Capítulo 8

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Advirtiendo desde ahorita que se va a empezar con una escena fuerte de tortura👄⚒️❌❗

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"No me digas que eres inocente, porqué es un insulto a mi inteligencia y eso no me divierte". -Al Pacino.
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ANDREY.
Jamás perdono. Nunca he sabido cómo hacerlo y tampoco es que importe mucho en el mundo en que me muevo, pero como me enfurecen los bastardos que se atreven a traicionarme. Comencé a sospechar de varios cuando dos de mis camiones fueron interceptados por la interpol.

Me sorprendían las mierdas que sacan bolas de dónde no las tienen para ir en contra de mis órdenes, como el cabron que Dimitri acababa de arrastrar al calabozo para atarlo a una silla. El calabozo era oscuro y húmedo, podías escuchar las ratas correr entre las paredes.

"Un perfecto lugar para un traidor como este".

-¡Lo juro! ¡yo no he roto ninguna de tus reglas! -gritó y mi puño calló sus chillidos de perra.

-Mis espías llevan días siguiéndote Alexis. -me moví hacía la amplia mesa donde reposaban varios cuchillos, martillos... utensilios de tortura que resultarían muy divertidos -Monitoreaban tus escapadas. Al principio no creí que pudieras y vaya que fue una sorpresa cuando te encontraron con una puta de la interpol.

-¡No lo sabía!

-¿No lo sabías? -repliqué burlón -¿Qué era lo que no sabías? ¡Por un par de mamadas vendías los puntos de mis entregas a la policía, pedazo de escoria!

Agarre el primer cuchillo y lo enterré en su pierna haciéndolo gritar.

-Lo peor es que pensarás que yo era tan estúpido que tú y esa perra podrían joderme. Sabes lo que le hacemos a los traidores, lo sabes y aun así lo hiciste.

La respiración del traidor se había acelerado y parecía a punto de mearse encima. Eso era lo que quería, ¡miedo! Que sintiera el terror y expectación por lo que le haría. Dos de mis voyeviki preparaban la agujas, mientras otro traía la orinaba y las heces. Me incliné sobre él quedando a la altura de su rostro para que viera mis ojos llenos de ira.

-Todos sabrán cuando encuentren tu cuerpo que eras un traidor. De la Bratva nadie se burla Alexis -lo agarré del cuero cabello echando su cabeza hacia atrás y él gritaba suplicando que parara.

Los hombres empezaron hacerle el tatuaje mientras yo lo miraba, el infeliz se retorcía de dolor. No me producía ni una pizca de remordimiento, ya estaba tan acostumbrado a esto. El tatuaje para un traidor era doloroso, la orina y las heces que se usaban lo hacían perfecto para que fuera más humillante y se pudriera en la piel.

-Calienten las pinzas -ordené cuando el tatuaje estaba a punto de estar listo y fue Dimitri quien regresó al calabozo sosteniendo las pinzas al rojo vivo.
Sonreí de forma sádica y miré al traidor.

-Ahora vas a abrir la boca para mí como lo hiciste para esa perra de la interpol. -los labios se Alexis se apretaron no queriendo abrirlos -¿Ah no? ¡Oblíguenlo!

No! ¡AAHHH! -los voyeviki abrieron su boca. Sostuve las pinzas ardientes, agarré su lengua y Alexis gritó aún más cuando arranque su lengua sin una pizca de cuidado, sus gritos de dolor rebotaban en las paredes y se ahogaba con su propia sangre.

-Mátalo y saca a esta escoria de mi propiedad -le ordené a Dimitri y salí del calabozo.

El calabozo se encontraba a solo unos metros de la mansión, insonorizado por completo. Cuando entre a la casa me detuve en seco al ver a mi madre en el comienzo de las escaleras, ella miraba la sangre de ese maldito que había salpicado en mi camisa.

©Tu Infierno es mi Paraíso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora