Capítulo 5: Diarios

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Al mismo tiempo la humanidad aprendía a convivir con su dolor y pérdida

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Al mismo tiempo la humanidad aprendía a convivir con su dolor y pérdida. Como si estar encerrados les hubiera ofrecido meditar consigo mismos. Por un momento, las personas se dieron cuenta del valor que poseen las familias y amigos... A medida que las reglas de restricción disminuían, las personas se volvían más cercanas y amables. Durante el mes de enero las cosas empezaron a normalizarse y a finales de ese mes Daniel no era el único que se sentía seguro de salir y asistir a la universidad.

Fue el primer día que Daniel pudo salir a las calles de una ciudad limpia y tranquila, junto a un cielo despejado, sin esos azotes calurosos y sintió cómo su cuerpo se erizaba.

Y mientras que para Hanna...el mundo se detuvo, entonces lo que sería de su futuro tomó un descanso. Esas metas y sueños quedaron congelados y lo único que podía hacer era observar al mundo por una caja de vidrio durante la cuarentena.

El último viernes de enero, todos los estudiantes fueron convocados a una reunión. Los docentes decidieron conmemorar al personal perdido, que correspondía a la mitad, y a los estudiantes que descansaban en paz tras caer en batalla.

En una esquina de esa sala, una jovencita de cabello negro se escondía del público, la misma que tiempo atrás se escondió en sus pensamientos. Había sido seleccionada como recitadora, pero ella sentía que no podría.

Hanna arrugaba las manos contra su pecho, a punto de sufrir un ataque de pánico. Nunca antes ocupó cargos así. Quería sentirse tranquila delante de todo el mundo, quería sentir fluir sus palabras y recuerdos. Quería decirle al mundo una vez más que no estaba solo, agradecer por estar aquí y despedir a los que ahora hacían tanta falta.

«Nosotros continuaremos viviendo por ustedes», pensó.

Sus ojos vagaron por todo el escenario y, cuando intentó parecer menos nerviosa, imaginó un lugar repleto por sus amigos. Sintió un cosquilleo que le anunció un llanto y soltó una bocanada de aire para obligar a sus lágrimas a volver.

Hanna sólo quería que el mundo volviera un paso atrás. La chica desconfiaba y su corazón la carcomía. En primer lugar, ¿por qué la eligieron a ella?

Mientras tanto, al fondo de la sala, un Daniel muy irritado escuchaba los discursos de motivación. A él le parecía muy absurdo asistir a un velorio universitario.

A él le parecía absurdo asistir a un velorio universitario, porque para él esa charla lo era. 

Hola, dime mi amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora