Hordak

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No es mi culpa. 

No está mal que corresponda el cariño de alguien. Aunque ése alguien sea completamente desagradable para mí.

No lo entenderías, Adora.

Tú siempre fuiste amada, por tus padres adoptivos, tu hermana y tus amigos.

En cambio, yo siempre me tuve a mí. Esforzándome por sobrevivir. 

Sola.

Tuve un "padre" adoptivo, Hordak, el director de ésta escuela. Pero incluso, él...

Teníamos 15 años, volvíamos juntas de la escuela, se quedaba a cenar cada  vez más seguido.

Entrapta tenía facultades impresionantes para la matemática, la física y la química.

Él tenía en casa un laboratorio en el que jugaba con ella por horas, prácticamente todo el día.

La meta de Hordak siempre fue ser un químico real, pero fracasó en algún punto y tuvo que conformarse siendo profesor de química y director de una escuela de bajos recursos.

Entrapta era muy hermosa y de cuerpo grácil, su voz y risa eran estrepitosas. No tenía amigos porque no quería, lo único que le importaba era la ciencia y mi papá...

No sé lo sucedió entre ellos, aunque lo más obvio siempre es lo más acertado.

Entrapta dejó la escuela de un día para el otro y mi padre también.

Ojalá pudiera hundirme en la autocompasión como él hace y olvidarme del mundo, pero yo sí quiero vivir. Lo dejé solo en su casa.

Cuando me vio irme sólo gruñó y dijo con su voz áspera: "no quiero volver a ver tu patético rostro aquí JAMÁS."

Desde entonces volví a estar sola. Al menos ahora tenía un claro ejemplo de lo que NO quería ser en la vida. Una cobarde como él.

Por mucho tiempo pensé que me pasaría lo mismo que a Entrapta. Un hombre me escogería y yo tendría que hacer a un lado mi vida para estar con él. Aunque no quisiese.

— ¿En qué piensas? — preguntó Scorpia preocupada. Sin notarlo había llegado nuevamente a casa. Había evadido la compañía de ella ensimismada en mis pensamientos.

— Eh... Nada.

Obsesión (Catradora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora