Intro

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Introducción

La aparente calma en la Hacienda Las Dianas era particular, con tantos habitantes era siempre un alboroto, un problema tras otro...

Pero uno de los más importantes y además crucial se estaba llevando a cabo en el despacho del patrón.

Victoriano Santos se había quedado privado luego de la confesión de su persona de confianza y que además era el amor de su vida.

Vi: ¡Voy a matar a ese perro!! (Esquivando a Inés)

Su objetivos era llegar al armario donde guardaba su mejor rifle.

Ella corrió detrás de él, para impedir que siquiera viera el arma.

Lo tomó de un brazo y mágicamente ese contacto lo detuvo.

Inés: por favor no lo hagas... ¿ves por qué no quería contártelo??

Vic: ¡tenías que decírmelo! Creí que me dejaste por Loreto. Me he odiado todos estos años por no poder olvidarte...

Ahora era Victoriano quien la tomaba por los brazos.

Inés: te conozco perfectamente y sabía que al enterarte irías a matarlo...

Vic: ¡Es lo que se merece!

Inés: ¡pero tú no te mereces ir a la cárcel!

Vic: habría sido mejor ir preso que vivir creyendo que me habías engañado...

Inés: yo preferí tenerte lejos a que cometieras un asesinato... Como ves no nos pondremos de acuerdo...

Inés quiso soltarse para salir, pero Victoriano con su fuerza varonil la agarró del talle, y luego de mirarla a los ojos, le miró los labios...

Lentamente y conmocionados todavía, juntaron sus bocas...

Un beso que con nadie anhelaron jamás... Y no lo harían tampoco...

Fue tranquilo, suave y lánguido... Como el de la primera vez...

Pero cuando Victoriano abrió la boca y se empezaba a entusiasmar, Inés se despegó, un baño de moral le cayó encima.

Inés: No. No podemos hacer esto.

Vic: ¿por qué no? (Le sonrió y sus brazos lejos de soltarla, la atrajeron más a su cuerpo)

Inés: eres un hombre casado.

Ella volvió a insistir con un empujón y él la soltó.

Vic: Inés... En este momento eso es lo que menos me importa.

Ahora quien se quedó en shock fue Inés. Victoriano la siguió y ella sintió temor de lo que él iba a decirle...

Vic: ¿recuerdas cuando fuiste mía...?

Ella se puso tan pero tan nerviosa, la sola presencia y cercanía de él la hacían sentir hormigueo en todo el cuerpo.

FUISTE MIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora