©Tu Infierno es mi Paraíso.

Capítulo 4

Febrero del 2007
El calabozo era oscuro con paredes duras y un espacio reducido. Tenía tanto frío, su única compañía eran las sucias ratas que más de una vez había sentido caminar por encima de sus pierna en la oscuridad. Cuando las puertas se abrieron, Andrey (quien solo tenía trece años) vio la luz por primera vez en varios días.

-Espero que hayas aprendido tu lección. -el hombre lo agarró de la barbilla obligándolo a mirarle a los ojos, aquellos que eran tan azules y parecidos a los suyos -Jamás en tu vida vuelvas a levantarme la voz ni a desobedecer mis órdenes, mucho menos por la perra de tu madre. ¡¿Lo entendiste Andrey?!

-Sí, padre -respondió entre dientes -Nunca más.

El niño forzó a su boca a decir esas palabras porque ya estaba harto de estar encerrado en esas cuatro paredes pero él nunca iba a obedecerlo ciegamente. No dejaría de pelear contra ese hombre, no cuando veía como lastimaba a su madre.

Nunca iba a doblegarse contra Sergei Ivankov, "¡primero muerto!". Su padre lo miró entrecerrando sus ojos.

-Tu madre a hecho un marica. Vas a endurecerte Andrey, sabrás lo que conlleva convertirse en el Bahkan de la Bratva Ivankov! -el hombre rubio sonrió -Mañana conocerás lo que es el infierno.

Si padre era cruel y retorcido. Si él prometía que conocería el infierno entonces debía temer y esperar lo peor.

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ANDREY IVANKOV
Los tatuajes tapaban alguna cicatrices que su padre le había provocado, aún recordaba los encierros y lo sitios desagradable en los que infligían los castigos. El escape de la mujer japonesa aún me tenía de malhumor, tenía a Dimitri tras su pista y me seguía preguntando: ¿por qué no me mató? Tuvo la oportunidad perfecta, solo tuvo que cortarme cuello pero lugar de eso solo se fue sin hacerme nada. Eso me tenía intrigado, ¿cuál es tu plan japonesa?

Gregori Jakov me mostraba la contabilidad de los últimos encargos y transporte de la mercancía a todos mis territorios.

-Andrey sin la trata de personas los ingresos bajan. -seguía Gregori y lo miró severo.

-Ya hemos hablado de eso.

-Quiero que escuches lo que es mejor para la organización. Tu padre fue... -lo interrumpí.

-Tú mismo lo dijiste, "fue". Él ya murió y ahora yo soy quien está al mando, vete... -sentencié con una expresión dura y Gregori salió furioso del estudio. "Debería matarlo y buscar otro que no hable tanto" -reflexioné perdiéndome en mis pensamientos.

-¿Hijo ya no estás muy ocupado? -alcé la mirada y le sonreí a mi madre.

-Ya terminé por hoy mamá, ¿qué sucede?

-¿Aun le duele la nariz a mi chiquito? -preguntó burlona.

-Madre ya basta de las burlas -ella rió y se sentó en la silla que antes ocupaba Gregori.

-No todos los días se escucha como una mujer logró vencerte.

-Te recuerdo que esa desgraciada se infiltró en la casa con la intención de matarme.

-Y me intriga aún más saber por qué no lo hizo. -Andrey miró con detenimiento a su madre.

Dominika Petrova es una mujer fuerte, trató siempre de ser una buena madre, protegerme, pero sin importar cuánto se enfrentara a Sergei el resultado siempre era el mismo. Sabía cuánto sufría ella cuando yo era víctima de las duras lecciones de mi padre.

-Tal vez es una sicópata que busca cazarme y hacerlo todo más lento. -su madre está vez frunció el ceño.

-¡Entonces deberías volver a entrenar! Si pudo contigo no una, sino dos veces, ya es de preocupar Andrey.