La semana continuó con normalidad, bueno, en realidad no. Al contar lo sucedido a todos sus compañeros, Genma, se vio presionado a contarle al dueño del lugar. Tanto el pelicastaño como el resto de sus amigos temían que fuera echado del lugar. El dueño no era más que un hombre robusto, difícil y sin sentido del humor, pero nunca fue injusto o grosero, tampoco era un sujeto que ameritaba un diez como persona pues se encargaba de manejar un lugar donde se pagaba por nublar la vista con desnudos o shows lascivos, y otras cosas más, pero nunca violento.
El diálogo se volvió discusión, pero aquel hombre gordo que dirigía el lugar accedió, condicionó al pelicastaño. No era un lugar para tener a un pequeño, pero se comprometió a que cualquier falla podría costarle el techo, dinero y comida, además de no tener manera de cuidar de un niño. Pero Genma no quiso mostrarse dudoso, arriesgó todo a cambio de que el dueño dejara que el pequeño se quedara, ni loco dejaría que ese pequeño moreno arriesgue su vida en las calles. Advertido y condicionado a trabajar más, Genma se le concedió el permiso de tener a Iruka.
•••
Lo estaba pagando caro, pero no se arrepentía. Cada segundo que sufría por cumplir con su trabajo recordaba al pequeño Iruka. Era su pequeña grande razón para hacer el sacrificio de durar la mayor parte de la noche de un lado a otro, lidiando con buenos hombre y muchos otros malos. Al final de su trabajo, el volver a su cuarto y ver a un pequeño moreno feliz de verlo y esperándolo con la pijama del mayor en la cama, valían todas las horas de labor que debía hacer.
Cuando Genma se encontraba trabajando, Iruka aprovechaba las horas de ausencia del mayor para ayudarlo a limpiar. Era un pequeño muy acomedido y también al no tener nada que hacer durante esa lapso de tiempo era mejor mantenerse ocupado, y más porque aún sin decirlo, Iruka, cargaba con el temor de quedar solo de nuevo y vérselas por sí mismo, procuraba causar el menor alboroto y no ser un estorbo, el menor sabía que "por su culpa" Genma arriesgaba su trabajo y techo, todo por él. Pero no caía en cuenta que se volvió la mayor motivación del pelicastaño, su razón de hacer las cosas por un objetivo: cuidarlo y ver qué tan lejos puede llegar.
Iruka lo saludó, ya estaba en la cama a punto de quedar dormido, pero el traqueteo en el entrada de la habitación lo despertó. Recibió a Genma con alegría y sin hacer escándalo. Procuraba no dejar al pequeño sin supervisión, los compañeros más leales de Genma le ayudaban a voluntad revisar que Iruka se encontrara bien, le hacían compañía, hablaban con él y lo invitaban a almorzar, comer o cenar, depende de en qué horario se encontrara solo. Todos y cada uno de ellos terminaban enternecidos y encariñados con el moreno. No les era tedioso o estresante cuidar de un niño, específicamente de Iruka, porque lo veían como una cajita de sorpresas y espontaneidad, siempre tenía qué decir y era bastante tranquilo en su forma de actuar.
•••
Desde que Iruka llegó, Genma, ha estado atento a la aparición de aquel director escolar que atendía en cada periodo vacacional. Pero no se presentaba, era obvio porque el ciclo escolar apenas iniciaba. Genma se vio en la obligación de presentarse a la escuela que su cliente manejaba e inscribir a Iruka.
En ese único día de descanso, se levantó temprano. Se vistió casual, vistió al pequeño Iruka, desayuaron y salieron. Estando en la calle el peli castaño volteaba a ver al pequeño de vez en cuando, lo veía inquieto. Había razón de estarlo pues venía de la calle y pasó días difíciles y de escasez durante bastante tiempo, pero lo que Genma hacía era sujetar fuerte la manita del pequeño atezado y continuaron con su paso.
Les fue posible entrar a la escuela, era horario de clase así que se encontraba en silencio y el patio vacío. Los muros altos que rodeaban la escuela eran de color vino y crema, muy elegante, de estos caían enredaderas y en lo más alto florecían bugambilias de colores cálidos que, junto con la frondosidad de las hojas lo hacían llamativo pero natural. El centro del patio era amplio para las horas de deportes o recreos, los salones rodeaban el patio como normalmente se ve en la estructura de las escuelas. Había un acumulado de juegos para recreos en las esquinas además de otros salones un poco más apartados, suponiendo que eran los de taller y baños.
ESTÁS LEYENDO
Un Paso Por Cada Latido [KakaIru +18]
FanficLe dolía verlo en ese estado, tan vulnerable y roto. Con delicadeza, tomó su rostro entre las manos, asegurándose de que sus miradas se encontraran. Había una promesa que Kakashi necesitaba que Iruka escuchara, no solo con sus oídos, sino con cada f...