Capítulo 7

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Capítulo 7

¿Sería posible que justo ahora estuviera embarazada??

Porque hace una semana que no se acostaba con ella, pensó Victoriano.

Vic: ¿te hiciste alguna prueba...?

Deb: no... Esperaba a decírtelo...

Con lógica, debió ser lo contrario. Pero Débora no era muy inteligente que se dijera, o al menos eso creía Victoriano.

Vic: vamos a ir al médico para estar seguros.

Deb: mi ginecólogo está fuera del país... En un congreso, ya sabes...

Vic: buscaremos otro, YO buscaré otro...

Deb: tú tienes mucho trabajo, deja que lo haga yo...

Vic: no, no te preocupes. Puedo hacerme cargo.

Deb: ¿no estás feliz...? El hijo que tanto has deseado tener...

Vic: claro que estoy feliz... Pero eso no cambia nada entre nosotros.

Deb: Si yo me voy, me llevó a mi hijo, Victoriano...

Victoriano la miró detenidamente, como si la estuviera analizando.

Vic: ¿piensas alejarme de mi hijo...?

Deb: sí.

Vic: ¿y dices amarme...?

Deb: por supuesto que te amo... Por eso no quiero separarme de ti... (En un intento por conmoverlo)

Vic: no sería el primer niño que crece con padres separados... Pero no nos adelantemos a los acontecimientos... Buscaré el médico hoy mismo y pido la cita, te hablaré para avisarte. Y una cosa más...

Deb: ¿hay más, patrón...? (Con claro sarcasmo)

Vic: desde hoy quiero que ocupes otra habitación... La que elijas...

Deb: ¿me estás echando de nuestra recámara??

¿Pretendería ella que fuera él quien dejara la Habitación Principal??

Vic: yo no voy a irme de la Hacienda, tampoco voy a echarte... Puedes seguir aquí hasta que el divorcio sea un hecho.

Deb: ¡qué generoso!

Vic: terminemos esto de la mejor manera, Débora... De eso dependerá tu pensión...

Débora guardó silencio por unos segundos, como planeando la forma de reaccionar, y claro que Victoriano lo notó.

Deb: ¡el dinero no me interesa! Me importas tú, Victoriano...

Vic: no me gustan los dramas.

Y con 3 hijas había tenido muchos a lo largo de su vida.

>>>>>>

A la primera persona que deseaba ver Victoriano era a Inés, y a ella le sucedía igual.

Golpeó a la habitación de ella, quien abrió rápidamente, al sospechar que era él.

Vic: buenos días... (Posó ambas manos en las caderas de ella y la besó)

Así fue como entraron, Inés alcanzó a cerrar la puerta.

Inés: buenos días...

Vic: ¿cómo dormiste...?

Inés: bien...

Vic: ¿te sientes mejor...? De lo de ayer... ¿...?

Inés: sí... Tú... ¿cómo dormiste...?

FUISTE MIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora