Desde que se mudó con su tío las cosas se tornaron complicadas para el pequeño. El lugar donde vivía su tío eran departamentos, no muy estéticos a decir verdad. Su tío demandaba al pequeño mantener la casa limpia y responsabilidades que no le tocaban, con la excusa de que ese ere el precio por "cuidarlo" y darle techo. Iruka sabía que debía continuar yendo a la escuela, fue realmente difícil encontrar el momento exacto para comentarle a su tío, porque el papeleo lo debía llevar a cabo alguien que estuviera a su cuidado. El tío había accedido pero con la condición de que debía cumplir con las labores del hogar, al pequeño no le gustaba hacer el aseo pero el hecho de que se le haya permitido continuar en el colegio le valía.El tío de Iruka hizo lo que chiquillo le pidió, inscribirlo. Una vez hecho no quiso saber nada más al respecto.
Había una señora mayor que era del departamento vecino, quien era visitada por el pequeño, era como su amiga, según Iruka. Le platicó a ella que pudo lograr que su tío lo inscribiera a la primaria, la señora se mostraba enternecida por la emoción del pequeño, ambos se habían agarrado cariño y confianza, sobre todo el menor, pues cada que su tío le gritaba o era brusco con él salía huyendo hacia la casa de aquella dulce anciana, recibiendo consuelo y algo de amor, además de un poco de galletas.
Al saber ella de la noticia de Iruka, le regaló algo de ropa nueva, algo barata y simple pero con la intención de darle al pequeño algo que pudiera usar en el colegio porque ella bien sabía lo terco, tacaño y apático que era el tío del menor. También le apoyó con algo de material escolar y talvez no eran cosas caras y de buena calidad, pero para Iruka el detalle de recibir algo así le emocionaba más y esperaba el día para poder estrenar sus regalos.
Después de una larga y entretenida plática, Iruka tuvo que regresar a casa. El tiempo corria rápido cuando mejor se sentía el ambiente, porque cuando se trataba pasar tiempo en casa junto a su tío, se le hacía eterno y siempre se sentía con miedo. Al dirigirse camino a esta sintió como su estómago se retorcía y la felicidad que hace unos minutos compartía con aquella anciana se esfumó, no le gustaba vivir con su tío, era grosero, sin modales, indiferente y cualquier cosa a solicitarle, por más pequeña y sencilla que fuera, le daba miedo, tan sólo el hecho de tener que dirigirse hacia su tío le provocaba temor y sus manos sudaban. Había momentos en los que el adulto se pasaba casi todo el día fuera y eso, para Iruka, era un poco de paz, aún así debía apurarse con los deberes para que no llegase y se molestara, detestaba cuando lo regañaba porque los gritos del adulto terminaban por deprimirlo y llorar frente a su tío no era una opción, a consecuencia de esto no le iba muy bien.
Entró con sigilo, agudizó todos sus sentidos para saber si su tío estaba presente en casa, al menos dormido, y no escuchó o percibió movimiento alguno. Se alivió. Corrió rápido a su cuarto para poder encerrarse y no tener que hacer contacto con su pariente. Olvidó un poco lo que sucedió y comenzó a preparar su material, mañana era el día, su primer día en una escuela nueva. Si alguien pudiera describir en ese mismo instante al pequeño Iruka, diría que portaba una gran sonrisa y con un par de ojos brillosos.
...
El día había llegado. Se levantó tembloroso por el frío matutino pero no le impidió tomar un baño, no demoró mucho. Ahora escogía la ropa que usaría, y lo tenia. Un clásico overol de niño, con la combinante playerita de rayas algo coloridas y un par sencillos de tenis. Sólo faltaba cepillar su cabello, había crecido unos tres dedos más, cuando fallecieron sus padres solía traerlo hasta el mentón, pero ahora casi tocaba su hombro, y le gustaba así. Se miró al espejo parándose de puntillas para facilitarle el sujetar su cabello, se sentía orgulloso, encontraba parecido a su papá, le causó una sensación bonita, como un recuerdo grato y melancólico. A sus seis años estaba decidido a seguir con su vida, superar la muerte de sus padres y a la vez, nunca olvidarlos.
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Un Paso Por Cada Latido [KakaIru +18]
FanficLe dolía verlo en ese estado, tan vulnerable y roto. Con delicadeza, tomó su rostro entre las manos, asegurándose de que sus miradas se encontraran. Había una promesa que Kakashi necesitaba que Iruka escuchara, no solo con sus oídos, sino con cada f...