Introducción 🌹

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«Soy intolerante, tierna, solitaria, insoportable, pesimista, cariñosa. Algo así como un monstruo del que no sabes si huir o abrazarlo»
-Elena Poe.
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CIUDAD DE NEW YORK. 2021. Distrito Brooklyn.

Akiko condujo su moto hasta el apartado almacén que se hallaba casi a las afueras de la ciudad, cada hombre que ahí se encontraba estaba armado, eso no la intimidó. Estacionó su moto y ellos se hicieron a un lado para dejarla pasar. La mitad de los kumi-in vigilaban sin soltar sus armas mientras que los otros se hallaban descargando la mercancía de los camiones que recién habían llegado.

Caminó hacia la oficina del Kumi-chô. Entró sin anunciarse y vio a su hermano sentado frente al escritorio que antes perteneció a su padre, no usaba camisa y sus coloridos tatuajes que se extendían por toda su espalda hasta sus brazos estaban a la vista. Su hermano mayor Kai hace poco había ascendido como el nuevo líder de los Yakuza después de que asesinaran a Raita Naruse, su padre, en un enfrentamiento con una banda rival.

Akiko se sentó en la silla frente al escritorio.

-¿Para qué me mandaste a llamar? Dudo que fuera para hablar de hermano a hermana con un dulce té-se burló ella recostándose en su silla, cruzando sus piernas y brazos.

-Tengo un encargo para ti, mi querida Kiko-Kiko hizo una mueca. Le irritaba cuando Kai usaba ese asqueroso tono meloso y falso con ella.

-¿Quién es el infeliz que debo añadir a mi lista? -preguntó con una ceja levantada, él le entregó una carpeta y leyó el nombre de su víctima -¡Esto debe ser una broma!

-Tengo cara de estar bromeando -había crueldad y severidad en la expresión de su hermano.

Kai Naruse no se caracterizaba por ser paciente. En la yakuza de hoy en día, el dinero vale más que la sangre y eso Kai parecía no entenderlo sobre todo cuando Akiko releyó para asegurarse que no estuviera viendo mal.

-¡Quieres eliminar al líder de la maldita Bratva!

"¡NO SEAS IMBÉCIL!"-quiso gritarle Akiko. Atacar a la Bratva no era una movida inteligente, pero éste cabron qué va a saber de ser inteligente o precavido.

-Son los más poderosos en esta maldita ciudad y tú quieres eliminar a su líder.

-¡Se atrevió a meterse en mi territorio, Ivankov me lo quitó todo! El Bronx era nuestra sede con los ingresos más altos por toda la prostitución infantil que ahí se vendía, perdí mucho dinero y mercancía con el ataque de ese ruso y ahora quiero que tú; mi querida Kiko me traigas su cabeza y recuperes el honor de esta familia.

"Eres un marica" -pensó para sus adentros.

Kai era un hombre que no estaba hecho para el poder, pero los Yakuza se ceñían a un sistema patriarcal y machista. Las mujeres solo podían ser amas de casa o consejeras, muy pocas por no decir ninguna contaban con la oportunidad de llegar a mi estatus de sicaria, y aun así mi deber era obedecerle ciegamente a Kai solo porque era: el "Kumi-chô", el líder y el mayor de los dos con sus veintisiete años.

-¿Lo harás hermanita?
«Replicar de nada serviría. Este imbécil ignorará como siempre todo lo que yo le diga» -dijo para sus adentros.

-Por supuesto. -respondí con una falsa sonrisa, levantándome de la silla y saliendo de la oficina.

Vi a los hombres terminando de vaciar el último camión. Nuestra red contaba con mil miembros que se extendían en el mercado negro con la venta de armas, extorción y proporcionarles a los millonarios servicios con acompañantes, todo con el propósito de obtener secretos que pudieran ayudarnos a expandirnos más por todo New York; pero dudaba que bajo el mando de Kai pudiéramos lograrlo. Ya había perdido el Bronx a manos de los rusos y no llevaba ni dos meses al poder.

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Después de irme de almacén me fui directo a un bar, hoy más que nunca necesitaba emborracharme. Entré en el establecimiento de dudosa reputación y vi en la barra bailando a cierta japonesa con un corto vestido rojo, ella parecía muy divertida entreteniendo a todos hombres del lugar. Me acerqué a la barra abriéndome paso entre los tipos amontonados.

-¡Ya bájate de ahí zorra asquerosa! -grité.

-¡Ey! -volteó su rostro, furiosa y cuando me miró su sonrisa se agrandó. -¿Por qué no subes y me bajas tú, perra?

Me retó con suficiencia, y esa señoras era mi fiel amiga Sakura Azuma. Después de un corto duelo de miradas ambas nos reímos.

-Anda, baja ya de ahí -le pedí amablemente.

-¡Le quitas la diversión a todo Kiko, ya me bajo! -Los hombres bufaron decepcionados cuando la hermosa japonesa de piernas largas y pies pequeños bajó de la barra.

-Tuvo que venir esta perra arruinarnos la diversión -gruñó uno a mi lado y de inmediato le plantee cara. No era un tipo muy alto pero si corpulento.

-Me alegra que te quedaras con las ganas cerdo asqueroso. -dije con un tono amenazante.

-¡Ya deja el drama Akiko! -Sakura me jaló del brazo y me llevó hacía una mesa desocupada para evitar que iniciara una confrontación violenta -No pensé que te vería aquí esta noche.

-Kai.

-Huy, ya me puedo imaginar lo que viene ¿te toca ir otra vez a la guerra? -preguntó divertida.

-Kai siente que ha perdido su honor por lo que manda a su hermana menor a recuperarlo, encargándome matar al líder de la puta Bratva.

-¡La Bratva! Tu hermano siempre me sorprende, cuando pienso que ya ha hecho lo más desquiciado que se le puede ocurrir va y sale con algo peor. -enfatizó mi amiga frunciendo su ceño. -¡Es un imbécil!

-Eso no es novedad.

-Y tú siempre haces su trabajo sucio.

-Un pequeño sacrificio por tener mis libertades.

-Por tus "libertades" matas y extorsionas infelices, definitivamente eres una perra sádica Akiko. -sonreí.

-Nunca he dicho que no lo fuera, se reconocer mis defectos.

Sakura es mi mejor amiga, bueno, la única en realidad. Nos conocemos desde que éramos unas niñas entrando en la adolescencia a los catorce años; su padre el señor Azuma fue un kumi-in de nuestra organización y cuando murió tanto Sakura y su madre se vieron muy mal de dinero. Raita Naruse siempre fue un infeliz y no ofreció su ayuda por bondad a la hija de un caído. Sakura tuvo que prostituirse y ser la espía de mi padre solo para no morir de hambre, ni siquiera pudo conseguir un trabajo porque siempre terminaban rechazándola por las amenazas de su padre.

Me dio tanta rabia lo que ese hombre había hecho con mi mejor amiga, hice lo que pude para protegerla de hombres violentos pero en la mayoría de las situaciones mi padre me retuvo y ato para que no pudiera ayudarla. Ahora él estaba muerto y mi amiga lejos de la vida como prostituta solo que ahora le encantaba bailar como una loca en los bares.

-Está noche vamos a emborracharte ya que unos días te tocará ir de casería. ¡Rubia tráenos lo más fuerte que tengas! -gritó Sakura y no tardaron en traernos la botella junto con dos vasitos. Mi amiga como toda experta bebedora sirvió el alcohol. -Este trago va por ti, Akiko Naruse para que por favor regreses con vida de esta misión suicida.

-Todas mis misiones son suicidas.

-Cierto, olvidaba que tu vida nunca es aburrida perra ¡salud! -ambas tomamos y sentí el ardor del trago quemando mi garganta haciéndome sentir contenta.

*Kumi-in: soldados rasos que se encargan de las tareas como coacción, extorsión, amenaza, etc.*

Kumi-chô: es considerado el líder, la cabeza principal de la ikka (familia jerárquica) en las organizaciones Yakuza.

©Tu Infierno es mi Paraíso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora