Obsesión (Catradora)

Adora

  El inicio de clases en la preparatoria fue, cuando menos un bodrio. Hubo una ceremonia aburrida, en la que un viejo aburrido habló de qué tan aburridas son las clases. Al final de un discurso olvidable, el couch de football americano subió al escenario a recordarle a todo orangután salvaje dentro de la prepa que podía ser parte del equipo.

Qué desagradable deporte. Un montón de imbéciles musculosos matándose por una pelota. Nunca me interesaron mucho los deportes, ni me interesan las personas que se dedican a ello. Aburrida, miré al rededor buscando en qué centrar mi mente.

– ... Y para no extendernos más... – dijo el couch. Por fin respetan el tiempo de los demás. – ... unas palabras del capitán del equipo del año pasado.

Genial, un chico super crecido, peludo y hediondo nos va a decir lo mucho que le gusta el deporte y qué tan superior es a nosotros por eso.

Se pone de pie de entre la multitud una chica rubia, alta, de ojos azules, caminando con energía, orgullosa con una cola de caballo que se contoneaba con ella, piel blanca, como la leche. Cuando pasó frente a mí noté, a demás de su perfume fresco y juvenil, que todo el auditorio estaba en silencio, siguiéndola con la mirada, seguro pensando lo mismo que yo.

– Es un placer tenerlos aquí en un nuevo año... – en seguida su voz de ángel fue interrumpida por vitoreos, aullidos animales. Parece que la gente responde a ella, impresionante. – No voy a hablar de más. Solamente decirles que voy a acompañar el equipo éste año también y que daré apoyo personal... a aquel que lo necesite.

Terminó su discurso y antes de bajar del escenario me guiñó el ojo. Entre todas las personas que habían en ése horrendo lugar, me miró a mí. Un escalofríos recorrió todo mi cuerpo, la sangre se agolpó en mi cara, desvié la mirada apenada y como pude le respondí con una sonrisa apenada.

Ella me respondió con una mirada cómplice, a lo que una chica al lado mío reaccionó gritando.

– ¡Tú puedes, Adora! - de entre el aplauso de los demás.

– Adora. – susurré para mí, saboreando su nombre en mis labios.