Un Paso Por Cada Latido [KakaIru +18]

𝟭𝟴

El trayecto hasta el departamento de Kakashi fue relativamente tranquilo. A pesar de la nube de pensamientos y emociones que envolvían a Iruka, el ambiente en el coche se mantuvo cómodo, casi como si el propio ruido del motor lo arrullara. Habían hecho una parada rápida en un restaurante pequeño y ya conocido para llevar algo de comida; querian continuar con su cita, aunque fuera un poco diferente. De alguna forma, sentir que las cosas podían continuar les daba una sensación de normalidad después del caos en el club.

A unos metros del local de comida había un mini super y al lado una sex shop. Iruka tenía una idea; en cuanto Kakashi abordó de nuevo el auto, el moreno le pidió que le diera unos minutos para pasar a comprar algo, cuando el mayor sugirió acompañarlo este dijo que no.

—Será rápido.

Quizás todo lo sucedido unas horas antes impactó en ambos jóvenes; Iruka había planeado tener, en un futuro cercano, la posibilidad de pasar una cita íntima con el peli plateado y en ella hacer que Kakashi experimentara y disfrutara de nuevas maneras para tener sexo, pero no sexo del qué se veía en el club, sino sexo de verdad donde ambos disfrutaran. Lamentablemente lo sucedido descolocaba esa idea, por lo que Iruka lo dejaría para un futuro próximo, pues en verdad sentía esa necesidad de tener específicamente esa cercanía únicamente con el mayor, pero que no era el momento.

Dentro del mini super compró algunas cosas que había dejado en casa; ropa interior y ligas para el cabello, articulo que no podía faltar. Saliendo de esta tienda observó que Kakashi estaba esperándolo, pero estaba recargado dándole la espalda, para su suerte. Sin que este se percatara y sin pensarlo mucho, Iruka, entró a la sex shop que estaba solo a unos pasos de la entrada del mini super. Estando allí se apresuró, tenía una idea de qué compraría, pero habían bastantes alternativas.

Optó por unas medias, condones y un discreto vibrador para estimular el punto G, juguete específicamente para hombre, este último lo escogió por impulso y las prisas, poco a poco Iruka iba imaginando la escena para usarlo, aunque le avergonzaba bastante, tal vez este lo usaría en un futuro más lejano, cuando fueran pareja oficial o en el cunpelaños de Kakashi o algo así.

Iruka logró salir de la tienda sin que Kakashi se percatara. Se dio cuenta de la presencia del menor cuando este estaba más cerca del auto, Kakashi preguntó si estaba todo en orden y este dijo que sí.

Cuando llegaron al edificio, Kakashi aparcó en su lugar reservado. Desde la ventana del auto se podía ver el elegante diseño del edificio, alto y moderno, con ventanales que daban un aire sofisticado, aunque para Kakashi solo era otro día volviendo a su refugio cotidiano. Al entrar al lobby, una mezcla de mármol gris y acero les dio la bienvenida. Kakashi saludó de manera casual al portero, quien ya estaba acostumbrado a ver la cara del empresario, pero quien, esta vez, no pudo evitar fijarse en el joven de cabello largo que lo acompañaba. Era común que Iruka desviara algunas miradas, era un joven atractivo y bonito, después de todo.

Subieron en silencio al ascensor, el suave sonido de este llenaba el aire mientras Kakashi miraba a Iruka de reojo. El joven estaba visiblemente más relajado, aunque su nerviosismo seguía presente. Era la primera vez que Iruka visitaba el hogar de Kakashi y no podía evitar sentir una mezcla de curiosidad e inquietud. Había notado el estilo de vida del empresario, pero verlo de cerca era completamente distinto.

Kakashi se acercó al contrarío y sujeto su mano, un poco de tacto lo ayudarían a sentir más confianza.

Al llegar al piso, Kakashi abrió la puerta del departamento, revelando un espacio amplio y cuidadosamente decorado. Las paredes en tonos grises, los muebles minimalistas y las grandes ventanas dejaban entrar la luz de la ciudad que iluminaba el interior con un tono suave y moderno. Todo en el lugar reflejaba el carácter reservado de Kakashi, sofisticado, pero sin pretensiones. Había una calma en el ambiente que contrastaba con el bullicio de la vida diaria.