontraron expuestos a un mundo donde la meta era sobrevivir, sin las posibilidades de conocer la felicidad y entre tanta tragedia se perdieron esperanzas, hasta el amor. Nada es capaz de salvarse...ni los sueños. Daniel ha perdido el rumbo de...