Capítulo 4

1.9K 113 7
                                    


Capítulo 4

Por lo menos el inicio para dejar de sentirse culpable sí...

Inés: buenos días Alejandro...

Ale: señora Inés... ¿cómo le va...?

Inés: muy bien, gracias... Sigamos al jardín...

Ale: adelante... (Cediéndole el paso)

Pero Débora no pasaría por alto el desplante de que la ignoraran.

Deb: creí que el doctor tenía prohibida la entrada a la Hacienda...

Inés: yo le pedí que viniera. Con permiso...

Inés no era tonta y sabía que Débora no tardaría nada en contarle el chisme a Victoriano.

Pero ella se arreglaría con él.


-Jardín-

Inés: ¿la señora Débora se le estaba insinuando o fueron ideas mías...?

La cara del veterinario fue de sorpresa, los había visto.

Ale: lo que usted vio...

Inés: usted no hizo nada, lo sé... Como tampoco lo hizo en la laguna...

Ale: fue un malentendido...

Inés: ¿tuvo algo con ella...?

Ale: nada. Se lo juro.

Inés: ¿porque usted no quiso o por qué...?

Ale: yo no estoy interesado en ella, es una mujer casada y yo amo a Diana...

Y ella le creyó, sonaba muy sincero y no parecía el tipo de hombre que mintiera.

Inés: ¿de qué querías hablar conmigo...?

Ale: de Loreto... Don Victoriano está equivocado... Jamás he sido cómplice de mi padrino, es solo que le estoy agradecido... Bien o mal estoy vivo gracias a él...

Inés: quizás te moleste que quiera saber de tu vida, pero...

Ale: para nada... (Tomándole las manos inconscientemente) ¿qué desea saber...?

Inés: ¿cómo es que eres ahijado de Loreto...? Como ya sabes, estuve casada con él y nunca te conocí... Claro que tuvimos un matrimonio horrible y nada común...

Ale: mis padres me abandonaron cuando nací... Y Alícia, la hermana de Loreto me crió... Hasta que murió debido...

Pero Inés ya no le prestaba atención al relato de Alejandro...

Loreto jamás fue un buen samaritano, todo lo contrario, tenía maldad en las venas y no era capaz de ayudar a nadie.

Inés: ¿cuántos años tienes...? (Sin percatarse que lo interrumpía)

Al oír la edad del veterinario, la duda se afianzó en ella.

>>>>>>>>>>>

Victoriano llegó furioso a la Hacienda. Y buscó por supuesto que a Inés.

-Cocina-

Vic: ¿dónde está San Román??

Ni buenas tardes, ni hola, ni nada...

Candela y Jacinta salieron sin decir palabra.

Inés: ya se fue...

Vic: ¿por qué lo trajiste, Inés?? Sabes perfectamente que le prohibí la entrada. ¡No lo quiero cerca de Diana, ni de mi hacienda! ¡Tampoco de ti!

FUISTE MIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora