extra 1

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Rescatamos a todos los prisioneros estaban en condiciones lamentables.

Himelda estaba nerviosa, lloraba a la vez que reía, vimos a un hombre demacrado que se acercaba a ella.
Se abrazaron y se fundieron en un beso, él estaba vivo y nunca dejó de amarla.

Se marcharon juntos abrazados, con ganas de no que querer soltarse jamás, habían pasado demasiados años lejos el uno del otro.

Ahora lo único que querían era recuperar el tiempo perdido.

Él ni una sola vez le recriminó su abandono pero ella no dejaba de sentir culpa en lo más profundo de su corazón.

Llegaron a casa,  Himelda se paró frente a él y le lanzó un hechizo al instante ya no veía un hombre demacrado  frente a ella.

Sus ojos se empañaron y por primera vez en años se permitió llorar, Cristofer se acercó a ella y le dio un fuerte abrazo, sus brazos desprendían esa calidez que tanto añoraba.

A su mente llegaban recuerdos a oleadas, ella se centro solo en uno la primera vez que se conocieron...

Ella tenía apenas 20 años y él unos pocos más que ella, más tarde descubriría que eran bastantes mas.

Hacía poco que había llegado al pueblo, estaba cansada de la ciudad, esa vida no era para ella, en ese precioso pueblo rodeado de bosques estaban sus raíces. Aquí comenzaría una nueva vida.

Gracias a la herencia que su abuela le dejo, había podido montar un pequeño herbolario, era una tienda pequeña, la decoración era sencilla.

Pero servía para sus propósitos, podría ganar algo de dinero y practicar sus pociones.

Esa mañana estaba eufórica, por fin iba a abrir su tienda. El día había llegado..

Cruzó una calle sin mirar, iba absorta en sus pensamientos, una camioneta se dirigía hacia ella pero ella no se percató de su presencia.

Escucho pitidos y gritos miró hacia un lado y se quedó congelada, iba a morir fueron sus últimas palabras.

Cerró sus ojos esperando que todo fuera rápido.

Por un instante sintio que unos brazos la  atrapaban.

Un segundo, dos segundos, tres segundos todo seguía igual.
Con miedo abrío sus ojos. Estaba fuera de la calzada, segura de que no había muerto, unos ojos verdes la miraban con pasión.

Estaba tendida sobre él, definitivamente el, la había salvado, se separo de él como pudo, por dios estaba tan nerviosa,  que le pasaba sus manos sudaban y sus mejillas adquirían un tono carmín.

Este hombre había despertado cosas en ella...

Ella le agradecio, se aseguro de que estaba bien saco su libreta y le escribio su número de teléfono, doblo el papel y se lo entregó, no sin antes decirle que la llamara si se encontraba mal.

Él se acercó a y susurró a su oído Mía..

Se alejó de él, aunque sus pasos eran erráticos era como si su cuerpo se resistiera a marchar, volvio su mirada y el seguía allí parado observándola.

Sonrio y se fue para la tienda....

De ese día ya han pasado  veinte años, diez de los cuales los pasamos juntos

No tuvimos hijos, simplemente no se dio pero éramos inmensamente felices yo una bruja de ciudad y el un lobo solitario, bueno ya no!!  ya estaba conmigo.

Ahora su cuerpo estaba sano pero quedaba lo más difícil sanar su alma.

Se que lo conseguirá, tenía una nueva oportunidad de ser feliz, estaba la iba a aprovechar!! Se juro a si misma

Nada ni nadie nos volvería a separar.

Por fin estaba completa, lo tenía a él, tenia Anne y tenía una sobrina nieta
preciosa, quién sabe si nosotros algún día también podríamos disfrutar de un bebé, uno nuestro.

La vida te da y la vida te quita.

Ya me lo quito todo ahora es momento de recibir.

Quizás me animé a escribir la historia de  Himelda y Cristofer,que opináis estaríais interesados

El despertar de la Bestia ( Terminada )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora