Capítulo 3

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Capítulo 3

Traía la misma ropa con la que salió aquella mañana, pero eso no era prueba de nada.

Inés: Victoriano... ¿qué haces aquí...?

Vic: se me hizo tarde... Estuve platicando hasta hace un rato con el detective...

Inés: ¿recién llegas a la Hacienda??

Vic: sí... Le di la información que me diste y ya empezó la búsqueda...

Inés: eso me hace muy feliz...

Vic: también a mí...

Ella se apartó cuando Victoriano se fue acercando para acariciarle el rostro.

Inés: ¿no pasaste por tu recámara...?

Vic: vine directo a verte a ti... ¿por qué tantas preguntas...?

Inés: olvídalo... Entonces ya están buscando a mi hijo...

Él la tomó de las manos y terminaron de entrar a la habitación, Victoriano cerró la puerta.

Vic: no quisiera que nos hagamos falsas ilusiones... Será una búsqueda muy difícil...

Inés: lo estuve pensando... Y quizás deba volver con Loreto para que me diga la verdad.

Vic: ni se te ocurra.

Inés: sería todo más fácil...

Vic: Yo no voy a permitirlo. Antes tendrán que matarme.

Inés: no digas tonterías. Haría todo por mi hijo... Por mis hijos, creí que lo sabías.

Vic: lo sé, pero no pienso dejar ni que te acerques a ese infeliz.

Inés: Victoriano... Él sabe dónde está mi hijo, entiéndelo.

Vic: no y no. Vamos a hacerlo a mi manera, por favor...

Sonó desesperado, y le besó las manos.

Inés: ¿y si no conseguimos nada...?

Vic: lo encontraremos... Te prometo que sí, mi morenita...

Cuando se quedaban callados, el peligro se hacía más latente... La forma en que Victoriano la miraba... Y también en la que Inés lo miraba a él...

Si eso no era amor, estarían ciegos.

Victoriano fue acercándose a ella... Con dudosas intenciones de querer besarla...

Y mientras Inés lo veía llegar, se debatía entre aceptarlo o rechazarlo.

Pero rechazarlo significaría echarlo a los brazos de esa mujer... Y aunque era lo que debía hacer, no quería hacerlo...

Qué complicada situación...

Él rozó sus labios y poco a poco cubrió toda su boca... La abrazó y se dedicó a besarla... Explorándola, porque si bien recordaba el sabor de sus besos, necesitaba redescubrirla...

La intensidad de Victoriano fue tal que no le dio respiro...

Con la forma de abrazarla, la tenía sometida a su fuerza.

Le sostuvo la cabeza, hasta que decidió que quería tocarla más... Sus grandes manos descendieron por su espalda.

Su boca fue dejando besos regados por la línea de la mandíbula... Llegando a su cuello...

Con ojos cerrados, Inés se había olvidado de absolutamente todo... Entregada al placer que él le causaba con solo acariciarla...

No fue consciente que la tomó del talle y la guió a la cama...

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