FUISTE MIA

Capítulo FINAL

CAPITULO FINAL

^^ LAS DIANAS ^^

Todos en la hacienda iban de aquí para allá. Atareados con la boda del patrón y de la patrona, porque de cierto modo Inés fue eso en los años que llevaba viviendo ahí, solo que ahora el título era oficial.

Diana, Casandra y Constanza ayudaron a Inés a vestirse, incluyendo a las hijas de Alejandro, que en 2 semanas ya eran parte de la familia.

Eso antes que los invitados empezaran a llegar.

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Desde la casa grande, Alejandro fue a caballo junto a Victoriano, un increíble semental regalo de su padre... El primero, pero no el último que recibiría de él...

Ale: ¿estás nervioso...?

Vic: la verdad es que sí...

Ale: dudo que mi mamá quiera huir de ti... Tantos años esperando el día en que unieran sus vidas...

Vic: las unimos en el momento que te procreamos... Ahora lo haremos frente a los hombres... A nuestros hijos y nuestras nietas...

Ale: gracias por recibirnos tan bien...

Vic: es lo mínimo que pudimos hacer...

Ale: mira... Ya los invitados están llegando...

Vic: Casi es hora... ¿vas a buscar a tu mamá...?

Ale: ella llega sola... Emiliano y yo la esperaremos afuera de la capilla...

Vic: bien...

Ale: tú la esperas dentro de la capilla... En el altar...

Vic: Sí...

La situación fue un tanto cómica, pero los sentimientos a flor de piel dominaron...

Ale: crecí creyendo que no tenía padres y ahora no solo los encontré, sino que veré casarlos...

Vic: ay mijo... Nosotros somos más felices de lo que crees por haberte encontrado...

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Inés llegó en una carroza tirada por caballos. Sus 2 hijos la recibieron y la guiaron hacia el altar.

En donde la esperaba el hombre de su vida...

Alejandro le dio un último beso a su mamá y también a su papá, Emiliano imitó a su hermano mayor.

Victoriano tomó la mano de Inés, y ambos se dieron cuenta de lo nerviosos que estaban.

Vic: tienes las manos frías... (Cuando la besó muy cerca del oído)

Inés: tú también...

Vic: debemos relajarnos... Y disfrutar...

"¿Listos?", fue la pregunta del sacerdote.

Vic: Sí padre... Puede empezar... (Ayudando a que Inés se sentara)

Inés: gracias...

Entonces el padre dio inicio al ritual...

Vic: estás preciosa vestida de blanco... (En un susurro) Siempre te imaginé así...

Inés: no es cierto...

Vic: Sí... No me contradigas... Al menos no en nuestra boda...

Inés quiso reír, pero logró contenerse.

Desde las primeras filas, sus hijos eran testigos no sólo del amor, sino también de la complicidad que existía entre ellos... Algo que siempre había existido si lo pensaban mejor.