CAPÍTULO 26

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Andrey me hace cosquillas cuando me besa el abdomen, acariciando mis muslos por debajo de las sábanas. Asoma la cabeza, mostrando su despeinado cabello por estar jugando entre las cobijas. 

–¿De qué te ríes? – Inquiere, al ver mi sonrisa divertida.

Sostengo su rostro entre mis manos, acariciándole las mejillas con el pulgar. Y por primera vez en mi vida, me atrevería a decir que se ve adorable. Él nunca se ve tierno, siempre se ve rudo, serio, indiferente o molesto. Supongo que solo se muestra así estando a solas, y quizás sea la única vez que tengo la ventaja de verlo de está manera. 

Porque así es el profesor Kuznet, siempre está amargado, pero cuando nadie nos ve, es una caja llena de sorpresas. 

Lo tomo de la nuca, atrayéndolo a mí para besarlo. Pego mi espalda al respaldo de la cama cuando hace el beso más profundo, tomándome de las piernas y jalándome hacia él. 

Nos despertamos hace dos horas, pero no hemos bajado a desayunar porque no hemos parado de jugar, follar y besuquearnos. Ahora que lo pienso, esto está más empalagoso de lo normal. Hay muchos besos y risas, iugh. Soy alérgica al amor, aunque parece que últimamente lo he estado olvidando de sobremanera. 

Se separa de mí, cayendo rendido a mi lado. Pero no está lo suficientemente cansado, empieza a dejar cortos besos alrededor de mi hombro, haciéndome entrecerrar los ojos. Esto es relajante.

Miro hacia arriba, disfrutando del momento. Su casa y habitación tienen tantos adornos y decoraciones, que me he acostumbrado a los lujos, y ahora cuando llego a mi departamento, lo veo vacío. 

Sigo preguntándome de dónde saca tanto dinero, porque me queda claro que de su trabajo en la universidad no. Seguro es narco, o algo por el estilo.

Lo examino con discreción. Está recargado sobre mi hombro, mientras con un brazo me rodea la cintura. No se ve como un narco, ni como alguien que suele romper las reglas. 

Quizás es empresario, o doctor.

Se vería muy sexy en un uniforme de doctor. 

Bueno, no lo niego. 

–¿Qué tanto me ves, cría? 

Pero si tiene los ojos cerrados, ¿cómo lo supo?

–Profesor Kuznet, – Voy directo al grano – ¿usted ha hecho cosas ilegales?

–Si, acostarme con una alumna. 

Hago cara de aburrimiento, decepcionada. Pensé que diría que es narco. 

–Me refiero a cosas más... peligrosas. 

Ríe, simpático.

–¿A qué va la pregunta? 

–Solo quiero saber si vende... cosas.

Abre los ojos, divertido.

–¿Qué está pasando por tu loca cabecita, Aretha?

–Sabe, si es narco o algo así, pues yo no le diré a nadie. – Lo digo con tanta seriedad, que da miedo. 

Se queda unos segundos en silencio, antes de soltar una carcajada que resuena en toda la habitación. 

–Hablo enserio. – Me enfado.

–Dios cría, deberías de dejar de estudiar y convertirte en comediante. 

–¿Y entonces de dónde sacas tanto dinero? 

–¿Cómo qué de dónde?, de mi trabajo. 

–Es imposible sacar tanto dinero trabajando de maestro, y mas a una edad tan corta. 

Mi Ilegal Adicción +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora